martes, 24 de junio de 2008

EL PRESIDENTE DE SURAFRICA ES DISIDENTE

Joan Shenton. Se dice que Vd., el año pasado, declaró en el parlamento que le preocupaba el hecho de que se estuviese dando AZT a las mujeres embarazadas. ¿Por qué le preocupaba?.

Thabo Mbeki. Bueno, porque se han planteado muchas preguntas sobre la toxicidad de este fármaco; las dudas eran muy serias. Como gobierno, tenemos la responsabilidad de resolver los problemas relacionados con la salud pública y, por lo tanto, podemos tomar decisiones, debemos tomar decisiones, que tendrán un impacto directo sobre los seres humanos. Y, a mi parecer, al existir dudas y surgir preguntas en torno a la toxicidad y la eficacia del AZT y otros fármacos, se hacía necesario estudiar estos temas de nuevo, porque la conciencia de uno no estaría tranquila si, a pesar de haber sido advertido del posible peligro, ha seguido adelante y ha dicho, a pesar de los riesgos, vamos a distribuir estos fármacos.

Joan Shenton. Algunos médicos del SIDA afirman que las pruebas son abrumadoras, que el VIH es la causa del SIDA y que el AZT resulta beneficioso. ¿Qué diría Vd. al respecto?

Thabo Mbeki. Yo diría que por qué no reunimos todos los puntos de vista diferentes sobre esos temas en un mismo lugar. Dejemos que se sienten en torno a una mesa, que discutan sobre todo esto, que presenten todas las pruebas existentes, y veamos que sale de ese debate; ésa es la razón de ser del grupo de expertos del que hablábamos antes. Podrían estar en lo cierto. Pero yo creo que si están en lo cierto y están convencidos de que tienen la razón de su parte, sería muy bueno para ellos que demostrasen a los otros, los que están equivocados, que están equivocados.

Joan Shenton. La gente dice que a Vd. no le gusta la idea de dar AZT a las embarazadas (por supuesto, estoy yendo al terreno de lo personal), porque es demasiado caro y, en cierto modo, a Vd. se le ve como a un tacaño. ¿Qué responde a eso?

Thabo Mbeki. Pues que es lógico que lo considere así alguien que opina que se debe administrar ese fármaco para detener la transmisión de la enfermedad, como se dice en este caso: la transmisión de madre a hijo. (El AZT) es tremendamente costoso, y eso es algo que debemos tener en cuenta. Pero también digo que, en este contexto, tenemos que responder a determinadas preguntas sobre el efecto tóxico de este fármaco. Si estás en un puesto en el que las decisiones que tomas pueden tener, y de hecho tienen, serias consecuencias sobre la salud de las personas, no puedes ignorar un considerable volumen de experiencia en el mundo entero que afirma que este fármaco tiene ciertos efectos negativos.

Joan Shenton. ¿Por qué recientemente ha hablado Vd. con tanta franqueza sobre la codicia de las compañías farmacéuticas?

Thabo Mbeki. Pienso que se deben discutir muchas cosas; el tema de la salud y el tratamiento de las personas parece, de hecho, estar orientado a obtener beneficios. Probablemente Vd. ha oído hablar de la larga pelea que tuvimos con la industria farmacéutica sobre el tema de las importaciones paralelas y cosas por el estilo. Lo que nosotros decimos es que queremos que las medicinas y los fármacos sean lo más baratos posibles para una población como la sudafricana, que en su mayoría es pobre. Necesitábamos encontrar esas medicinas donde fueran más baratas, controladas como es debido, probadas como es debido; el producto genuino, nada de falsificaciones.

Joan Shenton. En la prensa se le insta a que se limite Vd., cito textualmente, a realizar el trabajo para el cual ha sido elegido, y deje los temas especializados para los que más entienden de ellos. ¿Qué responde a esto?

Thabo Mbeki. Bueno, no me puedo imaginar a ningún jefe de gobierno diciendo: no estoy especializado en economía, por lo tanto, no puedo tomar decisiones relativas a la economía; no soy un soldado, por lo tanto, no puedo tomar decisiones que afecten al ministerio de defensa; o no soy un educador, un pedagogo, por lo tanto, no puedo tomar decisiones sobre educación. No veo por qué la salud debe tratarse como algo tan tremendamente especializado, sobre lo cual el presidente de un país no pueda tomar decisiones. Creo que sería negligente decir: bueno, en lo que se refiere a política sanitaria, vamos a dejar el tema a los médicos y los científicos; en lo que se refiere a educación, lo dejaremos a los educadores y pedagogos. La verdad, me parece absurdo.

Joan Shenton. ¿Qué le parece la reacción que han tenido algunos de los virólogos e intelectuales más prominentes de su país ante su postura?

Thabo Mbeki. Tengo la sensación, como ya le he dicho antes, de que hemos sido todos educados en una única corriente de pensamiento, y en realidad no me sorprende en absoluto que se encuentre a una abrumadora mayoría de científicos en este campo, en esta cultura, gente que sostiene un punto de vista determinado, porque ése es el único al que han tenido acceso. Este otro punto de vista, y eso es en parte lo que más miedo da, este punto de vista alternativo, en cierto modo, ha sido ocultado. No debe ser oído, no debe ser visto. Ahora mismo, eso se ha convertido en una exigencia. ¿Por qué está Thabo Mbeki hablando con científicos desacreditados, concediéndoles legitimidad?

Es un hecho muy preocupante que podamos decir, en el mundo actual, que existe un punto de vista que está prohibido. Está proscrito. Que hay herejes que deben ser quemados en la hoguera. Y todo eso se dice en nombre de la ciencia y la salud. No, no puede estar bien.

Joan Shenton. Últimamente, se ha dicho que la industria farmacéutica es más poderosa que los gobiernos. ¿De verdad va Vd. a ir tan lejos, y llevar este debate a otros líderes del mundo, como el presidente Clinton, el primer ministro Blair, o quizás el primer ministro de la India, que, al igual que Vd, ha expresado su deseo de que se realice una investigación sobre estos temas?

Thabo Mbeki. Claro, por supuesto. Sí que quiero presentar el tema a una serie de líderes políticos de todo el mundo. Al menos para informarles de lo que estamos haciendo, hacerles comprender la verdad de todo este asunto; no lo que puedan ver en televisión o leer en los periódicos. Y, sí que nos animó mucho ver que el gobierno de la India se involucraba en el tema. Creo que el interés por estos problemas, que de alguna forma han sido ocultados, va a crecer a nivel mundial. La situación es crítica, porque el objetivo de todo lo que estamos haciendo es poder responder adecuadamente a lo que se ha retratado como una catástrofe de primera magnitud en el continente africano. Tenemos que responder adecuada y urgentemente, y no se puede responde adecuadamente si se cierran los ojos y los oídos a un determinado punto d vista, a cualquier evidencia científica que se presente. Un punto que pareceestar muy claro dentro de la opinión alternativa que estamos presentando, es ¿Qué se puede esperar que pase en África en lo que respecta a los sistemas inmunes, cuando la gente es tan pobre, y está sujeta a infecciones repetidas y todo lo demás?

Claramente, se puede esperar que estos sistemas inmunes se vengan abajo, y no le quepa la menor duda de que eso es precisamente lo que está pasando. Por otro lado, el atribuir tal situación de inmunodeficiencia a un virus produce una respuesta específica, y lo que estamos debatiendo aquí, como gobierno de Sudáfrica, es que nos parece incorrecto responder al reto que supone el SIDA dentro de una banda estrecha. Si solamente decimos: hay un virus, sexo seguro, utilizad preservativos, y nada más... no pararemos la expansión del SIDA en este país.

Joan Shenton es directora de Meditel Productions, Reino Unido


MODELOS MATEMATICOS QUE DEMUESTRAN LA GRAN ESTAFA

¿Por qué abandoné la teoría del VIH como causa del SIDA?
Un artículo de la investigadora científica Rebecca Culshaw, que invita a reflexionar sobre el colosal negocio de las multinacionales farmacéuticas

Tras diez años proyectando modelos matemáticos sobre la teoría del VIH como causa de la llamada enfermedad del SIDA Rebecca Culshaw decidió hacer frente a sus propias convicciones y escribió un artículo titulado ¿Por qué abandoné la teoría del VIH como causa del SIDA? En él, desde su experiencia como investigadora del más alto nivel, afirma: "Existen evidencias suficientes para sostener que toda la base de esa teoría está equivocada. El SIDA no es una enfermedad tanto como una estructura sociopolítica que pocas personas entienden y aún menos se cuestionan. El problema de la causa parece estar fuera de toda duda e incluso plantearlo se juzga irresponsable… pero las hipótesis en ciencia merecen ser estudiadas y ninguna debe aceptarse antes de que sea probada; especialmente cuando su aceptación ciega tiene horribles consecuencias".

DE MODELAR EL VIH A RECHAZARLO

Culshaw no ha sido galardonada con el Nobel -ni probablemente lo sea ya- pero los diez últimos años de su vida ha vivido inmersa en el paradigma oficial del VIH = SIDA. Su trabajo ha venido siendo crear modelos matemáticos de la infección, un campo en el que entró en 1996. Sola o en equipo tiene, incluso, trabajos publicados al respecto: "Comparison of optimal treatments for HIV", "Review of HIV Models: The role of the natural immune response and implications for treatment", "Optimal HIV Treatment by maximizing immune response", y algún otro más. Bueno, pues su conclusión final hoy es que la visión oficial es falsa. "Durante este tiempo -afirma- he llegado finalmente a comprender que hay suficientes evidencias que permiten sostener que toda la base de esta teoría está equivocada. El SIDA, no es, según parece, tanto una enfermedad como una estructura sociopolítica que pocas personas entienden y aún menos se cuestionan. El problema de la causa parece estar fuera de toda duda e incluso plantearlo se juzga irresponsable".

Sus razones científicas las ha dejado plasmadas en un artículo titulado Por qué abandoné la hipótesis del VIH-SIDA cuya versión original puede encontrar el lector en http://www.lewrockwell.com/orig7/culshaw1.html. En él recoge las mismas incertidumbres que comparten otros muchos investigadores y aporta argumentos para el debate que quizás no sean suficientemente conocidos y que merecen el respeto al menos de ser tenidos en cuenta en un debate en profundidad. Por ejemplo, ¿sabía usted que no todos los que tienen el VIH acaban padeciendo SIDA? Probablemente sí, pero, ¿sabía que hay quien tiene el SIDA y no tiene el VIH? ¿O que puede ser usted seropositivo en Gibraltar y no en Málaga? Pues sobre estas realidades habla la particular versión de Yo confieso de Rebecca Culshaw, una carta sincera y clara en su argumentación dirigida al corazón de la comunidad ortodoxa y de todos aquellos que experimentan a diario la duda en las convicciones aceptadas: "¿Por qué nosotros como sociedad hemos aceptado tan rápido una teoría para la que existen tan pocas evidencias sólidas? ¿Por qué tomamos las proclamas de las instituciones gubernamentales como el NIH y el CDC, vía portavoces y organizadores, como muestras de fe? El ciudadano medio no tiene ni idea de cuan débil es la conexión que realmente existe entre VIH y SIDA siendo por eso que frases tan insostenibles como 'el virus del SIDA' o 'la prueba del SIDA' se han vuelto parte de la lengua vernácula común a pesar de que no hay ninguna evidencia de su exactitud."

HEPATOXICIDAD DE LOS ANTIRRETROVIRALES



HEPATOXICIDAD DE LOS ANTIRRETROVIRALES
Incidecias, mecanismos y conducción.
(Traducido del inglés)
Núñez M.
Enfermedades infecciosas. Hospital Carlos III, Madrid
Una de las toxicidades vinculadas al uso de antirretrovirales es la elevación de transaminasas. La toxicidad del hígado es una causa de enfermedad y mortalidad y en la discontinuidad en los tratamientos de los pacientes infectados por HIV. Mientras muchos de los antirretrovirales han demostrado ser causa fatal de hepatitis aguda, la mayoría, a menudo causa elevaciones asintomáticas de transaminasas. La toxicidad del higado es más frecuente entre sujetos con hepatitis C crónica y/o B. La incidencia de la toxicidad del hígado inducida por medicamentos no es bien conocida en el caso de la mayoría de los antirretrovirales. La contribución de cada droga particular en el desarrollo de hapatoxicidad es múltiple, incluyendo toxicidad directa del medicamento, reconstrucción inmonológica en presencia de coinfección HCV y /o HBV, reacciones de hipersensibilidad relacionadas con el hígado y toxicidad mitocondrial. Otras direcciones patogénicas, que también pueden estar relacionadas, tales como la resistencia a la insulina causada por muchos antirretrovirales, los cuales pueden contribuir al desarrollo de esteohepatitis. El manejo del la toxicidad del hígado está basada, sobretodo, en su impacto clínico, la severidad y mecanismos de patógenesis.

DERECHO A LA INFORMACIÓN

Despues de 40 años dedicado a estudiar inmunodeficiencias adquiridas y 24 años dedicado a estudiar con cuidado el SIDA, he llegado a la conclusión que la llamada "ciencia del VIH", no es ciencia sino mas bien una religión, pues allí todo se acepta como verdad revelada y nadie exige las pruebas necesarias y posibles. La única manera de impedir que se siga engañando a las personas es PERMITIENDO que estas tengan acceso a toda la información disponible, por peligrosa, estúpida y ridícula que esta pueda parecer. Es un derecho constitucional de las personas decidir sobre su salud despues de estar BIEN INFORMADAS. Se viola la constitución de los países si se impide informar a las personas en asuntos relacionados con la salud y mas sobre una enfermerdad que oficialmente es considerada mortal y sin cura como el SIDA.

Roberto Giraldo, MD
Nueva York
http://www.robertogiraldo.com

TESTIMONIO

Hace ocho años fui diagnosticado de VIH sida ,en esa epoca cursaba una seria infeccion debida al estafilococos aureus,a raiz de esta infeccion sin pedir mi autorizacion me hicieron un test de Elisa el cual como dije ,dio positivo।Pasaron los años ,perdi trabajo ,me quise suicidar,bebi bastante y me drogue tambien.Nunca tome los retrovirales que me dan en el hospital Barros Luco,ahora el doctor Ricardo Morales me las retiro.Me dedique a navegar por internet y aestudiar y descubri que existen mas de 60 enfermedades que dan falsos positivos y recientemente me fui a hacer otro examen;sorpresa en ningun lugar dio positivo perotampoco negativo excepto en un laboratorio.Nunca me he enfermado y curiosamente soy mas sano que el comun de las personas.


Descubri ademas que los laboratorios ,verdaderos carteles mafiosos han ganado y ganan fortunas con esta y otras enfermedades y que sus remedios no curan nada solo tratan los sintomas y producen efectos secundarios que te mantienen aferrados a ellos de por vida,claro ,el negocio es redondo.Los analisis de Abbot que se llaman Elisas dicen claramente en el prospecto que estos analisis no detectan la presencia de ningun virus ni anticuerpos especificos o relacionados con un virus del VIH sida,eso por si algun dia alguien los quiere demandar ,ellos diran con justo derecho que estaban advertidos,este analisis Elisa no detecta la presencia de ningun virus de VIH sida.Logico,se cubren las espaldas legalmente.Hoy por hoy me encuentro sano pero triste ,depues de haber llorado y sufrido tanto y llevarme a otras personas en el camino.

Miguel Swenson

SIDA, ¿NADIE SABE NADA? ¿NADIE VE NADA?


En noviembre de 1997, a raíz de la publicación en algunos medios de ciertas informaciones polémicas que ponían en duda los actuales puntos de vista oficiales sobre el Sida, (desde la idoneidad de los tratamientos hasta la propia existencia del virus VIH), el diputado del BNG, Francisco Rodríguez Sánchez, dirigió una interpelación parlamentaria por escrito a la Mesa del Congreso de los Diputados, para conocer la postura de las autoridades sanitarias españolas sobre el particular.
Ese mismo año, y a iniciativa de una publicación española, se enviaron cartas a distintos organismos oficiales relacionados con la sanidad, (desde el propio Ministerio de Sanidad al Consejo General de Colegios Médicos, organismo similar de farmacéuticos, etc.), indagando por la existencia de pruebas sobre la existencia del VIH.
No hubo respuesta a dichas cartas y la dada al diputado del BNG consistió en una reafirmación en lo es catecismo oficial de creyentes desde hace 25 años: “que el virus por supuesto existe”, que “se puede aislar de los enfermos”, “pudiéndose incluso medir su cantidad mediante ciertas técnicas”, que los tratamientos son “eficaces y recomendables”, etc., y que “no tenía sentido ningún debate público sobre estos hechos tan evidentes”.
Pues bien, se da la casualidad de que entre los que no parecen tener las cosas tan claras como las autoridades sanitarias, se encuentran precisamente las propias compañías farmacéuticas que fabrican y comercializan los tests con los que se supuestamente se detecta la infección por VIH a las personas.
Estas compañías, como que conocen muy bien las dificultades que entraña la detección de un virus sobre cuyo aislamiento existen importantes lagunas científicas, han decidido curarse en salud y lavarse las manos, nos imaginamos que ante posibles demandas judiciales, al extremo de advertir, en los prospectos de instrucciones de los tests, de la imprecisión de estos tests a la hora de detectar la presencia del VIH.
Pero es aún más interesante, por las importantes implicaciones que tiene, la explicación que dan para esta falta de sensibilidad de los tests de VIH.
Recordemos que los principales tests que se vienen usando para la detección del VIH son el test ELISA y el test Western Blot, que detectan supuestamente anticuerpos contra el VIH. Otro test usado muy frecuentemente es el test de “carga viral”, que mide supuestas cantidades de virus VIH.
Así, la compañía Abbott, uno de los fabricantes del test ELISA, declara: “La prueba ELISA sola no puede ser usada para diagnosticar Sida, incluso si la investigación propuesta con muestras reactivas sugiere una alta probabilidad de que los anticuerpos VIH-1 estén presentes” (Abbott 1997).
Por su parte el prospecto de uno de los kits de W. Blot, test considerado en España como el test de confirmación y prohibido en el Reino Unido por poco fiable, advierte:”No usar este test como la única base para el diagnóstico de la infección por VIH” (Epitope Organon-Teknika).
De forma parecida, el prospecto que acompaña al tan frecuentemente usado test de “carga viral” advierte: “El Amplicor VIH-1 Monitor test no está previsto para ser usado como un test de exploración para el VIH ni como un test de diagnóstico para confirmar la presencia de infección por VIH” (Roche 2003).
Habrá quien piense que esas advertencias, por lo que respecta al test ELISA y al W. Blot, obedecen al hecho de que, en España y otros países, es necesario, para el diagnóstico de infección por VIH, dar positivo en ambos tests, sin embargo parece que los tiros no van por ahí, ya que la explicación de Abbot va mucho más allá, estableciendo de forma clara e inequívoca: “En la actualidad no hay estándar reconocido para el establecimiento de la presencia o ausencia de anticuerpos VIH-1 en sangre humana. Por tanto la sensibilidad fue calculada basándose en los diagnósticos clínicos de Sida y la especificidad en donantes aleatorios” (Abbott 1997).
¿A qué se refiere la compañía Abbot cuando reconoce que “en la actualidad no hay estándar reconocido para el establecimiento de la presencia o ausencia de anticuerpos VIH-1 en sangre humana”? Abbot sencillamente está admitiendo la invalidez de los tests para detectar el VIH pues, al admitir que no existe estándar reconocido está reconociendo que falta el requisito indispensable para que estos tests sean mínimamente fiables Y es que en medicina clínica el único método válido para establecer la sensibilidad y especificidad –la validez en suma- de los tests virales indirectos, como es el caso de los tests de anticuerpos, es la comparación de los resultados del test con el estándar adecuado, que no es otro que la propia detección del virus en la sangre fresca, sin cultivar, de supuestos portadores o enfermos. Es decir, antes de usar en la población esos tests, debemos antes validarlos, asegurarnos de que son fiables, lo que implica que debemos comprobar que se encuentra el virus en un porcentaje significativo de las personas que han dado positivo a esos tests. De otro modo, ¿Cómo íbamos a poder asegurar que las personas que dan positivo a esos tests tienen el virus?
El único estándar válido, no solo para los tests de anticuerpos, sino para todos los tipos de tests virales indirectos, (sean tests que detectan antígenos –proteinas del virus- sean tests que detectan secuencias genéticas del virus, como el test de “carga viral”), es por lo tanto la detección del propio virus VIH en la sangre de las personas.
El reconocimiento por parte de Abbott de que no hay estándar reconocido, o –lo que es lo mismo- el reconocimiento de que no se encuentra virus en la sangre fresca de las personas, (ni siquiera para poder hacer estas elementales comprobaciones de los tests con los que precisamente se le diagnostica a las personas la condición de “portador” o “infectado” por el VIH), supone algo inaudito en unos tests que se han venido usando durante más de 20 años para diagnosticarle infección por VIH a muchos miles de personas, algo que muy posiblemente abra la puerta a muchas demandas judiciales.
¿Y porqué no se encuentra el virus en las personas? ¿Tiene lógica que hablemos de un virus que se transmite por sangre pero que al mismo tiempo sea imposible encontrarlo en la sangre de las personas, con la tecnología actual, presupuestos millonarios y un ejército de investigadores en la labor?
Inevitablemente acude a la mente lo sucedido hace años durante la Conferencia Internacional de Sida de Ginebra, cuando el Dr. Ho, una de las eminencias mundiales del VIH, reconoció ante las preguntas del periodista Huw Christie que, después de más de 20 años, no existía una sola fotografía al microscopio electrónico del VIH, tomada a partir de la sangre fresca de enfermos o supuestos portadores.
Al no haberse hallado nunca el VIH en la sangre fresca de ningún ser humano, con o sin Sida, no sólo nos encontramos ante un argumento incontestable en contra de que este supuesto virus sea el causante de ningún proceso transmisible, (la primera condición de las enfermedades transmisibles es que el supuesto agente causal debe ser hallado en todos y cada uno de los casos de la enfermedad, en su sangre fresca o tejidos sin cultivar, se entiende), sino que nos encontramos ante un argumento muy sólido en contra de que este supuesto virus exista, (salvo que asumamos que es un virus invisible o que produzca la enfermedad por control remoto).
Y acude nuevamente a nuestra memoria otro suceso singular, del cual los medios de comunicación se cuidaron muy bien en informarnos: el famoso “Juicio por la sangre contaminada”, de Gottingen, Alemania, que tuvo lugar en 1995-97. En ese juicio, el virólogo Stefan Lanka invitó al tribunal a que “encontrara un solo científico que fuera capaz de comparecer para declarar bajo juramento y simplemente demostrar que el VIH existía y causaba el Sida”. A pesar de que el juicio había sido anunciado por los medios a bombo y platillo, de repente cesó toda información. ¿Qué pasó? Pues que, como el tribunal tuvo ocasión de comprobar, tal científico, capaz de comparecer para declarar bajo juramento que el VIH existía y causaba el Sida, todavía no había nacido, a pesar de los miles de ellos que acuden a los congresos de Sida y de los miles que viven del cuento del VIH.
Estos hechos no hacen más que corroborar los datos y argumentaciones que desde hace años se vienen presentando contra la Hipótesis VIH-Sida por parte de investigadores de mucho prestigio, como el retrovirólogo Peter Duesberg, (quien ya planteó en 1987 el carácter no infeccioso del Sida), o el epidemiólogo Gordon Stewart, (quien señaló hace años que la epidemiología del Sida no correspondía a la de ninguna epidemia infecciosa), o la biofísica australiana Eleni Papadopulos-Eleopulos, (quien llamó la atención en varias ocasiones –la primera en 1988- acerca de que el supuesto virus VIH no había sido aislado), o el Premio Nobel de Química de 1993 e inventor de la PCR, el bioquímico Kary Mullis, (quien denunció la imposibilidad de encontrar las simples referencias científicas de los supuestos trabajos que demuestran que el VIH causa el Sida). Y muchos cientos de investigadores más que, desde hace más de 15 años, piden un debate científico sobre el tema.
Todos ellos vienen siendo desde hace años censurados por los medios de comunicación y autoridades sanitarias nacionales e internacionales, aduciéndose, ironías de la vida, razones de “salud pública”.
Pero he aquí que ahora ya no son estos científicos, llamados “disidentes”, (quienes recientemente han sido comparados, en un artículo del “New York Times”, con quienes niegan el “Holocausto Judío”), sino las propias compañías farmacéuticas que fabrican y venden los tests más usados para diagnosticar la presencia del supuesto virus VIH en las personas, las cuales vienen a decirnos, (eso sí de forma encubierta, para evitar demandas y poder seguir con su venta), que el valor de los tests para detectar el VIH no es mayor que tirar una moneda al aire y que, en definitiva, eso del “virus del Sida” es más que dudoso.
En medio de este panorama surrealista, que convierte la actual visión oficial del Sida más en un cuento para niños que en una visión científica seria, la decisión de las autoridades sanitarias españolas de proceder a la realización de un registro que incluya a las personas supuestamente infectadas por el VIH, en el que se incluyen datos personales sin garantía de secreto o anonimato, a la vez que un nuevo atropello a los derechos elementales de las personas, supone un dislate más por parte de instituciones y personas, empeñadas año tras año, en permanecer en el limbo.