Foto: Gabriel Lezcano y María Osorio dicen que su matrimonio se rompió después de que María fuese diagnosticada con el VIH.
María Osorio presentó la semana pasada el aviso de demanda por mala praxis médica en la Corte Suprema de Manhattan.
Un hospital de la ciudad de Nueva Jersey casi destruyó la vida de esta mujer y su matrimonio. Después de recibir un diagnóstico terminal equivocado de VIH, hepatitis y herpes, como figura en su demanda.
María Osorio, tiene 54 años y vive en Passaic (Nueva Jersey).
María dice que vio por televisión un anuncio del Hospital de Harlem en el Día de San Valentín del pasado febrero. La promoción ofrecía una mamografía por 15 dólares. María, decidió aprovechar el lanzamiento que ofrecía ese hospital. Cuando la enfermera le ofreció también un hisopo de la mejilla y una prueba de SIDA instantánea, sin coste alguno, aceptó. Fue entonces que le dijeron que tenía el VIH.
"Fue horrible. Quise tirarme a las vías del metro"
Cuando María volvió a casa se enfureció con su marido; hace 37 años que viven juntos.
María recuerda: "Comencé a gritarle violentamente. Lo empujé y el me tiró del pelo. ¿Con quién has estado?" Le pregunté. Él seguía negando que hubiera estado con alguien, pero yo seguía levantando la voz y empujándolo. "Tú debes haber estado con alguien. Tendrías demasiadas cervezas encima y por eso ahora no te acuerdas..."
Gabriel Lezcano, marido de María trataba de responder a las acusaciones de su enfurecida esposa.
"No he estado con nadie. Yo soy un hombre muy escrupuloso. Soy un hombre bueno. Voy a trabajar y vuelvo a casa”.
Gabriel Lezcano, tiene 60 años y trabaja como portero en Nueva Jersey, declaró al diario.
"Casi me mata"
"Ella es mi única mujer", dijo,"Me sentí como si alguien estuviera tratando de engañarnos”
María angustiada con su diagnostico, estaba convencida de que su marido le estaba mintiendo.
¿Si no, de que otra forma podía haber contraído una enfermedad de transmisión sexual?
Días más tarde, el hospital volvió a llamarla para decirle que la enfermedad estaba muy avanzada, según la pruebas médicas.
"Me querían morir", dijo. "Empecé a desconfiar de mi marido a odiarlo. Yo no podía creer que había estado con otras mujeres y que había mentido."
María decidió suicidarse.
"Me quedé pensando en cómo podía matarme. Ideé un plan para terminar con mi vida", dijo. " "Me decidí a hacerlo en la playa en verano, tirarme al océano y hacer que pareciera un accidente".
Dejó de dormir. Se despertaba constantemente y no podía trabajar.
"No quería salir de la cama", dice.
Su marido dejó también de dormir. Ambos se convirtieron en adictos a las pastillas para dormir y comenzaron a dormir en camas separadas, solos y divididos entre su miseria y su desconfianza.
Sus dos hijos mayores, que todavía viven en Colombia, estaban histéricos.
Lloraban, insistiendo en que era un error.
Cuando María Osorio, en el centro de salud que fue atendida, hizo la observación de que no tenía síntomas de ninguna enfermedad , una de las enfermeras le respondió, "Esta es una enfermedad silenciosa" y añadió "Me han dicho que esta máquina no se equivoca nunca".
Tres semanas después, el hospital llamó a María para decirle que estaba perfectamente sana.
Sin embargo, nadie le pidió disculpas o admitió un error, María, dice que la única disculpa que ha recibido es la de la secretaria que la llamó para decirle que su pruebas estaban bien , ella le dijo que sentía el dolor ocasionado.
Cuando fue al hospital para hablar con la enfermera que le había realizado la prueba del SIDA, inicialmente esta, la abrazó y le dijo que "la mano de Dios había venido a bendecirla, porque las máquina nunca se equivocan".
Ella se sorprendió por el cambio de resultados y se sintió afortunada.
"Yo estaba en un sueño. Me decía: 'Gracias a Dios, gracias a Dios", y abracé a mi marido y rezamos a los santos en el altar de nuestra mesa de la cocina ".
Pero el daño a este matrimonio ya estaba hecho.
“Cuando conocí a Gabriel yo tenía 17 años. Siempre estuvimos muy unidos como pareja", dijo María. "Nosotros trabajamos y volvemos a casa, esa es nuestra vida."
Todavía duermen en camas separadas, y aún dependen de las píldoras para dormir.
“Esto ha hecho mucho daño a nuestro matrimonio. Tenemos miedo de tener cualquier contacto sexual. Estamos aún muy nerviosos", dice María Osorio mientras su marido asiente con la cabeza dando a entender que es consciente de ello”.
"Nos hemos hundido emocionalmente”, dicen.
Entonces, han decidido presentar una demanda de mala praxis médica para que nadie tenga que pasar por esta situación.
"No puedo creer que existan este tipo de errores", dice su marido Gabriel. "No queremos que nadie pase por lo que hemos pasado."
Los funcionarios de la ciudad han dicho que no haran comentarios sobre pleito pendiente.
Fuente: New York post.com
http://www.nypost.com/p/news/local/hiv_bungle_nightmare_octTwbbLrPMde82e5VcNwO
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