martes, 17 de marzo de 2009

¿Asesinato premeditado?.



Diario 16. Martes, 1 de julio de 1997
.

La revista inglesa «Continuum» presentó a Karl Krafeld como «el mejor analista alemán sobre el sida», con motivo del informe que presentó en Londres el 9 de octubre de 1996. Apoyándose en las investigaciones del virólogo doctor Lanka y gran conocedor de las leyes alemanas, ha logrado que los políticos alemanes no hablen en público de sida. En efecto, han comprendido que es una bomba de relojería que les puede explotar en las manos y verse obligados a rendir cuentas en un futuro no muy lejano por la criminal política seguida respecto a este invento estadounidense. En la parte de entrevista publicada aparecen sus dimensiones tanto de científico social como de activista. No ha actuado sólo en el campo del sida. Krafeld ha logrado que Dortmund sea la única ciudad alemana (¿y del mundo?) cuyo ayuntamiento está comprometido a apoyar de manera concreta la integración de los drogadictos que abandonen las drogas. También impulsó una iniciativa que logró que el Parlamento aprobase una ley que bajaba de 1.000 a 500 el límite de peso de los fetos que podían ser abortados. Esta medida ha permitido reducir el número de embriones sacrificados al muy civilizado mercado de tejidos y otros componentes de la placenta. Y ha resaltado que la Constitución alemana establece el derecho de los ciudadanos a insurgirse contra los políticos y funcionarios que no defiendan los intereses del pueblo. Esto ha hecho que la presidenta del Parlamento, doctora Süssmuth, utilice su poder intentando manipular las leyes para enviar a Krafeld a prisión, tras no haber logrado encerrarlo en un psiquiátrico.


«El sida es un asesinato premeditado».
El médico alemán afirma que esta es la conclusión a la que llega tras investigar los documentos oficiales.

Diario 16. ¿Cuál es su declaración principal sobre el sida?.

Karl Krafeld. Puede resumirse así: El único error en relación al sida es creer que el sida es un error. El 29 de noviembre de 1996, con motivo de una conferencia de prensa en la cual el doctor Lanka explicó que no existe demostración científica de la hipótesis VIH=SIDA, el periódico de Dortmund «Westfälische Rundschau» expuso que mi formulación «El sida es un engaño consciente con consecuencias mortales para los afectados», puede ser objetivamente correcta.

Entonces, ¿opina Ud. que las afirmaciones que se consideran la verdad sobre el sida, como que «es una enfermedad infecciosa», «está causada por el virus VIH», «se transmite por vía sexual», etc., son un engaño consciente que produce a sabiendas la muerte de personas?.

Yo no opino nada. Como científico social que soy, hago una declaración científica sobre la realidad del sida, y esta declaración está ligada al criterio científico de que cualquier hipótesis cierta debe ser comprobable y repetible en la práctica. Realizo una afirmación científica en base a los documentos oficiales referidos al sida, que he recopilado desde otoño de 1994.

Robert Gallo.Para expresarlo claramente: Gallo y los demás pseudocientíficos del sida dan opiniones que son insostenibles desde el punto de vista científico. Yo hago formulaciones científicas que son demostrables. Y manifiesto que el sida es un artefacto mortal inventado en el que conscientemente colaboran cargos públicos, también en Alemania.

¿Ha estudiado usted con científicos de renombre?.

De mi profesor doctor Schwarzenau aprendí a tener el valor para pensar y para utilizar la comprensión. La herramienta científica clave, la relación crítica y científica con las hipótesis, la adquirí de mi profesora la doctora Rita Süssmuth.

A veces, la historia tiene unos giros insospechados. Dicha doctora Süssmutch es actualmente, como presidenta del Parlamento, la segunda personalidad en importancia de Alemania, por encima incluso del canciller Kohl. Pero no sólo eso: La Dra. Süssmuth, ministra de sanidad durante los años 80, fue responsable de la política de sida llevada a cabo. Y sigue siéndolo.

El 28 de junio de 1995, en una entrevista realizada por sorpresa, la doctora Süssmuth reconoció implícitamente que no existe demostración alguna de las tan extendidas opiniones oficiales sobre el sida. Respondió: «Si Ud. acepta que (el VIH) es endógeno, es decir, que se encuentra en el material genético, eso tampoco Ud. lo puede demostrar...». Es un comportamiento singularmente raro para un responsable del sida el traspasar a los ciudadanos la obligación de demostrar las aserciones sobre el sida. Como científica educacional, la doctora Süssmuth conoce las negativas consecuencias psicoinmunológicas que un «resultado positivo de los tests» tiene para la persona afectada. También sabe que la administración de los llamados medicamentos del sida, como el AZT-Retrovir, por sí solos, y aunque no se padezca otra enfermedad, resultan mortales a medio plazo. A pesar de conocer estos hechos totalmente demostrables, la doctora Süssmuth reafirma (por ejemplo, en cada «Día mundial del sida») la creencia en que existe un virus VIH mortal.

En la mencionada entrevista dijo: «Pero de todas formas, sabemos que existen enfermos que mueren por esa enfermedad como quiera que se llame, por lo que debe existir un transmisor, un portador o un virus». Con esta afirmación, la doctora Süssmuth recurrió a usar a los fallecidos con la etiqueta «muerto de sida» como demostración de la existencia de un supuesto virus mortal. Esta señora, como presidenta del Parlamento alemán, sabe perfectamente lo que hace con su política sobre el sida. La doctora Süssmuth es demostrablemente culpable intencionada. Basándonos en los criterios del derecho penal alemán, puede llamarse asesina con premeditación a la doctora Süssmuth.

¿Intentó entrar en contacto con su antigua profesora para tratar del sida?.

Por supuesto. Al principio creí que había una equivocación. Una equivocación con consecuencias mortales, pero una equivocación al fin y al cabo. Tenía un enorme respeto por mi antigua profesora. Pero al ver sus negativas y sus reacciones, tuve que aceptar la realidad: Se trata de una asesina con premeditación. Recuerdo el instante preciso en que llegué a tal conclusión. Me encontraba sentado en un restaurante de Essen. Mi cara debió cambiar de tal manera, que la señora de la mesa de al lado me preguntó si necesitaba ayuda. La declaración «La presidenta del Parlamento alemán es una asesina con premeditación por su actuación en relación con el sida» es puramente racional y es comprobable racionalmente. Sin embargo, suele desencadenar emociones en la persona que la escucha. Para mi es comprensible, porque lo que declaro no es creíble. Pero la ciencia no debe apoyarse en creencias o, dicho más exactamente, la creencia sólo debe ser en la ciencia, sometida siempre al reto de ser superada a través de hechos demostrables y de la verdad lógica.

¿Llamaría asesinos con premeditación a todos los que toman parte en la política oficial del sida?.

No. Dentro de ellos existen muchos que cometen errores mortales por los que a su vez son víctimas y culpables. Lo que sí puede demostrarse es que en ellos hay negligencia.

Stefan Lanka.Voy a aclararlo con el ejemplo de la política sanitaria de Dortmund. Parto de la base de que, mientras no se demuestre lo contrario, se equivocan por negligencia. En este caso fue así hasta el otoño de 1996. Realizando una serie de actuaciones específicas, el Dr. Lanka y yo comenzamos a privar de la presunción de inocencia a la directora de la Concejalía de Salud, la doctora Düsterhaus, al coordinador del sida, Bühmann, y al director del Departamento Social, doctor Schäfer. Por ejemplo, el «Dia mundial del sida» de 1996 demostramos públicamente que no existe ninguna prueba que legitime la política del sida llevada a cabo por estas tres personas. Esto también privó de presunción de inocencia al director municipal, doctor Koch, al primer alcalde, Samtlebe, y al alcalde, Ladage.

Por ejemplo, el 22 de noviembre de 1996 mantuve una conversación con la mecionada doctora Düsterhaus, en quién delegó el director del Departamento Social. El doctor Lanka también asistió a este encuentro. Comprobamos que sabía perfectamente que no se dispone de demostración alguna de que exista el VIH y de que provoque el sida.

Por ejemplo, a finales de diciembre de 1996, solicité la realización de un ensayo de anticuerpos VIH insistiendo previamente en obtener una demostración clara de su validez científica, dentro del marco de la obligación que tiene el médico de informar al paciente. También el doctor Lanka realizó este paso. No nos proporcionaron ninguna demostración. Se limitaron a pasarnos un folleto en el que se afirma que «la prueba de anticuerpos VIH proporciona seguridad...». Debería conocerse en todo el mundo que, como conclusión de estas actuaciones, Dortmund es la primera ciudad en el que, de forma demostrable, se ha privado a los responsables de sida de su presunción de inocencia. Desde inicios de 1997 ya no son víctimas y culpables, sino únicamente malhechores conscientes.

¿Puede usted demostrar la intencionalidad en otros responsables concretos?.

Sí. El Gobierno federal tiene un organismo que invita a «Si tienen dudas respecto al sida, pregunten y se les responderá». Pregunté en febrero de 1995 dónde estaba publicada la foto del llamado «virus del sida» aislado, indicando yo explícitamente que esa foto no había sido presentada por los considerados «descubridores del VIH», doctores Montagnier y Gallo. El doctor Marcus, redactor de prensa del Centro de Referencia Científica adscrito a la Política Federal del sida, me envió justamente las copias de las publicaciones de Montagnier y Gallo, afirmando: «Aquí se encuentra la foto...», sin indicar ni página ni número de foto. Esto constituye una mentira o una inducción intencionada a error. Puede probarse que el doctor Marcus, una autoridad sanitaria federal, es un culpable consciente. Igualmente puede demostrarse la culpabilidad consciente en el doctor Müller, de la Central Federal de la Salud, y en el doctor Grupp y en Franz Binder, del Ministerio de Sanidad. Este proceso está documentado en el Parlamento alemán, bajo el acta de petición 5-13-15-2002-010526, que fue negada, por lo que también la presidenta del Comité de Petición del Parlamento, la señora Nikels, es una demostrable delincuente consciente.

Usted afirma que podría demostrar la participación delicitiva consciente, y habla incluso de asesinato. ¿No debería notificarlo a la policía e implicar a la fiscalía?.

Lo hice por primera vez en junio de 1994. Por aquel entonces, partía de la hipótesis de que existía negligencia. El 29 de setiembre de 1995, en la Feria de la Salud de Essen, repartí una lista con los nombres y números de referencia de diez fiscales implicados. Por ejemplo, la fiscalía admitió que en una clínica se impidió la administración de soluciones salinas y de otros medios estabilizantes a una persona enferma de sida que, según el parte médico, presentaba estado general de desnutrición. Así demostré que una persona con sida no tiene derecho a la vida. La inacción de la fiscalía está apoyada por el ministro de justicia de Düsserldorf, mediante el acta de referencia 4121E-IIIB370/94. El señor Krottmeier, de la policía de Dortmund, así como el fiscal de Dortmund, Roxel, están completamente informados sobre los hechos de asesinato en caso de sida en Dortmund. También los señores Köblitz y Schmidt, de la central de la policía General Criminal, están informados sobre el hecho de que, en el caso del sida, hay una alevosa actuación dirigida a producir una matanza humana. La intencionalidad demostrable abarca en Alemania a responsables de la policía y de la fiscalía.

¿Por qué trata usted tan duramente al doctor Gallo, a la doctora Süssmuth y a estas personas que ha nombrado?.

No las trato duramente. El tema que estamos tratando aquí, sí es muy duro. Se trata del sida. Se trata de vidas humanas. Cuando hay vidas humanas en juego, no se puede tolerar la negligencia. Es necesario un trabajo científico riguroso, y este requerimento lo dirijo de igual manera a Gallo que a Lanka, por nombrar dos científicos representativos de dos enfoques opuestos. Y se precisa una honestidad y justicia que exijo a quienes son los responsables de preservarlas e imponerlas.

¿Alguna puntualización final?.

Que no soy seguidor de nadie. Tan sólo sigo el derecho a la vida: Mi derecho a la vida, el derecho de los demás a la vida, y el derecho de las generaciones futuras a la vida. El sida es el primer dogma aterrorizador que se ha conseguido extender por todo el planeta. Cada vez es más clara la contradicción existente entre el sida, este producto de determinados intereses de los EE. UU. y de algunos responsables en todos los países, y las necesidades de los pueblos y de los Estados de Derecho democráticos, en especial de los Derechos Humanos. Por esto tengo la absoluta confianza de que entraremos en un tercer milenio sin sida, en un siglo que dará a la humanidad la oportunidad de vivir una vida justa.

LA VERDAD SOBRE ROBERT GALLO

La presión del Pasteur y de Francia obligaron a EEUU a efectuar investigaciones que condenaron a Robert Gallo por fraude científico.


Robert Gallo.El Dr. Gallo saltó a la fama mundial cuando, en una rueda de prensa celebrada el 23 de abril de 1984 junto con la ministra de Sanidad de EEUU, se presentó como el descubridor primero y único de la causa del sida. Afirmó que se trataba de un nuevo virus que había aislado, al que entonces denominó VLTH-III y que finalmente llamó VIH (Virus de la Inmunodeficiencia Humana).

¿Por qué el Dr. Gallo llamó VLTH-III al retrovirus que en 1984 afirmó ser causante del sida? A inicios de 1980, el Dr. Gallo dijo haber descubierto el primer retrovirus humano, al que finalmente logró presentar como causante de la leucemia humana de células-T, por lo que le puso el nombre de VLTH (Virus de la Leucemia de células-T Humana). Es interesante subrayar que la L del mismo retrovirus tuvo tres significados distintos. El Dr. Gallo estuvo durante un cierto tiempo con un retrovirus en busca de enfermedad. Al haberlo encontrado en una persona con linfoma, primero la L significó Linfoma. Cuando gracias a las orientaciones de un equipo holandés y a los serios esfuerzos de un japonés logró asociarlo a un tipo de trastornos leucémicos, la L pasó a significar Leucemia. Y durante el año en que intentó vanamente que el mismo virus que se suponía causar multiplicación de glóbulos blancos en el marco de la leucemia fuese reconocido como el causante de muerte de linfocitos en el marco del sida, la L transitoriamente indicó Linfotrópico.

Cuando se inventa el sida en 1981, comienza la carrera entre diferentes equipos de investigadores para determinar su causa. El Dr. Gallo propuso al VLTH como responsable del sida. Pero le resultó imposible hacer aceptar que el VLTH fuese tan multifacético. Llamar VLTH-III al virus que finalmente sí consiguió hacer reconocer como causa del sida, era una forma de señalar una gran similaridad con su propuesta de solución anterior y de reivindicar así toda su línea de investigación.

Pero, ¿cómo consiguió el Dr. Gallo por fin ser reconocido como el descubridor de un supuesto virus VIH causante del sida? Actuando en contra de los cánones científicos establecidos. No deja de ser curioso que los oficialistas que ahora nos echan en cara que desarrollemos el debate en un periódico en vez de hacerlo en las revistas científicas reconocidas, ignoren o se olviden de que el fenómeno sida, incluido que el VIH exista y que sea su supuesta causa, se lanzó a base de conferencias de prensa y sin que previamente se hubiese publicado ni un sólo artículo científico ni celebrado una reunión entre científicos de distintos centros que avalasen la noticia.

Los célebres cuatro artículos del Dr. Gallo en Science no contienen prueba alguna de aislamiento de un virus, y menos de que fuese la causa del sida. Pero no hacía falta. Los medios de comunicación, manipulados por el Dr. Gallo y los NIH para los que trabajaba, ya habían convertido en verdad pública y social mundial dos mentiras: que se hubiese encontrado un nuevo virus, el VIH, y que fuese la causa del sida...

AIDSgate de Ronald Reagan.En 1987, Reagan y Chirac lo redujeron a codescubridor. Los medios de comunicación españoles reflejaron muy pálidamente la disputa entre Francia y EEUU por la paternidad del VIH y de los tests para encontrar anticuerpos atribuidos a su presencia, con las importantes sumas de royalties que implicaban... y siguen implicando. Este litigio llevó a una reunión el 31 de marzo de 1987 en la Casa Blanca entre Reagan y Chirac, en la que llegaron al acuerdo de presentar a los Drs. Montagnier (Institute Pasteur-IP) y Gallo (LTCB -Laboratory of Tumor Cell Biology-) como codescubridores del VIH, y de repartirse al 50% ambos gobiernos el dinero ingresado por los tests. Según el «New York Times» del 31 de diciembre del 1992, se trataba de unos 50 millones de dólares entre 1985 y 1992, de los que el Dr. Gallo recibiría unos 100.000 dólares cada año hasta el 2002, al igual que Popovic y Sarngadharan, cuyos nombres también constan en el registro de la patente del test.

En cualquier caso, que representantes de dos de los principales estados occidentales se reuniesen para discutir sobre la paternidad del VIH, reforzó la imagen de que realmente ahí había algo por lo que pelearse. Confiamos en que el Debate sida dejará claro que este algo no es un inexistente VIH sino poder, fama, dinero... y la explicación pseudoracional del invento destructivo SIDA.

Pero la parte francesa continuó presionando porque consideraba que la paternidad correspondía exclusivamente al Dr. Montagnier y que el Dr. Gallo había actuado incorrectamente. Sin saberlo, se encontraron con un importante aliado: el Informe Crewdson, que concluye: «hubo o un accidente o un robo».

Esto contribuyó a que las autoridades norteamericanas tuviesen que abordar de nuevo el espinoso asunto.


«Las mentiras de la Ciencia».

Tras leer lo aquí contenido, ¿se extrañará alguien de que este libro incluya un capítulo dedicado a Gallo?. El título es muy significativo: «Gallo: El engaño no conduce a Estocolmo». El autor escribe creyendo que el VIH existe y es la causa del sida. Pero ello no es óbice para que incluya a Gallo entre sus científicos estafadores. Es lógico, calificar así a Gallo en absoluto implica romper con la hipótesis oficial.


...De codescubridor a ladrón.
Un premio Pulitzer del «Chicago Tribune» investigó veinte meses el trabajo del doctor Gallo con resultados escandalosos.

Lluís Botinas/Madrid.

1989: El «Chicago Tribune» es el único periódico en el mundo que decidió investigar a fondo la paternidad de eso llamado VIH, preocupado por la disputa entre los gobiernos de Francia y de los EEUU. Designó en marzo de 1988 un periodista para que fuese al fondo de la cuestión: John Crewdson, Premio Pulitzer en 1981.

Investigó el tema durante 20 meses. Entre otras fuentes, leyó mas de 5.000 páginas de documentos gubernamentales y entrevistó a 150 científicos de los USA y de otros países. Finalmente, el 19 de noviembre de 1989, el «Chicago Tribune» dedicó 16 páginas a hacer públicos los resultados obtenidos. El artículo de 50.000 palabras dibuja la zigzagueante carrera del Dr. Gallo y, sobre todo, narra con gran detalle las incidencias habidas entre un laboratorio y otro.

El propio Crewdson resume así la presentación: «La historia emerge menos heroica de lo que suele presentar, pero no menos espectacular: datos falseados y experimentos secretos, virus fantasmas y genes desaparecidos, resultados irreproducibles y notas de laboratorio embrolladas, cultivos sin etiquetar y fotografías manipuladas(...). Es la historia de un científico influyente e intimidador que persiguió un virus erróneo durante más de un año para luego emerger con un hermano virtual genéticamente gemelo del virus que había sido realmente descubierto por sus rivales de París. Lo que ocurrió en el laboratorio de Robert Gallo es un misterio que quizá no será nunca aclarado. Pero la evidencia abrumadora es que hubo o un accidente o un robo».

Es fundamental conocer la actitud que tuvo el Dr. Gallo ante la investigación: sabotearla. La nota de presentación del editor ya indica: «...casi desde el inicio de la investigación, el Dr. Gallo, una figura clave, dejó de colaborar. No sólo declinó repetidamente contestar las preguntas, sino que luchó contra la Libertad de Información de registros públicos e hizo numerosos esfuerzos para desacreditar la actividad de Crewdson». Lo más importante del extenso y sólido Informe Crewdson es que permite aclarar qué clase de persona es el Dr. Gallo.

El Senado y el Ministerio de Salud ratificaron estas conclusiones. Por ejemplo, dice que «no hay duda alguna que los científicos del IP fueron los primeros en aislar el virus del sida. Los científicos del LTCB realizaron todos estos experimentos con el virus del IP». También «un cuerpo sustancial de evidencia circunstancial muestra que desde el momento inicial de sus experimentos los científicos del LTCB conocían o tenían razones para conocer que el virus con el que estaban trabajando y que reclamaban como propio era el del IP. Los científicos del LTCB tuvieron evidencia adicional y convincente de que su virus era el virus del IP». Y añaden: «...los científicos del LTCB sabían que había algo que esconder e hicieron todos los esfuerzos para hacerlo».

Completan: «La respuesta del Ministerio de Sanidad de los USA fue defender, a cualquier precio y al margen de la evidencia, las pretensiones del Dr. Gallo et al.(...) Los oficiales aceptaron acríticamente todo lo que les fue dicho por el Dr. Gallo y sus colegas, incorporando, indiscriminadamente y sin confirmarla, la información de los científicos del LTCB a los informes oficiales».

Los resultados obtenidos por este subcomité (dirigido por el congresista John Dingell) y los de un equipo de la Academia Nacional de Ciencias (dirigido por Frederic Richards, bioquímico de Yale), hicieron que el HHS cambiase las conclusiones de una primera investigación (hecha por su OSI: Office of Scientific Integrity) en las que sólo acusaba al Dr. Gallo de ser un mal colega. Tras una revisión que duró nueve meses la segunda investigación (de la ORI: Office of Research Integrity, que sustituyó a la OSI) llegó a conclusiones semejantes. Las explicaciones del Dr. Gallo acerca del informe no son creíbles ni quitan peso a lo impropio de relatar falsamente el status del LAV.

Teniendo especialmente en cuenta el carácter básico de las investigaciones y sus profundas implicaciones en la salud pública, la ORI considera que la falta de cuidado y la inaceptable conservación de los registros de la investigación reflejan una gestión irresponsable del laboratorio (dirigido por el Dr. Gallo), lo cual ha obstaculizado permanentemente la posibilidad de hacer el seguimiento de los pasos importantes realizados.

El Dr. Gallo tampoco logró determinar de forma oportuna el origen exacto de algunas de las células cruciales en las que se multiplicó el virus. Al igual que con los virus, también se encontró que las células habían sido tomadas prestadas de otro científico al que no se le hizo la debida mención en el artículo. Más tarde, el Dr. Gallo se negó a compartir libremente las células con otros científicos, obligando a duplicar importantes trabajos.

Defensores del Dr. Gallo han hecho saber que posteriormente fue plenamente rehabilitado y que «ve con cuidado con lo que escribes». Posteriormente tuvo lugar una modificación de ciertos reglamentos deontológicos de forma tal que, con los nuevos, la actuación tenida por el Dr. Gallo dejaba de ser calificada como mala conducta científica para pasar a ser infracciones relativamente menores que engrosaron las que ya tenía acumuladas.


En su intervención en el curso «Las epidemias del Siglo XXI», que se celebró en Barcelona del 15 al 17 de abril de 1997 y al que el doctor Gallo acudió en calidad de invitado estrella, el investigador dijo en su conferencia «El descubrimiento de los retrovirus y del VIH» que «el VIH es la probable causa del sida». Esta formulación pone en entredicho lo que la inmensa mayoría de científicos y médicos defienden sin haber pedido las pruebas científicas necesarias. El cuestionamiento a las investigaciones del doctor Gallo se tradujo en su crispación, que adelantó el final de la rueda de prensa, y también en la premura en cortar el debate.
Gallo se protege.
El doctor Gallo realizó una inconsciente maniobra defensiva al decir que el VIH es la «probable» causa del sida.

Lluís Botinas/Madrid.

El Dr. Gallo estuvo en Barcelona el pasado 16 de abril, invitado por La Caixa como figura estelar del curso «Las epidemias del Siglo XXI».

Su nerviosismo fue patente durante la rueda de Prensa que precedió a su conferencia. Comenzó media hora más tarde de lo previsto. No pudo disimular su irritación cuando se le preguntó sobre el cuestionamiento del Dr. Lanka de la existencia del VIH (ver Diario 16, 3 y 15 de abril de 1997) y sobre su condena en los Estados Unidos por mala conducta científica. El resultado fue que se acabó en apanas 20 minutos, antes de que la mayoría de periodistas -en particular el de DIARIO 16, al que el Dr. Gallo había despreciado- pudiesen preguntar nada.

Y el nerviosismo se transmitió a los organizadores en el debate que debía tener lugar después de la intervención. Lo introdujeron con un: «Es tarde. El Dr. Gallo ha volado, ha dado tres conferencias de prensa, está cansado, debe viajar». Cuando tomé la palabra para defender la propuesta que había entregado por escrito a los organizadores una hora antes de la rueda de Prensa, la actitud del Dr. Gallo fue hablar buscando ridiculizarme (ver Diario 16, 18 de abril de 1997). Entonces el moderador me interrumpió, rompiendo los acuerdos previos.

Probablemente fue este ambiente crítico el que llevó al Dr. Gallo (¿inconscientemente?) a protegerse en su exposición al decir (según la traducción al castellano) que «El VIH es la «probable» causa del sida». Es decir, reconoció que no está demostrado que el VIH sea causante del sida. Así, da la razón a los críticos cuando decimos que se trata de una simple hipótesis, es decir, una suposición no comprobada.

Quizá su memoria le llevó a la rueda de prensa del 23 de abril de 1984, cuando la Ministra de Sanidad de EEUU anunció que el Dr. Gallo había encontrado la «probable causa del sida».

En realidad, los científicos rigurosos nunca han dicho otra cosa. Esto queda ilustrado por el Premio Nobel Kary Mullis cuando explica qué le hizo convertirse en uno de los disidentes más conocidos. Fue el buscar las referencias bibliográficas originales que mencionar como demostración precisamente de la frase: «El VIH es la probable causa del sida». No las pudo encontrar...

Conviene recordar que ya en 1990 el Dr. Montagnier formuló su hipótesis de la necesidad de otro factor al llegar a la conclusión de que el VIH no puede matar célula alguna. El padre y el ladrón de «eso» llamado VIH se están protegiendo. Sus seguidores, no.


Llamada a los científicos.

La inmensa mayoría de científicos y médicos no están directamente implicados en el tema «sida». Han tenido fe en que los retrovirólogos aislaron en 1984 un nuevo virus que explicaba lo que las autoridades médicas norteamericanas lanzaron en 1981. Y aún creen lo que nosotros también creíamos cuando empezamos. Paso a paso, lo hemos ido cuestionando. Y llevamos años pidiendo un debate científico y público entre oficialistas y críticos.

Los científicos directamente implicados son los más reacios a dicho debate. Porque están impregnados de la versión oficial. Porque el bosque les impide ver los árboles. Porque saben que están administrando tratamientos venenosos cuya única justificación es que, suponen, son anti-VIH.

Pedimos a los científicos no directamente implicados que actúen de árbitros, que aporten tranquilidad y exijan rigor. Por ejemplo, a los biólogos celulares que estudien las fotos supuestamente del VIH y que las comparen con las de las vesículas celulares de transporte.


Un carácter despótico.
«Si se muere, hablaré».

Dentro de las estrategias de coacción generadas inconscientemente para defender un modelo a imitar, destaca en el doctor Robert Gallo el gran énfasis que hace en la lealtad personal y su legendario mal genio, reflejadas como las razones aducidas más frecuentemente por aquellos que lo conocen pero se niegan a hablar de él si se graba la conversación. Un antiguo asociado suyo habló en nombre de muchos cuando me dijo: «Si se muere, podré hablar con usted».

Reacciones reveladoras.

He aquí algunas reacciones del doctor italo americano Robert Gallo, que ilustran como es el personaje.

  • Ante el doctor Montagnier, cuando formuló su hipótesis de los cofactores: «No hace falta ningún otro factor cuando a alguien lo atropella un camión».
  • Acerca del cuestionamiento del Dr. Mullis a que VIH=SIDA: «Dice tonterías, no teorías».
  • Frente a quienes niegan la existencia del VIH: «¡Fascistas!».
  • A la propuesta de abrir un debate en torno al sida: «El debate sería mejor hacerlo en una avioneta con luces de neón: así se harían ustedes famosos» (Diario 16, 18 de abril de 1997).
  • Con los medios de comunicación presentes en la Rueda de prensa: Ni mirarlos, responder agresivamente y... cortarla.

Bibliografía:
  • John Crewdson, «The Great AIDS Quest», Chicago Tribune, 19-nov-8.
  • «VIRUS HUNTERS: In search for funding. Bob Gallo: Criminal or Hero?», dossier VIO, Hilversum, Holland, 1995.
  • Neville Hodgkinson, «AIDS The Failure of Contemporary Science». How a Virus That Never Was Deceived the World. Fourth Estate. London, 1996.
  • Peter H. Duesberg, «Inventing the AIDS virus». Foreword by Nobel Laureate, Kary Mullis. Regnerey Publishing, INC. Washington, D. C. 1996.

Gallo llama estúpido y mentiroso al Jefe del Servicio de Inmunología del Hospital Marañón

Gallo llama estúpido y mentiroso al Jefe del Servicio de Inmunología del Hospital Marañón

x Jesús García Blanca

actualidaderesmas
Viernes, 12 de julio de 2002, 21:31
www.eresmas.com

Éxito en los ensayos.
Un investigador español presenta una vacuna contra el sida que ha funcionado en 13 hospitales
El jefe del servicio de Inmunología del Hospital Gregorio Marañón, Eduardo Fernández Cruz, presentó hoy en el marco de la XIV Conferencia Internacional sobre el Sida, los resultados de un ensayo clínico en fase II de una vacuna terapéutica contra esta enfermedad, que ha funcionado con éxito en un ensayo multicéntrico sobre 243 pacientes de 13 hospitales españoles.

Conferencia en Barcelona.
Robert Gallo: "Quien diga que ya hay una vacuna contra el Sida es un mentiroso o un estúpido"
El científico norteamericano y uno de los descubridores del virus del Sida, Robert Gallo, ha afirmado hoy que quien afirme hoy día que ha logrado descubrir la vacuna contra el Sida "es un mentiroso o un estúpido" y ha apostado por los inhibidores de fusión para combatir esta enfermedad.


Y ahora, unos breves comentarios:

Robert Gallo fue condenado por un tribunal de su país por cometer un fraude al querer apropiarse de los trabajos de Luc Montagnier. A raíz de esa condena tuvo que marcharse de Los Institutos Nacionales de Salud y actualmente trabaja a sueldo de una empresa farmacéutica.

En cuanto al experimento con 243 coballas humanos en hospitales españoles:

Puesto que nadie ha conseguido aislar el VIH todas las afirmaciones respecto a sus proteínas, su información genética o sus enzimas son pura biología virtual. En esa línea se sitúa el desarrollo de esta vacuna.

Dos reflexiones de entre una interminable lista de despropósitos:

1) Según la lógica de la medicina moderna, cualquier vacuna funciona provocando la creación de anticuerpos. Eso quiere decir que si administramos una vacuna contra el VIH, supuestamente provocamos la formación de anticuerpos contra el VIH, con lo cual las personas vacunadas se convertirían en seropositivas!

2) Pero en este caso nos presentan una "vacuna terapéutica". ¿Qué es eso? Como puede ser terapéutico lo que se supone que sirve para prevenir? ¿Por qué llaman vacuna a otro tratamiento?

Por último, la apuesta por los inhibidores de fusión:

Se trata de la tercera generación de tratamientos antivirales. Puesto que las dos primeras generaciones de tratamientos están fracasando estrepitosamente en los países ricos, las multinacionales vuelven a echar mano de su habitual mecanismo de promoción: las conferencias internacionales. En este caso, la de Barcelona está sirviendo para introducir la nueva generación de medicamentos en los países ricos y para abrir el mercado del tercer mundo a los tratamientos que han fracasado en el primer mundo. Y todo ello con el apoyo de las ONGs que reclaman venenos baratos para todos montando un happening patético similar al que ya escenificaron en Durban: el asalto a los stands de las farmacéuticas. Allí los "activistas" (me da vergüenza aplicarles este calificativo) de ACT-UP París reconocieron posteriormente que habían sido pagados por los propios laboratorios para montar el numerito.

¿Durante cuanto tiempo continuarán esta huida hacia delante culpando a un virus virtual de los muertos que dejan en el camino?

12 de julio, 22:06 h.
Desde Barcelona, Jesús García Blanca, para La Haine.

LA FALSA VACUNA DEL SIDA




¿Vacuna contra el SIDA en Camerún?

x Jesús García Blanca

Comentarios al artículo de Tikum Mba Azonga, “Camerún: ¿cura para el SIDA?”, publicado por New African y por Rebelión el 22 de enero.


Tres aclaraciones previas

1. En el contexto de la “Teoría de la Infección” –que no comparto- una vacuna es un instrumento de prevención que por definición se utiliza ANTES de que se produzca el contagio. Es decir, una vacuna NO es un tratamiento.

2. La Inmunidad consiste en una compleja red de procesos y mecanismos que los seres vivos poseemos y utilizamos para mantener la salud y asegurar la supervivencia. Los llamados “CD4” –más exactamente: Linfocitos T- forman parte de esa red pero (a) en modo alguno pueden ser considerados como un indicativo único para evaluar la capacidad de reacción inmunitaria y (b) no poseen una función de defensa contra agentes externos, sino que su labor consiste principalmente en la limpieza y el reciclaje de restos celulares.

3. Hasta el momento, nadie ha podido aislar el “VIH”. Siguiendo la mencionada Teoría de la Infección, sería necesario determinar el agente causal de una enfermedad infecciosa para poder desarrollar una vacuna. Este no es el caso.

Respecto al Vanhivax

1. Puesto que –según la información disponible por el momento- el Vanhivax se administra a personas YA ENFERMAS, parece poco adecuado llamarlo “vacuna”; se trataría más exactamente de un tratamiento aunque su modo de acción sea diferente de los ya conocidos.

2. Puesto que en el estado actual de la investigación ha quedado suficientemente demostrado que el SIDA no tiene una etiología viral, parece claro que el Vanhivax no funciona por los motivos que su descubridor supone. Esto no quiere decir en absoluto que no funcione; no sería la primera vez que una estrategia terapéutica da resultado por motivos muy distintos de los que supone su descubridor, que la evalúa en función de su concepción de la enfermedad –en este caso siguiendo la errónea teoría propuesta por los que defienden el origen viral.

3. Para poder establecer con precisión los mecanismos de acción del Vanhivax habría que disponer de más información. Por ejemplo: ¿Qué procedimientos se utilizan para extraer el supuesto “VIH” de los pacientes? ¿Cuál es el procedimiento exacto de elaboración de la vacuna? ¿Cuál es el mecanismo de acción preciso que le atribuye su descubridor? ¿Qué criterios se utilizan para medir la “eliminación del virus”? ¿Con qué otros criterios se evalúa el estado de salud del paciente? ¿Qué significa exactamente “virus muertos”?

Lo que hace falta para acabar con el SIDA –en Camerún, y en Massachussetts y en Toledo- no es una vacuna que jamás se fabricará, sino desenmascarar a quienes llevan muchos años medrando a costa del dolor, el sufrimiento y la muerte de millones de personas.