jueves, 12 de marzo de 2009

LA MAFIA MÉDICA





La mafia médica es el título del libro que le costó a la doctora Ghislaine Lanctot su expulsión del colegio de médicos y la retirada de su licencia para ejercer medicina. Se trata probablemente de la denuncia publicada más completa, integral, explícita y clara del papel que juega a nivel mundial el complejo formado por el Sistema Sanitario y las industria farmacéutica.

-¿Quiénes integran, a su juicio, la ’mafia médica’?

A diferentes escalas y con distintas implicaciones, por supuesto, la industria farmacéutica, las autoridades políticas, los grandes laboratorios, los hospitales, las compañías aseguradoras, las Agencias del Medicamento, los colegios de médicos, los propios médicos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) -el Ministerio de Sanidad de la ONU- y, por supuesto, el gobierno mundial en la sombra del dinero.

-Tenemos entendido que para usted la Organización Mundial de la Salud es ’la mafia de las mafias

Así es. Esa organización está completamente controlada por el dinero. La OMS es la organización que establece, en nombre de la salud, la ’política de enfermedad’ en todos los países. Todo el mundo tiene que obedecer ciegamente las directrices de la OMS. No hay escapatoria. De hecho, desde 1977, con la Declaración de Alma Ata, nadie puede escapar de su control.

-¿En qué consiste esa declaración?

Se trata de una declaración que da a la OMS los medios para establecer los criterios y normas internacionales de práctica médica. Se desposeyó así a los países de su soberanía en materia de salud para transferirla a un gobierno mundial no elegido cuyo ’ministerio de salud’ es la OMS. Desde entonces ’derecho a la salud’ significa ’derecho a la medicación’. Así es como se han impuesto las vacunas y los medicamentos a toda la población del globo.

-Una labor que no se cuestiona

Claro, porque, ¿quién va a osar dudar de las buenas intenciones de la Organización Mundial de la Salud? Sin embargo, hay que preguntarse quién controla a su vez esa organización a través de la ONU: el poder económico.

-¿Cree que ni siquiera las organizaciones humanitarias escapan a ese control?

Por supuesto que no. Las organizaciones humanitarias también dependen de la ONU, es decir, del dinero de las subvenciones. Y, por tanto, sus actividades están igualmente controladas. Organizaciones como Médicos Sin Fronteras creen que sirven altruistamente a la gente pero en realidad sirven al dinero.

-Una mafia sumamente poderosa

Omnipotente, diría yo. Ha eliminado toda competencia. Hoy día a los investigadores se les ’orienta’. Los disidentes son encarcelados, maniatados y reducidos al silencio. A los terapeutas ’alternativos’ se les tilda de locos, se les retira la licencia o se les encarcela también. Los productos alternativos rentables han caído igualmente en manos de las multinacionales gracias a las normativas de la OMS y a las patentes de la Organización Mundial del Comercio. Las autoridades y sus medios de comunicación social se ocupan de alimentar entre la población el miedo a la enfermedad, a la vejez y a la muerte. De hecho, la obsesión por vivir más o, simplemente, por sobrevivir ha hecho prosperar incluso el tráfico internacional de órganos, sangre y embriones humanos. Y en muchas clínicas de fertilización en realidad se ’fabrican’ multitud de embriones que luego se almacenan para ser utilizados en cosmética, en tratamientos rejuvenecedores, etc. Eso sin contar con que se irradian los alimentos, se modifican los genes, el agua está contaminada, el aire envenenado... Es más, los niños reciben absurdamente hasta 35 vacunas antes de ir a la escuela. Y así, cada miembro de la familia tiene ya su pastillita: el padre, la Viagra; la madre, el Prozac; el niño, el Ritalin. Y todo esto, ¿para qué? Porque el resultado es conocido: los costes sanitarios suben y suben pero la gente sigue enfermando y muriendo igual.

-Bueno, es evidente que hay muchas cosas de las que se puede hacer un buen o mal uso pero eso depende de la voluntad e intención de quien las utiliza. Bien, hablemos si le parece de la segunda ’gran mentira’ de las autoridades: usted afirma que el Sida no es contagioso. Y perdone, pero así como el resto de sus afirmaciones en este ámbito nos han parecido razonadas y razonables, no hemos visto que argumente esa afirmación

Yo afirmo que la teoría de que el único causante del sida es el VIH o Virus de la Inmunodeficiencia Adquirida es falsa. Ésa es la gran mentira. La verdad es que tener el VIH no implica necesariamente desarrollar sida. Porque el sida no es sino una etiqueta que se ’coloca’ a un estado de salud al que dan lugar numerosas patologías cuando el sistema inmune está bajo. Y niego que tener sida equivalga a muerte segura. Pero, claro, esa verdad no interesa. Las autoridades nos imponen a la fuerza la idea de que el Sida es una enfermedad causada por un solo virus a pesar de que el propio Luc Montagnier, del Instituto Pasteur, co-descubridor oficial del VIH en 1983, reconoció ya en 1990 que el VIH no es suficiente por sí solo para causar el sida. Otra evidencia es el hecho de que hay numerosos casos de sida sin virus VIH y numerosos casos de virus VIH sin sida (seropositivos). Por otro lado, aún no se ha conseguido demostrar que el virus VIH cause el sida, lo cual es una regla científica elemental para establecer una relación causa-efecto entre dos factores. Lo que sí se sabe, sin embargo, es que el VIH es un retrovirus inofensivo que sólo se activa cuando el sistema inmune está debilitado.

-Por cierto, usted afirma en su libro que el VIH fue creado artificialmente en un laboratorio

Sí. Investigaciones de eminentes médicos indican que el VIH fue creado mientras se hacían ensayos de vacunación contra la hepatitis B en grupos de homosexuales. Y todo indica que el continente africano fue contaminado del mismo modo durante campañas de vacunación contra la viruela. Claro que otros investigadores van más lejos aún y afirman que el virus del sida fue cultivado como arma biológica y después deliberadamente propagado mediante la vacunación de grupos de población que se querían exterminar.

-También observamos que ataca duramente la utilización del AZT para tratar el sida

Ya en el Congreso sobre SIDA celebrado en Copenhague en mayo de 1992 los ’supervivientes del sida’ afirmaron que la solución entonces propuesta por la medicina científica para combatir el VIH, el AZT, era absolutamente ineficaz. Hoy eso está fuera de toda duda. Pues bien, yo afirmo que se puede sobrevivir al sida ... pero no al AZT. Este medicamento es más mortal que el sida. El simple sentido común permite entender que no es con fármacos inmunodepresores como se refuerza el sistema inmunitario. Mire, el sida se ha convertido en otro gran negocio. Por tanto, se promociona ampliamente combatirlo porque ello da mucho dinero a la industria farmacéutica. Es así de simple.

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¿POR QUÉ NO PODEMOS ACEPTAR LA ACTUAL VISIÓN DEL SIDA INFECCIOSO?



Por Manuel Garrido, médico.

(pincha aqui para ver video-entrevista de M. Garrido)

Está muy extendido el rumor sobre la existencia de una epidemia mundial producida por un virus mutante, que se transmite por ciertas vías y que provoca la muerte por inmunodeficiencia en las personas que infecta, este rumor se conoce como Sida.

Como suele pasar con los rumores, el Sida comenzó como una cosa muy pequeña a principios de 1980 en los EE UU, pero fue creciendo de tal forma que ha llegado a ser admitido en todo el mundo como un hecho cierto, lo que no impide que a la hora de la verdad siga siendo lo que fue en sus comienzos, un mero rumor. Y cuando uso la palabra “rumor” lo hago en sentido literal, según la definición del diccionario, rumor: “noticia vaga y no confirmada que circula entre la gente”, porque el hecho incuestionable, aunque a muchos les cueste creerlo, es que esta visión o punto de vista del virus del Sida nunca ha tenido confirmación científica de ningún tipo.
Pero además de los argumentos científicos que desmienten categóricamente el rumor, hay otros tipos de argumentos, no menos importantes, por los que toda persona con un mínimo de cordura y sentido común, jamás debería aceptar como hecho demostrado lo que en definitiva no es más que una más de las muchas teorías existentes, como la de los virus como causa de cáncer, (que dio lugar a la búsqueda de la vacuna del cáncer en los 70), o la de los llamados “virus lentos”, etc., etc.

1- Razones de índole científica, referentes a la hipótesis VIH-Sida en sí misma.

1.1 Ya de entrada, si a alguien se le ocurre la idea de investigar a fondo sobre el Sida y decide ir a las fuentes, es decir, a los trabajos científicos originales que, solos o en conjunto, demuestran que el Sida es causado por un virus, se encontrará con lo mismo que hace años se encontró el Dr. Kary Mullis, Nóbel de Química de 1993 por la invención de la PCR, que no existen referencias de esos trabajos en ningún lado.

1.2 Visto así por encima, el punto de vista del Sida, ¿De qué trata? Como todos han oído se trata de un virus de origen desconocido, del tipo de los retrovirus, cuyo blanco son ciertas células del sistema inmune. Lo primero que llama la atención son las propiedades tan peculiares que se han atribuido al virus, que no tienen precedente en toda la historia de la biología y que convierten a este virus en una especie de prodigio de la naturaleza. Así, del virus VIH se dice:
- que tiene una extraordinaria capacidad para mutar o cambiar, lo que sirve de excusa para explicar la imposibilidad de una vacuna, algo que recuerda la famosa búsqueda en los 70 de la vacuna del cáncer.

- que puede estar latente o dormido por períodos de hasta 50 años, es decir, que pueden transcurrir hasta 50 años desde que las personas resultan infectadas hasta que desarrollan la enfermedad.
- que puede producir la enfermedad por medio de “mecanismos indirectos”, léase por medios ocultos o desconocidos, lo que ha dado lugar a teorías muy curiosas como la de la “apoptosis o suicidio celula.
- con una extraña capacidad para seleccionar a sus víctimas, casualmente personas en su mayoría no muy bien vistas socialmente.
- y para colmo, entre sus propiedades también se encuentra, según parece, la capacidad de volverse invisible a voluntad o la capacidad de provocar la enfermedad por control remoto, puesto que los científicos ven como algo normal, (los que lo ven, pues la mayoría lo ignoran), el hecho de que hasta ahora no se disponga de una sola fotografía del virus al microscopio electrónico, tomada a partir de la sangre fresca, (se dice que este virus se transmite por sangre), o tejidos sin cultivar, de las personas supuestamente infectadas.
1.3 El prestigioso biólogo molecular Peter Duesberg, uno de los máximos expertos mundiales en el campo de los retrovirus, ya había formulado en 1987 serias objeciones a la teoría del virus del Sida, negando que el VIH, un retrovirus, pudiera ser letal para el hombre pues los retrovirus no matan células, ese es el motivo por el que estaban siendo estudiados desde hacía años como posibles agentes cancerígenos. Al mismo tiempo Duesberg echaba por tierra la idea de los llamados “virus lentos” y otros virus fantasmas. El enigma de los “virus lentos” fue otro rumor muy difundido desde mediados de los 70 y a pesar de que nunca se encontró evidencia alguna de su existencia se creyó en ellos durante lustros, se atribuía a los “virus lentos” el ser indetectables, resistentes a todo y capaces de producir enfermedades muchos años después de la infección y de la aparición de los anticuerpos. La idea de los virus lentos sería utilizada en la construcción de la idea del virus del Sida.

El alegato de Duesberg no encontró respuesta por parte de ningún defensor de la causa viral, pero pronto empezaron las presiones sobre él, que no desistió y en posteriores trabajos demostró, documentándose en numerosos datos estadísticos y epidemiológicos, que el Sida no cumplía los criterios establecidos por la ciencia para poder ser considerado un problema infeccioso, distando mucho de comportarse como una epidemia infecciosa, el llamado VIH no es necesario ni suficiente, hay Sida sin VIH y VIH sin Sida, etc.
Ahora bien, a pesar de demostrar el carácter no infeccioso del sida, (el VIH según Duesberg no es más que un pasajero oportunista más en un organismo con un sistema inmune previamente deteriorado por otros factores), Duesberg aceptaba la tesis de Gallo-Montagnier de haber conseguido aislar un retrovirus en los enfermos de sida, (aunque el aislamiento fuese muy indirecto), y un test de detección, pero este punto, la existencia del VIH, se ha desmoronado finalmente también tras la polémica entre Peter Duesberg (el virus VIH existe, aunque no cause el sida) y la biofísica australiana Eleni Papadopulos-Eleopulos, (El VIH ni siquiera existe, al no haberse encontrado ninguna evidencia de su existencia como virus). La polémica no fue recogida en los medios, como es habitual con cualquier cuestionamiento de la Hipótesis viral.
Vamos a resumir de un modo breve esta cuestión clave del aislamiento del VIH, pues para que podamos hablar de un virus como causante de una enfermedad no debe existir la menor sombra de duda acerca de algo tan elemental como su mera existencia.
Según Eleni Papadopulos, “La única prueba segura de la presencia de un virus, la única evidencia directa y sin ambigüedades, es el aislamiento y el aislamiento quiere decir la identificación del virus en la sangre o plasma fresco, o tejidos sin cultivar, de los enfermos o portadores. Esa es la única prueba irrefutable de que una persona tiene infección activa, la única clase de infección que puede causar enfermedad.”

Pues bien, por extraño que parezca a estas alturas, nunca se ha identificado ningún VIH, como partícula estable independiente en el plasma o sangre frescos, sin cultivar, de ningún ser humano, con o sin sida. Esta cuestión trascendental, como todas las cuestiones claves referentes al VIH-Sida, por razones que se verán pasó desapercibida en abril de 1984, cuando se proclamó al virus como causa del sida.

En vez del aislamiento en toda regla del virus, se ha dado en aceptar en su lugar una serie de fenómenos aislados, presencia de ciertas proteínas, ciertas enzimas y la presencia de una serie de partículas que hasta la fecha solo se han visto bajo especiales condiciones de laboratorio. La sopa de partículas heterogéneas e inestables a las que llaman VIH no es otra cosa que el resultado de cultivar glóbulos blancos y estimularlos, tras añadirles o células leucémicas (método de Gallo) o células de cordón umbilical (método de Montagnier). Pero incluso aceptando como válido este pseudoaislamiento no existe ninguna base sólida para pensar que algo que sólo hemos visto bajo sofisticadas condiciones de laboratorio, y no siempre, pueda causar ninguna enfermedad al ser humano, en otras palabras, no podemos extrapolar al ser humano a partir de lo que le sucede a unas células anormales en un medio anormal.

“El hecho de que no dispongamos de ninguna fotografía del VIH al microscopio electrónico-señala el virólogo Stefan Lanka- tomada a partir de la sangre fresca o tejidos sin cultivar de ningún ser humano, con o sin sida, después de 25 años, presupuestos millonarios y un ejército de investigadores en la labor, es un hecho singular que no puede ser producto de la casualidad.”
Sin un auténtico aislamiento viral en regla, que permita saber con seguridad qué tipología, cuales proteínas y cuales secuencias genéticas pertenecen al supuesto VIH, no solo no podemos establecer una relación causal entre un virus y el conjunto de patologías diversas que se ha dado en llamar Sida, tampoco se puede construir un test válido para detectar el supuesto virus, sea de anticuerpos, de antígenos o de “carga viral”, puesto que la verdadera fiabilidad de cualquier test para detectar virus sólo se puede determinar respondiendo a la pregunta, ¿En cuántas de las personas que dan positivo en esos tests – sean del tipo que sean- podemos encontrar el virus en su sangre fresca? Como hasta la fecha, pese a los enormes esfuerzos, no se ha encontrado ningún VIH en la sangre fresca de ningún ser humano, (y se nos dice que el virus se transmite por la sangre), la verdadera fiabilidad de todos los tipos de tests empleados con el VIH, debe ser considerada, con toda propiedad, cero.

A este hecho hacen alusión, las mismas compañías que comercializan los tests de VIH, cuando advierten, en los prospectos de instrucciones de los tests, de su “imprecisión” a la hora de detectar el VIH, incluso la compañía Abbot, uno de los fabricantes del test ELISA, llega a decir de forma bien explícita, “de momento no hay estándar reconocido para establecer la presencia de anticuerpos anti VIH en la sangre de las personas”. Si se tiene en cuenta que el estándar que rige para los tests de anticuerpos, (el mismo que rige para todos los tipos de test virales indirectos, sean de anticuerpos, de antígenos o de “carga viral”), no es otro que la propia detección del virus en la sangre de las personas, nos encontramos con que las compañías farmacéuticas que venden los tests hacen referencia de forma implícita al mismo hecho fundamental, es decir, que no se ha visto el VIH en nadie, (una de cuyas implicaciones es precisamente la imposibilidad de poder conferir validez alguna a los tests).

1.4 Por otro lado, si se toman libros de medicina anteriores a 1984, año en que se produce el anuncio del “descubrimiento del virus del Sida”, se comprobará algo muy simple, que la inmunodeficiencia, tanto congénita como adquirida, no es ningún fenómeno nuevo, siendo sus causas bien conocidas desde muchas décadas antes de que se creara la palabra Sida, que fue en 1982, a raíz de la aparición de ciertas patologías que empiezan a aparecer en los EE UU a finales de los 70 sobre todo en jóvenes gays.

De descubrirse una nueva causa que provoque inmunodeficiencia, por ejemplo un retrovirus mutante, esta nueva causa sería en todo caso una causa más, a añadir a las anteriores causas conocidas y registradas, desnutrición, drogas, medicamentos, problemas crónicos de hígado, riñón y multitud de otras causas. Pero parece ser que, desde que entró en escena el ente llamado VIH, todas esas causas han dejado prácticamente de tenerse en cuenta, algo incomprensible, pues incluso si el virus existiese y causase el Sida, esas causas son siempre factores agravantes que es preciso corregir. El rumor del virus del sida ha modificado nuestra percepción de la realidad hasta tal punto que nos hemos olvidado de algo tan evidente como que la primera causa indiscutible de inmunodeficiencia adquirida actualmente en el mundo, la que causa más muertes por inmunodeficiencia en individuos de todas las edades, sigue siendo la desnutrición, el hambre.

Pero hay más, si tenemos en cuenta que la mayoría de los fármacos llamados antivirales, los que se usan para matar al supuesto virus, son fármacos de quimioterapia de cáncer y la quimioterapia del cáncer es una de las causas más conocidas de inmunodeficiencia adquirida, resulta que tratar el Sida con antivirales es una de las formas más directas de morir con una grave inmunodeficiencia.

La teoría del virus del sida no tiene validez científica, por lo que todos los diagnósticos, pronósticos y tratamientos que en ella se basan tampoco la tienen.

2- Razones referentes al modo como se impuso a la sociedad la teoría del virus del Sida:

Es creencia general que la idea de un virus que causa inmunodeficiencia es resultado de investigaciones concienzudas, es decir, se da por supuesto que esta idea está basada en observaciones objetivas de los hechos donde se tuvieron en cuenta otras posibles hipótesis, investigado lo cual las autoridades sanitarias, una vez seguras, no habrían hecho otra cosa que darles un carácter oficial.

Sin embargo, no hay nada más lejos de la realidad, el proceso mediante el cual se propagó la idea del virus del Sida en la sociedad estadounidense, así como el anuncio del descubrimiento del virus por Gallo, no tienen nada que ver con investigación seria sino con la existencia de una serie de prejuicios y el uso alarmista de los medios de comunicación. Si para poder hablar de problema infeccioso tenemos que tener identificado un agente infeccioso y este agente infeccioso no se dijo que se había encontrado hasta poco antes de la rueda de prensa de abril del 84, ¿Cómo es que la sociedad americana ya llevaba años con una psicosis de epidemia de proporciones delirantes? Si no se tenía identificado ningún agente infeccioso, única forma de poder decir que un problema es infeccioso, ¿Cuáles fueron entonces las razones que esgrimieron las autoridades sanitarias americanas, prácticamente ya con la aparición de los primeros casos en 1980, para decir que el Sida era “probablemente” un problema infeccioso? Cuando se examinan las declaraciones contenidas en las publicaciones de las instituciones sanitarias americanas de esa época, tocantes a las razones aducidas en pro de la causa infecciosa, estas eran tan científicas como: “Debe ser infeccioso porque son gays”, “tiene que ser infeccioso porque tienen muchas relaciones”, “debe ser infeccioso porque es un problema nuevo,…, porque aparece en grupos nuevos de la población”, etc.

En cuanto al anuncio del descubrimiento de virus, la cosa fue de lo más simple, las autoridades sanitarias americanas convocaron una multitudinaria rueda de prensa en Washington, el 23 de abril de 1984 y anunciaron, como si tal cosa, que el científico americano Robert Gallo, (de aquella alto funcionario de los servicios americanos de salud en el Instituto Nacional del Cáncer y presente en la rueda de prensa), “había descubierto el virus y aportado la prueba de que el tal virus, más tarde conocido como VIH, era la causa probable del sida”. El hecho de que esta declaración se llevara a cabo sin que hubiera sido publicado nada al respecto en los medios científicos, en contra de lo que sería lo normal y lógico en estos casos, da idea de la chapuza. Por otro lado, nada de lo que allí se dijo resultó ser cierto al final, que si Gallo “había descubierto el virus”, que si “había aportado la prueba de que ese virus era la causa del Sida”, que si “se dispondría de un test para dentro de dos años” –la patente americana para un test de detección se registró horas antes de la rueda de prensa- que si “una vacuna para dentro de cuatro”, etc. Dejando los líos judiciales de lado, hoy sabemos que Montagnier, (a quien Gallo robó el supuesto virus), ni siquiera aisló un nuevo retrovirus y por lo que toca a la comunidad científica, antes de la declaración no tuvo oportunidad de enterarse, ni de mostrar su discrepancia, ni siquiera su acuerdo, al no haberse publicado nada, (el mismo Peter Duesberg, al que el mismo Gallo tenía como la máxima autoridad mundial en retrovirus, se enteró por la televisión de que un retrovirus era la causa del sida), ¿Y después de la declaración? ¿Quién se iba a oponer a las autoridades sanitarias? De hecho los científicos que tenían dudas callaron para evitarse problemas y los que plantearon dudas, caso Duesberg, los tuvieron y serios, primero fueron las amenazas y luego, como no cedió ante ellas, le privaron de su bolsa de investigación.
El consenso alrededor del VIH-Sida se hizo mayor con los cuantiosos recursos dedicados a su difusión, con el consiguiente “clima de guerra” creado con la “pandemia”, (“que promueve la acción pero no la reflexión”, según Duesberg). Fueron destinados elevados presupuestos a la investigación exclusivamente en la línea del VIH, mientras nada era destinado a investigar otras hipótesis probables, (en especial drogas), lo que hizo que todo un ejército de investigadores fuera reclutado para la causa del VIH.

A principios de los 90 una comisión del Congreso declararía a Robert Gallo “culpable de mala conducta científica y mentira deliberada”, por el asunto del robo del virus a Montagnier, (para Duesberg, “el robo del diamante falso”). Por su parte Montagnier declararía, en tiempos ya más recientes, no haber purificado el virus, lo que implica que no había aislado nada, ya que la purificación de un virus es indispensable en el aislamiento de virus, de otro modo ¿Cómo íbamos a poder asegurar que las proteínas, material genético, etc., que se atribuyen al virus, pertenecen al virus y no a otra cosa?

Con la creación en 1991 del Grupo Internacional de Científicos para la Reevaluación de la Hipótesis VIH-Sida, grupo integrado en la actualidad por más de dos mil investigadores de todo el mundo que piden una revisión del sida, poco o nada ha mejorado el conocimiento objetivo del Sida por parte de la sociedad, debido al boicot y la censura. Pero que se sepa, la única forma de demostrar en ciencia que alguien se equivoca es dejarle exponer su tesis y luego rebatirle con argumentos, de otro modo la censura, al poner de manifiesto la ausencia de argumentos, pone en evidencia y descalifica a quien la ejerce. Peter Duesberg no ha sido el único en sufrir en carne propia lo malo que puede llegar a ser para un científico comunicar honestamente sus conclusiones, otros investigadores, periodistas, etc., han corrido la misma suerte.

Al público general se le hace creer que mientras que los científicos que discrepan son una minoría, “la gran mayoría de los científicos comparte el modelo VIH”, cuando la gran mayoría no han oído hablar siquiera de los planteamientos que discrepan y los pocos que han oído hablar, callan para no poner en peligro sus puestos de trabajo o las subvenciones de investigación. Un ejemplo significativo que lo muestra es lo acontecido en el famoso “Juicio por la sangre contaminada de Götingen”, Alemania, en 1995-97. En este juicio el virólogo Stefan Lanka solicitó al tribunal que encontrara un solo científico que compareciera y aportara pruebas de que el virus VIH existía y era la causa del Sida y lo declarara bajo juramento. No sólo nadie compareció sino que los medios ocultaron algo que debía ser noticia de primera plana.

La Hipótesis VIH-Sida se gestó a espaldas de la comunidad científica, se impuso mediante un claro abuso de autoridad y se ha mantenido hasta ahora por medios que no tienen nada que ver con la ciencia, como son la censura, las coacciones u otras formas de intimidación. En realidad, los métodos coercitivos y la censura son las únicas razones que explican porqué una peregrina teoría sin la menor base científica se ha mantenido vigente durante 25 años.

3- Razones de utilidad pública léase salud pública:

¿Qué podemos decir acerca de la utilidad pública de esta visión del virus? ¿Hay algún beneficio para la población desde el punto de vista sanitario? La respuesta es que no, no hay beneficios sanitarios, ¿Dónde está acaso la vacuna? ¿Dónde el tratamiento eficaz?
Tocante a la cuestión de la vacuna, de la misma manera que es asunto harto complicado la detección mediante un test de un virus que no hemos visto jamás en el organismo de ningún ser humano, la confección de una vacuna para neutralizarlo no lo es menos. En cuanto al tratamiento, estamos en la misma situación, ¿Tratar qué?, con el agravante de que los productos que se emplean para combatir el imaginario virus son de toxicidad elevada, en su mayoría provenientes de la quimioterapia del cáncer, (entre otros efectos son una causa conocida desde antiguo de inmunodeficiencia severa e incompatibles con la vida).
Se habla de la eficacia de los antivirales pero, ¿Cuántos de esos antivirales han sido evaluados en estudios limpios “contra placebo”, es decir, estudios que demuestren que son mejores que no tomar nada? ¿En qué datos se basan las afirmaciones de que los tratamientos son eficaces y recomendables? De hecho, estudios hechos a principios de los 90 en “supervivientes de Sida de larga duración”, personas que habían sobrevivido 5 años o más tras el diagnóstico de Sida, confirmaron que la práctica totalidad no usaba antivirales. Con respecto a los nuevos fármacos, el llamado “cóctel antiviral”, se está ocultando que en España existen al menos 70.000 personas, (al menos eso es lo que se desprende de los mismos datos oficiales), que se mantienen vivos y sanos desde hace 15 o 20 años sin necesidad de ellos.
La hipótesis VIH-Sida no sólo no aporta utilidad o mejoras en salud, sino que causa graves daños a la salud de muchas personas, al diagnosticarlas falsamente como “portadoras” de un virus letal, lo que ocasiona un cambio dramático en sus vidas, y al tratar luego a muchas de estas personas con fármacos muy tóxicos por una condición inexistente, (la supuesta infección por el VIH).
Estamos ante una teoría sin base científica, impuesta mediante medios ilícitos, que no sólo es inútil sino que daña gravemente la salud y la vida de miles de personas.

4- Razones de índole social:

La visión del virus del sida ha creado pánico innecesario en la población, marginación social y xenofobia, envenenando las relaciones humanas más íntimas y vulnerando derechos elementales de las personas. La lista de problemas a los que deben hacer frente en su vida diaria las personas por causa de la etiqueta de VIH+ es larga, desde serios problemas psicológicos, (angustia, depresión, pérdida de expectativas vitales, suicidios), problemas en las relaciones de pareja, (es una de las causas más frecuentes de separaciónes), laborales, con compañías de seguros, en el medio sanitario, limitaciones a la hora de obtener permisos de entrada o de residencia en muchos países, etc., etc.

5- Razones de carácter ético-legal:

Cuando se analiza la historia del sida desde sus comienzos se aprecia toda una serie de actuaciones irregulares, desde alarmismo, uso indebido de los medios para difundir hechos no contrastados, (a cargo de ciertas instituciones sanitarias americanas, en especial el CDC de Atlanta); apropiación indebida de descubrimientos ajenos, manipulación y tergiversación de datos, precipitación por móviles comerciales, (sin contar la mencionada declaración formal de “mala conducta científica y mentira deliberada”), todo ello a cargo del principal investigador del sida, Robert Gallo; violación de los protocolos que deben regir la limpieza de los ensayos clínicos, (caso de la FDA en la aprobación del AZT, otras instituciones en la aprobación de la nevirapina); sobornos y donaciones millonarios (compañías farmacéuticas), etc.
El sida sienta un peligrosísimo precedente, aceptarlo supone dar como válida la violación de la ética y normas más elementales que debe regir la actuación de investigadores, autoridades sanitarias, profesionales de la salud, de la información, compañías farmacéuticas, etc. ¿Qué deparará el futuro si se acepta todo este conjunto de sucias prácticas en un terreno tan sensible como el de la salud?

6- Razones de tipo humanitario.

El punto de vista del Sida infeccioso oculta la que constituye hoy día sin ningún género de dudas la principal causa de muertes por inmunodeficiencia adquirida en el mundo, la desnutrición, el hambre, resultado de la pobreza y desiguales políticas económicas. El Sida también sirve para ocultar los problemas reales y como cobertura para oscuras políticas de control de población.

7- Razones de índole económica.

Una visión sin base científica, impuesta mediante métodos ajenos a la ciencia, inútil, violadora de derechos, violadora de normas de actuación elementales, perniciosa para la humanidad y que aun encima cuesta a los estados muchos cientos de millones de euros al año, todo ello para sufragar tratamientos caros, inútiles y perjudiciales. ¿Saben los ciudadanos lo que se está pagando a las farmacéuticas por el envenenamiento masivo, con la muerte incluida en muchos casos, de miles de personas a base de fármacos inútiles y tóxicos? ¿Es admisible, con una crisis económica como la que estamos viviendo, semejante despilfarro de fondos públicos para costear algo que no sólo inútil sino perjudicial?

¿Qué enseñanzas podemos extraer de este trágico error?

Aun no creyendo en absoluto que hubiera un intento deliberado de crear todo este daño, (el sida es el resultado de todo un cúmulo de circunstancias, errores y actuaciones anómalas), es innegable que hubo una gran precipitación por móviles económicos en ciertos investigadores poco escrupulosos, así como alarmismo infundado e inconsciencia por parte de instituciones sanitarias americanas que arrastraron a los demás países. Todo esto fue rápidamente aprovechado por multinacionales farmacéuticas de modo muy poco ético.
Pero si bien es cierto que hubo y hay manipulación de la información, también lo es que a la hora de que este rumor fuese rápidamente aceptado, todos hemos contribuido un poco por el hecho de que las víctimas eran en su mayoría no muy bien vistas por la población, (drogadictos, homosexuales, etc.). Incluso muchas víctimas han colaborado, de un modo aunque solo fuera inconsciente, aceptando de un modo demasiado rápido esta visión, movidos en muchos casos por sentimientos de culpa y baja autoestima, ligados a condiciones como drogadicción o a una opción sexual mal asumida o vivida de forma culpable.
El fiasco del Sida debe servir para que tomemos conciencia de la situación de pobreza creciente que experimenta una gran parte de la humanidad, que da lugar a la desnutrición, primera causa mundial de inmunodeficiencia hoy en día en el mundo, resultado de unas desiguales políticas económicas.
Así mismo debe servir para llamar la atención sobre el deterioro de la calidad de la alimentación y el aumento alarmante de elementos que estresan y socavan el sistema inmune, (tóxicos, radiaciones de todo tipo, etc.), junto con la crisis de una medicina ocupada en tratar exclusivamente los síntomas de las enfermedades y no sus causas, todo ello con fármacos cada vez más peligrosos, olvidándose de otras medidas que la experiencia consagra como eficaces para devolver la salud. La influencia excesiva de las multinacionales farmacéuticas en la salud, su poder casi ilimitado y la total falta de control sobre sus actividades.
La existencia de prejuicios de todo tipo con respecto a las personas que optan por vivir su sexo de otra forma o con respecto a las personas de otra raza o color. Colectivos como los inmigrantes son vistos con gran desconfianza y otros colectivos, como los toxicómanos o las personas en prisión, siguen siendo objeto de la mayor desatención y exclusión social. La visión del virus del Sida denota moralismo estrecho e intolerancia, es un ataque a algo tan hermoso como el sexo, (y por tanto a la vida, que no existiría sin este instinto), aceptarla significa aceptar la trampa, el fraude, la discriminación de las personas, el enriquecimiento a costa del sufrimiento, la salud y la vida de muchos. La mera existencia de este mito denigra a toda la sociedad. Es hora de que todos asumamos que tenemos el deber moral de no colaborar a su mantenimiento por más tiempo.

¿Qué es Superando el Sida y qué fines persigue?

La asociación Superando el Sida se encuadra dentro de un movimiento mundial, con representación en prácticamente todos los países, que se inspira en el grupo internacional de científicos llamado “Rethinking AIDS”, (es decir, repensar o replantear el Sida), y aboga por el fin de la actual política sanitaria del Sida a nivel mundial. Esto incluye:

1) La información objetiva a la población sobre la naturaleza no infecciosa del sida, en orden a disipar el miedo y el alarmismo creado, así como a cortar de raíz la discriminación y xenofobia a la que se ha dado lugar.

2) La información a las personas a quienes se ha etiquetado de un modo arbitrario como “portadoras del VIH”, para que libres de la falsa idea de estar infectados por ningún virus VIH o de la posibilidad de poder contagiarlo a otras personas, recuperen su vida normal en todos los aspectos.

3) La prohibición de la realización a las personas de los mal llamados tests de VIH. El biólogo molecular Harvey Byaly sugiere que, como una medida precautoria, puede reservarse momentáneamente su uso en las transfusiones sanguíneas, rechazando la sangre que resulte positiva, por cuanto supone un indicador de estrés inmune que puede correlacionar con un estrés tóxico, infeccioso, nutricional o bien con ciertos disturbios inmunológicos, (enfermedades autoinmunes por ejemplo), pero no usarlo ya como diagnóstico de infección por virus VIH.

4) La suspensión de la administración a las personas consideradas erróneamente como infectadas de todo tipo de fármaco cuyo uso, desde el punto de vista médico, no esté justificado, en especial los mal llamados fármacos antivirales, (en su mayoría fármacos de quimioterapia del cáncer), así como las antibioterapias preventivas de larga duración.

5) La excarcelación de todas aquellas personas, con graves problemas de salud, que viven esta situación en prisión.

6) La indemnización a las víctimas o a sus familias, caso de fallecimiento, tanto por los falsos diagnósticos y males de ellos derivados, como por las secuelas derivadas de los tratamientos tóxicos.

Manuel Garrido Sotelo, mgsot@yahoo.com
Asociación Superando el Sida, Santiago 4 de marzo de 2009
www.superandoelsida.ning.com