domingo, 1 de agosto de 2010

Entrevista a Ghislaine Lanctôt: LA MAFIA MÉDICA

Entrevista por Francesc Prims

Llegó la ya famosa Ghislaine Lanctôt a Barcelona para presentar la segunda edición de su impactante libro La mafia médica (ed. Vesica Piscis). Para mi sorpresa, lo que resultó realmente impactante fue la entrevista que pude desarrollar con ella. La doctora Lanctôt fue mucho más allá de las consabidas (y no consabidas) implicaciones de un sistema que nos chupa la salud para hacerse de oro; más allá incluso de su constructiva propuesta de que debemos anclarnos en el alma para autosanarnos. Desarrolló ante mis atónitos oídos su visión de lo que será la humanidad del futuro; una humanidad cuya gestación se fragua en la caducidad de lo existente y cuya culminación es… la mutación.


–¿Qué novedades aporta la segunda edición del libro en relación a la primera?

–Pocas cosas en relación a la mafia, que es más mafia que nunca. Cada vez es más obvio; incluso para quienes antes no veían nada. Pero yo sí que he evolucionado durante este tiempo. Mi manera de ver la mafia ha cambiado. Cuando yo escribí el libro la mafia era algo que yo lamentaba mucho. Ahora la veo más como una bendición. En el contexto de la evolución de la conciencia de la humanidad, la mafia médica, como todas las demás, son necesarias para hacer evolucionar la especie humana.

–¿De qué manera?

–La mafia médica es una trama politico-económica que está al servicio de los intereses de la industria farmacéutica. Asusta a la gente para que cada vez enferme más. ¿Por qué la gente acude a este sistema? Porque creen aún en los dioses que son los médicos y otros expertos; creen en autoridades exteriores, en vez de darse cuenta de que la realidad suprema está dentro de uno mismo. Es necesario que se vea que el sistema médico no cura para que las personas dejen de acudir a él. Peor van las cosas, más podremos evolucionar como conciencia.

–¿Qué otro punto destacaría como crucial?

–La solución, que ya planteaba en la primera edición, continúa siendo válida, y es que yo tome conciencia de que soy soberano, la autoridad suprema del sistema. El alma del sistema es el enfermo. Sin alma no hay cuerpo. Como enfermo creo el sistema médico a mi imagen y semejanza. Así como doy prioridad a mi cuerpo sobre mi alma, a mi tener sobre mi ser, el sistema médico es exactamente lo mismo: da prioridad a todo el cuerpo médico, que es la organización, sobre el alma, que es el enfermo. Frente a esto, cuanto más crezca mi conciencia más va a manifestarlo mi cuerpo, que gozará de buena salud.

–¿Recomienda la medicina natural?

–Lo primero es dejar de ir al médico movido por el miedo. Tengo que ser consciente de este miedo. Para mí no mí hay buena o mala medicina; sólo hay orden y desorden. El orden es, cuando estoy enferma, cuidar mi alma, porque es allí donde todo pasa. El segundo paso sería dirigirme a medicinas naturales. No me van a sanar, pero sí que me traerán confort. Y en último lugar, si no hay otra opción, si siento que es correcto hacerlo, voy al médico. Lo habitual es que esté ocurriendo al revés: primero voy al médico; cuando el médico me dice que me vaya a casa a morir pruebo las medicinas naturales; y justo antes de morir es cuando me preocupo por mi alma. Desorden es empezar por lo exterior y acabar por lo interior; orden es al revés.

–Parece ser que se están retirando muchos remedios naturales del mercado. ¿Se está produciendo un ataque de destrucción masiva contra la medicina natural?

–La industria ataca cualquier forma de competencia. La medicina natural es una competencia a los medicamentos sintéticos, y entonces hay que hacerle la guerra. Una gran guerra que está teniendo lugar se llama Codex Alimentarius. Las exigencias tan grandes que se ponen a los fabricantes de remedios hacen que todos los pequeños fabricantes de remedios naturales morirán. Y las multinacionales van a asumir toda la industria de estos remedios, que van a ser modificados o bien van a desaparecer.

–¿Qué se puede hacer?

–Alegrarse. Porque incluso esto es una prueba de que el sistema no está al servicio de los enfermos, sino del dinero. Y así es como recupero mi poder creador: produciendo y comerciando localmente con las hierbas, la ropa, los alimentos, las herramientas… y creando mi propia moneda. Donde yo vivo, en Canadá, tenemos una moneda local, que se usa en una superficie de unos 100 km2. Hay muchos lugares donde se usan monedas locales.

–Se dice que la mafia está creando virus, enfermedades, para mantenernos dependientes. ¿Esto es tan así, o las nuevas enfermedades son más bien el fruto de la polución ambiental?

–Ocurre ambas cosas. La mafia lo contamina todo. Infórmese en Internet sobre el proyecto HAARP. También están los chemtrails: casi todos los aviones de grandes líneas mi entras vuelan están echando, de modo oculto, mezclas de productos que son sales de bario, metales, virus, etc. en superficies inmensas, que contaminan a las poblaciones, que pasan a padecer bronquitis y otros males. Esto está probado, documentado y analizado. [Vesica Piscis tiene editado un libro sobre este tema, cuyo título es Chemtrails: rastros mortales en el cielo.] Además, se están produciendo vacunas para llevar a cabo genocidios programados. Las vacunas debilitan el sistema inmunitario. Así vemos por ejemplo que el SIDA no existe; es un síndrome de deficiencia inmunitaria, provocado en buena medida por las vacunas. La pobreza, la guerra, el miedo y la desnutrición acaban de debilitar el organismo; por eso las enfermedades causan estragos en África. Las vacunas también se ceban en los niños, de modo que tenemos niños que padecen enfermedades propias de personas mayores: asma, diabetes, cáncer… Se calcula que a los 6 años, antes de entrar en Primaria, han recibido 30 inyecciones distintas de vacunas. ¿Cómo puede un sistema inmaduro aguantar todo esto? El tema de las vacunas es el que más he desarrollado, y es por el que me llevó a juicio el Consejo del Orden Médico de Canadá. Uno puede hablar mal de muchas cosas, pero no de las vacunas. Porque constituyen la forma de mantener controlada a la población.

–De modo que usted fue llevada a juicio y le impidieron ejercer…

–Todo el mundo sabía, antes de empezar el juicio, cómo iba a acabar. No fue un juicio imparcial, sino un procedimiento para echarme. Por otra parte, la prensa se ocupó mucho de mi libro durante tres meses. Luego se hizo el silencio absoluto. Se dieron cuenta de que si me dejaban seguir hablando era muy peligroso para el sistema. Pero no recibí nunca amenazas. Creo que es porque no entré en un estado de guerra con el sistema. Simplemente estaba diciendo lo que es; estaba informando.

–Hace poco salía la noticia de que los médicos denunciaban que las farmacéuticas inventan enfermedades para vender más fármacos. ¿Cómo lo valora?

–Los médicos empiezan a darse cuenta de la situación, y cada vez tienen más coraje para denunciarlo, pues se sienten impactados por lo que está ocurriendo. Forma parte del mismo proceso de evolución general hacia la toma de conciencia.

–Puesto que estamos en una evolución, ¿qué paradigma médico cree que podemos esperar dentro de diez años?

–Es muy difícil para mí poner años. Como humanidad llegamos a un callejón sin salida; nada va a poder seguir igual. No sólo el sistema médico; ya se han visto algunos sistemas que experimentan sacudidas importantes: la religión, la familia… El sistema médico va a derrumbarse, pero probablemente el sistema económico, que actualmente se está sosteniendo por un hilo, se va a derrumbar antes. Cuando la gente se dé cuenta de que el sistema médico es dañino va a dejarlo. La gripe aviar ha contribuido a ello: ¿sabe cuántos muertos ha producido la gripe aviar en los últimos nueve años? 152. Si contamos la gente que muere en los hospitales por errores médicos, hay 10.000 al año ¡sólo en Canadá!. Los gobiernos están gastando millones de dólares para evitar una pandemia que no existe y que no existirá nunca (excepto si la provocan). Hay gente que se asusta mucho, y otra que empieza a preguntarse qué está pasando. El resultado es la pérdida de confianza en las autoridades. Probablemente dentro de diez años la medicina ya no será tal como la conocemos.

–¿El miedo es pues el principal factor de control?

–Exactamente; es la clave que permite sostenerse a las mafias. Mientras tienes al individuo en el miedo, puedes hacer con él lo que quieras.

–¿Cómo puedo salir del círculo vicioso al que el miedo me encadena?

–Tengo que tomar conciencia como individuo de mi soberanía, de que soy la autoridad suprema. La autoridad suprema, que llamamos Dios, siempre la hemos concebido fuera. Y ¿qué es Dios? El espíritu creador de todo, que está dentro de todo. Pero como que el ser humano se define como la criatura creada por un poder creador que está fuera, entonces tiene miedo. Teme al espíritu creador, a sus ‘cambios de humor’. Cuando tomo conciencia de que soy el espíritu creador y a la vez la materia creada, los dos, ya no tengo miedo. Puesto que yo soy el creador. Es interesante ver la palabra ‘INDIVIDUALIDAD’: ‘dualidad’ significa ‘dos’, y ‘indivi’ quiere decir ‘indivisible’. El espíritu creador y la materia creada son indivisibles. Cuando yo reconozco esta verdadera unión se manifiesta la paz, la salud, la unidad… las cualidades que yo soy. Consigo incluso la inmortalidad física.

–¡La inmortalidad! ¿Cómo podemos generar un cambio de tanto alcance?

–La inmortalidad física no quiere decir que voy a vivir mil años. Quiere decir que yo puedo materializar y desmaterializar mi cuerpo a voluntad. Fíjese que estamos en el reino de la muerte, y no somos ni conscientes de ello. Los seguros por los que pago se edifican sobre mis miedos, bajo todos los cuales late el miedo esencial: el miedo a morir. Acceder a la inmortalidad no es cuestión de tomar una pócima mágica; es una cuestión alquímica que consiste en sanar mis miedos. A medida que los voy viendo los voy sanando. Así es como llego a encontrar quién soy realmente. Y lo que soy es un ser divino. La muerte no existe; sólo existe en este mundo limitado en el que vivimos. Cuando olvido que soy inmortal creo un personaje que es una oveja, que tiene miedo de todo y que es manipulable por cualquier mafia. De todos modos lo importante no es que este cuerpo actual nuestro devenga inmortal; lo importante es que la conciencia humana llegue a la inmortalidad.

–Todo esto está muy bien, pero para alguien en situación crítica puede no ser solución suficiente. ¿Daría este mismo mensaje a una persona que acudiese a usted enferma de cáncer?

–Lo primero, le preguntaría qué es lo que quiere de mí. Si quiere que su cáncer siga extendiéndose, voy a enviarla al médico. Si quiere experimentar nuevas medicinas, la mandaré a la medicina natural. Pero si quiere realmente crecer en conciencia, si ve su enfermedad como una bendición, entonces le diré: “¡Vamos a hacerlo juntos!” Por ejemplo, tengo una amiga que tenía un cáncer de pecho que sanó en el momento en que dijo: “Estoy lista; si hace falta moriré.” Otra amiga terminó con una secuencia de enfermedad hereditaria en el momento en que decidió que con ella se acababa la cadena; dejó la medicación y al tercer mes ya estaba bien. Cuando traspasamos el miedo a la muerte es cuando encontramos la vida.

–¿Qué sorpresas nos tiene aún reservadas Ghislaine Lanctôt?

–Mi próximo libro irá sobre padres e hijos, y éste ya me da más miedo. Porque me meto con la familia, esta institución milenaria que es el auténtico pilar de la sociedad. Será mucho más difícil sacudir esta estructura que la estructura médica, puesto que nadie la ha cuestionado nunca. Ni los seres espiritualmente más avanzados han dicho nunca a la gente: “Dejad de hacer bebés.” Yo lo diré, porque es la clave.

–¿La clave de qué?

–El sistema familiar no funciona, nunca ha funcionado, porque estamos en un nivel animal. Las hormonas del macho le hacen tender a montar el máximo número de hembras, y las hormonas de la hembra le hacen necesitar un bebé, para conservar la especie. Son dos actitudes distintas porque son dos instintos divergentes. Una familia donde hay un hombre, una mujer y unos niños es algo antinatural. Cuando la mujer ha tenido al bebé está satisfecha y ya no quiere sexo, pero el marido sí, y entonces se produce una negociación en la que la mujer da sexo al marido a cambio de que éste traiga dinero a casa, para mantener a los niños. A la que hay hijos, estás atrapado, tanto si eres hombre como si eres mujer. Ni el divorcio te va a salvar, puesto que vas a tener que seguir pagando. El problema es que la biología es exactamente la misma para los animales que para los humanos. Ahora bien, los humanos tienen necesidad de la biología porque no son conscientes de su poder creador. Fue en 2002 cuando tomé conciencia de que el ser humano es literalmente creador, pero sólo hace un año que he tomado conciencia de que no hay padres ni hijos.

–¿Adónde quiere ir a parar?

–Si yo espíritu creador estoy creando mi cuerpo en este momento, no hay pasado ni futuro, ni padres ni hijos. Usted me va a objetar que ve padres e hijos. Pero todo lo que percibo con mis cinco sentidos es una ilusión. Cuando yo no era consciente de ser creadora me inventé una historia con padres e hijos. Pero cuando soy consciente de que soy creadora, la historia ya no puede continuar. Las familias se derrumban porque en realidad no existen. Así ya podemos entender que el ser humano no tendrá órganos de reproducción; ya no los necesitará. Cuando tenemos niños, reproducimos. Reproducción y creación son dos cosas distintas. La creación es un original, obra de un autor, y la reproducción es una réplica. El útero es como una máquina de hacer fotocopias; reproduce las fotocopias de los padres y los ancestros. Y cuanto más voy haciendo fotocopias de fotocopias, peor es la copia. La raza humana no se mejora reproduciéndonos así. Por eso se está extinguiendo. En realidad la división hombre - mujer es el reflejo de una división interior, que deja de ser necesaria en cuanto hago la fusión entre el creador y la criatura. Desaparecerán los órganos sexuales, lo cual preocupa a la gente: “¿qué va a ser de la sexualidad?”, preguntan. Yo respondo que vamos a experimentar el orgasmo cósmico permanente.

–Por lo que veo, está planteando una transformación muy profunda de la especie humana…

–La especie humana está mutando. Esto ya ha empezado, y no se puede detener. La fuerza de la vida siempre está empujando hacia arriba, aunque yo luche en contra. Siempre me maravillo de cómo en medio de una superficie de alquitrán emerge una florecilla... Junto con todos los demás sistemas también se está viniendo abajo la religión, que hace una separación entre ‘creador’ y ‘criatura’. En el momento en que se fusionan ambos, desaparecen los problemas. Ésta es la gran mutación de la humanidad que está teniendo lugar. Es enorme; es aún más grande que el paso evolutivo del mono al Homo Sapiens. El Homo Sapiens es un mono pensante; pero ahora pasamos del ser humano a un ser divino, cuyo cuerpo será completamente distinto. Tampoco necesitará comer. Pensemos en la experiencia de Jasmuheen, que está enseñando a vivir de luz. El sistema digestivo desaparecerá. Tampoco respiraremos aire. Los peces respiran aire por las branquias; pero aquellos que, hace muchos años, se encontraron en la arena, desarrollaron pulmones. Cuando tome conciencia de que no necesito aire, todo el sistema respiratorio va a desaparecer. Todos los órganos van a desaparecer progresivamente, porque la realidad es que somos vibratorios. Imagine un mundo con seres divinos inmortales, que pueden manifestar o no a voluntad su cuerpo físico, que al no tener niños no están presos por el entorno familiar, que no necesitan comer... No necesitaremos ya ser esclavos de los bancos; todo será distinto.

–¿Cuánto tiempo va a llevar la manifestación de todo esto?

–No sé cuándo este nuevo cuerpo se manifestará. Pero creo que la conciencia va a dar este salto con bastante rapidez. Hablo de ello para que empiece ya a crearse: las cosas pueden ocurrir si las imaginamos antes; sólo si las imaginamos. Recuerde la película ¡¿Y tú qué sabes?!: los indígenas americanos no ven acercarse los barcos de Colón porque no saben que puedan existir.