martes, 3 de febrero de 2009

GENOCIDIO AZT. NO OLVIDAMOS

El nacimiento escandaloso del AZT.
Celia Farber.
Periodista de investigación.

Celia Farber.Celia Farber.

Traducción: Viviana Diogo Guinarte.
Notas: Alfredo Embid.



En un frío día de enero en 1987, dentro de una de las más potentemente iluminadas salas de reunión del monstruoso edificio de la FDA, un grupo de 11 de los más importantes doctores del SIDA calibraban una muy difícil decisión.

Habían sido requeridos por la FDA para considerar el dar la aprobación a toda velocidad a un fármaco altamente tóxico sobre el cual había muy poca información.

Llamado clínicamente Zidovudine, pero apodado AZT por sus componentes, se decía que el fármaco había mostrado un efecto portentoso en la supervivencia de los pacientes de SIDA. El estudio que había reunido al grupo, había causado un gran revuelo en la comunidad médica. Era la primera llama de esperanza -la gente se moría antes en el grupo de placebo que en el del fármaco-... según este estudio.

Pero existía una gran preocupación con respecto al nuevo fármaco. En realidad, había sido creado tres décadas antes para la quimioterapia del cáncer, pero se había arrinconado y olvidado por ser excesivamente tóxico, de fabricación muy costosa y totalmente ineficaz contra el cáncer. Poderoso, pero indiscriminado, el fármaco no era selectivo en su destrucción de las células.

Las compañías farmacéuticas de todo el mundo escudriñaban cientos de compuestos en la carrera por encontrar una cura, o por lo menos un tratamiento, para el SIDA. La Burroughs Wellcome, subsidiaria de la Wellcome, emergió como la triunfadora. Enviaron por azar el desechado fármaco contra el cáncer, entonces conocido como compuesto S, al Instituto Nacional del Cáncer junto con muchos otros para ver si conseguían destruir el dragón del SIDA, el VIH. Lo consiguió, por lo menos en el tubo de ensayo.

Food and Drug Administration.En la reunión, había mucha incertidumbre y descontento con respecto al AZT. Los doctores que estaban siendo consultados sabían que el estudio era defectuoso y que los efectos a largo plazo eran desconocidos. Sin embargo, el público estaba casi literalmente «aporreando la puerta». Comprensiblemente, se estaba ejerciendo una tremenda presión sobre la FDA para que aprobara el AZT aún más rápidamente de lo que lo había aprobado a mediados de los 60, lo cual había terminado causando severos defectos de nacimiento en bebés.

Todo el mundo estaba preocupado por eso. «Aprobarlo», dijo Ellen Cooper, una directora de la FDA «representaría dar un considerable y potencialmente peligroso giro con respecto a nuestras exigencias toxicológicas habituales».

Ya a punto de aprobar el fármaco, uno de los doctores del grupo, Calvin Kunin, recapituló el dilema existente entre ellos. «Por un lado», dijo «privar de un fármaco que disminuye la mortalidad en una población como ésta sería impropio. Por otro lado, utilizar este fármaco de forma generalizada, en áreas en las que no ha sido demostrada su eficacia, con un agente potencialmente tóxico, podría resultar desastroso».

«No sabemos que pasará de aquí a un año», dijo el presidente del grupo, el Doctor Itzhak Brook. «Los datos son todavía prematuros y las estadísticas no están muy bien hechas, en verdad. El fármaco podría ser, de hecho, perjudicial». Un poco más tarde, también dijo estar «impresionado por el hecho de que el AZT no detiene las muertes. Incluso aquellos a los que se les cambiaba al AZT seguían muriendo».

«Estoy de acuerdo contigo», respondió otro miembro del grupo «Hay tantas lagunas... Una vez que un fármaco es aprobado, ya no se sabe hasta que punto se abusará de él. No hay marcha atrás».

Burroughs Wellcome aseguró al consejo médico que podían proporcionar datos detallados de dos años de seguimientos, y que no permitirían que el fármaco sobrepasase los parámetros que habían prometido: Un recurso provisional para los pacientes muy enfermos.

El Doctor Brook no se dejó engañar por la promesa: «Si lo aprobamos ahora no tendremos los suficientes datos. Tendremos los que nos han prometido», predijo, «Pero a partir de ahí, la producción de datos será obstaculizada». El voto de Brook fue el único en contra de la aprobación del fármaco.

«No había los suficientes datos. No había seguimiento suficiente», recuerda. «Muchas de las preguntas que hacíamos a la compañía eran respondidas con un «no hemos analizado todavía los datos», o un, «No lo sabemos». Pensé que algunos datos eran prometedores, pero estaba preocupado por el precio que habría que pagar por ellos. Los efectos secundarios eran tan severos... Era quimioterapia. Los pacientes necesitarían transfusiones de sangre. Eso es cosa seria.

«El comité se sentía inclinado a darme la razón», dice Brook, «en que debíamos esperar un poco, ser más cautelosos. Pero, en cuanto la FDA se dio cuenta de que queríamos rechazarlo, pasaron a la presión política. Sobre las 4 p.m., el jefe del centro del FDA de biología y farmacología, pidió premiso para hablar, lo cual es francamente inusual. Normalmente nos dejan solos, pero él nos dijo: «Mirad, si aprobáis el fármaco, os aseguramos que trabajaremos en conjunto con Burroughs Wellcome y nos encargaremos que se suministre a la gente adecuada». Era como si estuviese diciendo «Por favor, decid que sí».

Brad Stone, el jefe de prensa del FDA, estaba presente. Dice no recordar ese discurso en concreto, pero no tiene nada de «inusual» el que los jefes de la FDA den ese tipo de discurso consultivo. «No había ninguna presión política» dice. «Las personas allí presentes aprobaron el fármaco porque los datos aportados por la compañía demostraban que estaba prolongando vidas. Por supuesto que era tóxico, pero llegaron a la conclusión de que los beneficios pesaban más que los riesgos».

La reunión finalizó. El AZT, sobre el cual algunos miembros del consejo se sentían aún inquietos y temerosos de que se convirtiese en una bomba de relojería, fue aprobado.

Anthony Fauci.Un salto adelante en el tiempo: El 17 de agosto de 1989, los periódicos de toda (Norte)América publicaban en titulares sensacionalistas que el AZT había demostrado ser eficaz en portadores de anticuerpos del VIH, en pacientes asintomáticos y de ARC (Complejo de síntoma relacionado con el SIDA) en los primeros estadios. A pesar de que uno de los principales intereses del consejo era que se utilizase exclusivamente en casos de personas críticamente enfermas de SIDA, debido a la extrema toxicidad del fármaco. El Doctor Anthony Fauci, director de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH), estaba ahora presionando para extender el radio de las prescripciones.

La vieja preocupación de la FDA ha sido olvidada. El fármaco ya se ha extendido a 60 países y a un número estimado de 20.000 personas. No sólo no se han aportado datos que mitiguen las inquietudes iniciales sino que los datos de seguimientos, tal y como predijo el Doctor Brook, se han dejado en el tintero. Los efectos beneficiosos del fármaco han demostrado ser sólo temporales. Sin embargo, la toxicidad sigue siendo la misma.

La mayoría de aquellos que pertenecen a las comunidades médicas y de afectados por el SIDA, han sostenido que el fármaco es el primer logro contra el SIDA. Para bien o para mal, el AZT ha sido aprobado más rápidamente que ninguna otra droga en la historia del FDA, y los activistas consideran esto una victoria. Sin embargo, el precio pagado por la victoria ha sido que desde su aprobación, la mayoría de los experimentos con fármacos del gobierno se centraron en el AZT, mientras que alrededor de otros 100 prometedores medicamentos se han dejado sin investigar.

Cuando la aprobación del AZT se dio a conocer las acciones de Burroughs Wellcome se dispararon. A un precio de 8.000 dólares por paciente y por año (sin incluir transfusiones de sangre), el AZT se convierte en el fármaco más caro en la historia del mercado. Los beneficios brutos de la Burroughs Wellcome para el próximo año se estiman en 230 millones de dólares. Los analistas del mercado de acciones predicen que para la mitad de los 90 la Burroughs Wellcome venderá un promedio 2 billones de dólares de AZT al año, bajo la marca Retrovir, lo que equivale a la venta total de todos sus productos en el último año.

Desde que comenzó la epidemia hace unos 10 años, el AZT es el único fármaco antirretrovírico que ha recibido la aprobación de la FDA para tratar el SIDA. Un solo estudio provocó esta decisión, y ese estudio fue declarado inválido hace ya tiempo.

Se pretendía que dicho estudio fuese un «estudio controlado de placebo doble ciego», el único tipo de estudio que puede probar eficazmente si un fármaco funciona o no. En tal estudio, ni el paciente ni el médico saben si al primero se le está administrando fármaco o placebo. En el caso del AZT, el estudio se «descubrió» a las pocas semanas.

Ambas partes contribuyeron a descubrirlo. Para los médicos se hizo obvio quién estaba tomando placebo y quien AZT, debido a los serios efectos secundarios que provoca este último, y que el SIDA no tiene por si mismo. Además, el sistema utilizado habitualmente para las pruebas de sangre, conocido como MCV, el cual podía mostrar claramente quién tomaba el fármaco y quién no, fue omitido en los informes. Ambos hechos fueron admitidos y ratificados tanto por la FDA como por Burroughs Wellcome, siendo esta última la que dirigió el estudio.

La mayoría de los pacientes que estuvieron en esa prueba han admitido haber hecho analizar las cápsulas para saber si estaban tomando el fármaco o no. Algunos, al descubrir que les estaban administrando sólo placebo, compraban AZT en el mercado negro. También se suponía que las píldoras eran inidentificables por el sabor, pero sí lo eran. Aunque esto fue corregido más tarde, el daño ya estaba hecho. También hubo informes de que algunos pacientes iban recolectando píldoras para los otros enfermos por solidaridad con ellos. El estudio está tan plagado de faltas que sus conclusiones, bajo el punto de vista de las normas científicas más básicas, deben ser consideradas nulas.

Sin embargo, el problema más serio del estudio original es que nunca fue concluido.

A las 17 semanas de comenzarse, cuando habían muerto más pacientes en el grupo de placebo, se detuvo (Cinco meses antes de lo estipulado) por razones «éticas»; Se consideró inmoral suministrar placebo a la gente cuando el fármaco podía permitirles vivir más. Debido a que el estudio se paró prematuramente, todas las conclusiones se atribuyeron al AZT; Ya no se puede llevar a cabo ningún estudio para comprobar de forma inequívoca si el AZT prolonga la vida o no.

El Doctor Brook, quién votó en contra de su aprobación, advirtió en su momento que el hecho de que el AZT fuese el único fármaco disponible para tratar a los pacientes de SIDA probablemente haría que su administración se descontrolase. Aprobarla prematuramente, dijo, sería como «dejar en libertad al genio de la botella».

Brook señaló que el fármaco, al ser una forma de quimioterapia, debía ser prescrita exclusivamente por médicos que tuviesen experiencia en este tipo de tratamientos. El efecto tóxico más poderoso del AZT -agotamiento de la médula ósea- hacía necesarias para los pacientes frecuentes transfusiones sanguíneas. Como era de esperar, tan pronto como fue lanzado al mercado, el AZT se comenzó a recetar desenfrenadamente y sobrepasó con creces los parámetros que se pretendían en un principio. El peor de los casos se hizo realidad: Muchos médicos entrevistados por el New York Times en 1987, revelaron que habían estado suministrando AZT a personas sanas con anticuerpos del VIH.

La función primordial de la FDA es la de sopesar la eficacia de un medicamento con los riesgos potenciales que encierra. La ecuación es simple y clara: Un fármaco debe, de forma incuestionable, reparar más de lo que daña, porque de otra forma, este podría causar más perjuicio que la propia enfermedad que se supone combate.

Lo que está ocurriendo con el AZT es precisamente aquello que más temen los médicos y los científicos.

El AZT fue seleccionado entre cientos de compuestos cuando el Doctor Sam Broder, director del Instituto Nacional del Cáncer (NIC) descubrió que «inhibía la replicación vírica in vitro»2. EL SIDA se considera un estado de depresión inmunitaria provocada por el virus VIH, que se replica y va comiéndose a las células T-4, las cuales son esenciales para el sistema inmunitario. El VIH es un retrovirus que contiene una encima llamada transcriptasa invertida, la cual convierte el ARN vírico en ADN. La creencia era que el AZT actuaba interrumpiendo esta síntesis del ADN y en consecuencia detenía la replicación del virus.

Aunque siempre se supo que el fármaco era extraordinariamente tóxico, el primer estudio concluía diciendo que «la relación riesgo/beneficio era favorable al paciente».

En el estudio que consiguió que la FDA aprobase el AZT, el único factor que desequilibró la balanza del jurado fue que el grupo de AZT había sobrevivido al grupo de placebo por lo que parecía ser una aplastante mayoría. El triunfo del estudio, el que canceló el problema de la enorme toxicidad fue el hecho de que en el grupo de placebo habían muerto 19 personas, mientras que en el grupo del AZT sólo había muerto 1. Los receptores de AZT mostraban además menor incidencia de enfermedades oportunistas.

Aunque estos datos maravillaron al consejo que aprobó el medicamento, otros científicos insisten en que no significaban nada -por la razón de que estaban recogidos de una manera desordenada y por que se había «descubierto» prematuramente.

Poco después de pararse el estudio, el índice de muertes se aceleró en el grupo del AZT.

«Después de un tiempo no hubo gran diferencia entre el grupo tratado y el no tratado», dice el Doctor Brook».

«El estudio se realizó de una forma tan poco sistemática que en realidad es como si no se hubiese hecho», dice el Doctor Joseph Sonnabend, uno de los médicos dedicados al SIDA más destacados de la ciudad de Nueva York.

Harvey Bialy.El Doctor Harvey Bialy, editor científico de la revista Biotechnology, está pasmado por la baja calidad científica existente entorno a la investigación del SIDA. Al preguntarle si ha observado alguna evidencia de la verdad de las reivindicaciones hechas sobre el AZT de que «prolonga la vida» de los pacientes de SIDA, Bialy ha dicho: «No. No he visto un sólo estudio analizado y expuesto de forma objetiva».

Bialy, que también es biólogo molecular, está horrorizado por el uso generalizado del AZT, no sólo por su toxicidad, sino también porque «las atribuciones con las que justifican su uso extendido son falsas».

«No puedo imaginarme que puede hacer esta fármaco a parte de enfermar gravemente a la gente que lo tome», dice.

Los hechos científicos sobre el AZT y el SIDA son desde luego, sorprendentes. Irónicamente, se ha descubierto que el fármaco acelera el proceso que se suponía evitaba: La pérdida de células T-4.

No se puede negar que el AZT mata las células T-4 (células blancas de la sangre, vitales para el sistema inmune)», dice Bialy. «Nadie puede discutir eso».

El AZT es un nucleótido que destruye en cadena, lo cual significa que detiene la replicación del ADN. Busca y selecciona cualquier célula que este comprometida con la replicación del ADN y la mata. Esta replicación tiene lugar principalmente en la médula ósea. Esto hace que el efecto sucundario más nefasto sea la intoxicación de la médula y por eso se hacen necesarias las transfusiones de sangre.

El AZT se ha presentado en el mercado, de forma agresiva y reiterativa, como un medicamento que prolonga la vida de los pacientes de SIDA porque detiene la replicación y difusión del virus VIH entre las células sanas. Bialy dice, sin embargo, que «no hay una clara evidencia de que el VIH se replique de forma activa en un paciente de SIDA, así que si no hay replicación del VIH que detener, lo que hace en su mayor parte es matar células sanas».

Peter Duesberg.El científico de la Universidad de California en Berkeley, Doctor Peter Duesberg, llegó a la misma conclusión en un informe publicado en «Proceedings», la revista de la Academia Nacional de Ciencias. Duesberg, que en dicho informe hacía mención a su aseveración de que el VIH no es causa suficiente para el SIDA, escribió: «Aún suponiendo que el VIH fuese la causa del SIDA, seguirá sin ser un objetivo legítimo para la terapia con AZT, porque en el 70-100% de las personas seropositivas, el ADN provírico no es detectable y nunca se ha observado su biosíntesis».

«Como fármaco quimioterápico», explica Duesberg, el AZT mata inhibiendo la división de las células sanguíneas y de otros tipos de células, y es por lo tanto directamente inmunodepresor».

«Las células constituyen un objetivo un millón de veces más importante que el virus, así que, las células serán mucho más vulnerables», prosigue Duesberg, «Muy pocas células, alrededor de una entre diez mil, tienen el virus que contiene el ADN, así que hay que matar un número increíble de células para inhibirlo. Este tipo de tratamiento en teoría podría ayudar si se tiene una infección masiva, lo cual no es el caso del SIDA. Mientras tanto, están administrando un fármaco que acaba por matar millones de linfocitos (células blancas de la sangre). No me entra en la cabeza la manera en que esto puede resultar beneficioso».

Sandra Lehrman, científica de Burroughs Wellcome discrepa: «En realidad no las mata, le basta con cambiar su función. Además, aunque los datos del comienzo decían que sólo estaban infectadas un número escaso de células, los actuales dicen que puede haber un número mayor. Hoy en día tenemos técnicas de detección más sensibles».

«¿Cambiar la función?, ¿De qué? ¿De funcionamiento a no funcionamiento?. Otro ejemplo más de ciencia mediocre», dice Bialy.

«La -técnica de detección sensible- a la que se refiere la Doctora Lehrman es la PCR3 muy poco fiable como para sacar conclusiones cuantitativas a partir de ella».

Cuando se plantean preguntas específicas sobre los supuestos mecanismos del AZT, las respuestas son extensas, contradictorias y plagadas de desconocimientos. Todos y cada uno de los aspectos científicos cuestionados sobre el fármaco son invariablemente contestados con la misma frase general: «El fármaco no es perfecto, pero es todo lo que tenemos hoy por hoy».

En relación a la destrucción de las células T-4, la doctora Lehrman dice: «No sabemos el motivo de que las células T-4 aumenten al principio y luego disminuyan. Es uno de los mecanismos del fármaco que estamos intentando comprender4».

Cuando a los promotores del AZT se les pregunta sobre los aspectos científicos clave del fármaco, ya sea a la NIH, a la FDA, a Burroughs Wellcome o a cualquier organización del SIDA, a menudo se enfadan.

Se aferran desesperadamente a la idea de que la droga está «haciendo algo», a pesar de que a esta confesión siguen las irritantes declaraciones habituales de que «hay mecanismos del fármaco y de la enfermedad que no entendemos». Es como si, en el ojo de la tormenta del SIDA, la postura oficial, la autorizada por el gobierno estuviese inmunizada contra la crítica. El escepticismo y el desafío, tan esenciales para el progreso de la ciencia y tan presente en casi todas las áreas del trabajo científico, no son bienvenidos en el debate del AZT, donde sin duda es más necesario que en cualquier otro.

Los efectos tóxicos del AZT, especialmente la depresión de la médula ósea y la anemia, son tan fuertes que un 50 por ciento de los pacientes de SIDA y de ARC son incapaces de tolerarlo y tienen que abandonar el tratamiento. En la carta de aprobación que Burroughs Wellcome envío a la FDA, se dio una relación de los 50 efectos secundarios del AZT, a aparte de los más habituales. Esta lista incluía: Pérdida de la agudeza mental, espasmos musculares, sangrado rectal y temblores.

La anemia, uno de los efectos más comunes del AZT, consiste en la destrucción de las células rojas de la sangre. Según Duesberg, «los glóbulos rojos son la única cosa sin la que no puedes pasar. Sin glóbulos rojos no puedes coger oxígeno».

Fred, una persona con SIDA, fue tratado con AZT y sufrió una anemia tan fuerte que tuvo que suspender el tratamiento.

En una entrevista incluida en el libro sobre el SIDA «Sobreviviendo y prosperando con SIDA». Michael Callen describe5 cómo se siente uno cuando tiene anemia: «Vivo en un estudio y mi cuarto de baño está tan sólo a cinco pasos de mi cama. Yo me tumbaba en ella y me quedaba allí durante dos horas; ¡No podía levantarme y dar esos cinco pasos!. Cuando me llevaron al hospital, tuvo que venir alguien a vestirme. Esa tremenda fatiga... Las condiciones de vida eran lamentables... Nunca me había sentido tan mal... Dejé el AZT y la confusión mental, los dolores de cabeza, los dolores en la nuca, las náuseas, todo había desaparecido a las 24 horas».

«Ahora me siento muy bien», prosigue Fred. «Pienso en lo espantosas que eran mis condiciones y calidad de mi vida hace dos semanas, y la verdad es que eso me tenía muy asustado, tanto que para calmarme tenía que tomar pastillas. Estaba tan preocupado... Solía perder el hilo de lo que estaba diciendo en mitad de una frase... En la calle perdía la orientación...».

«Muchos pacientes de SIDA ya están anémicos antes de que se les administre el fármaco» dice la Doctora Lehrman de Burroughs Wellcome, debido a que el VIH puede haber infectado la médula ósea y causar la anemia».

Este argumento traiciona un razonamiento estrafalario. Si los pacientes de SIDA soportan problemas como la inmunodepresión, la intoxicación de la médula ósea y la anemia, el hecho de agravar estos trastornos con el AZT ¿Constituye una mejora?.

«Si, el AZT es una forma de quimioterapia», dice Jerome Horwitz, el hombre que inventó el compuesto hace un cuarto de siglo. «Es citotóxico y, como tal, provoca intoxicación de la médula ósea y anemia. Existen problemas con el fármaco. No es perfecto, pero no creo que nadie pueda decir que sea inútil. La gente puede vociferar hasta el día del juicio sobre su toxicidad, pero hay que fijarse también en los resultados».

Irónicamente, son los resultados los que sentencian al AZT.

Algunos estudios sobre los efectos críticos del AZT -incluyendo el que fundamentó la aprobación de Burroughs Wellcome- han llevado a la misma conclusión: El AZT es eficaz durante unos meses, pero luego su efecto desciende vertiginosamente. Incluso el estudio original del AZT mostró que las células T-46 aumentaban durante un tiempo y luego caían a plomo7. Los niveles de VIH disminuían y luego volvían a subir.

Este hecho es bien conocido del consejo que votó la aprobación. Como miembro de aquel consejo, el Doctor Stanley Lemon dijo en una reunión de entonces: «No me he quedado tranquilo después de haber visto algunas diapositivas, parece que tras 16-24 semanas -de 12 a 16 semanas, creo-, el efecto parece declinar».

Dos años después se planteó una reunión de seguimiento del estudio original de la Burroughs Wellcome para discutir la amplia gama de efectos del AZT, así como las estadísticas de supervivencia. Tal y como recuerda uno de los doctores presentes en la reunión de mayo de 1988, «No hubo un seguimiento del estudio. Cualquier efecto beneficioso había desaparecido al medio año. Todo lo que tenían era algunas estadísticas de supervivencia de un promedio de 44 semanas. El nivel de p24 no resultó como se esperaba y no hubo una mejora persistente en las células T-4».

Los niveles de VIH en la sangre se miden por medio de un antígeno llamado p24. Burroughs Wellcome afirmó que el AZT disminuía el nivel de p24, es decir, que disminuía la cantidad de VIH en la sangre.

En la primera reunión con la FDA, Burroughs Wellcome hizo incapié en la manera en que el fármaco había «disminuido» los niveles de p24; En la reunión de seguimiento no mencionaron el asunto.

Al final de la reunión, el Doctor Michael Lange, director del programa de SIDA en el hospital Roosevelt de St. Luke en Nueva York, habló al respecto: «Las alabanzas al AZT se basan en la suposición de su efecto antivírico», dijo dirigiéndose a la Burroughs Wellcome «Pero todavía no hemos visto ningún dato sobre eso... Hay un artículo en The Lancet (una prestigiosa revista médica británica) que dice que tras 20 semanas, más o menos, el p24 reaparece en muchos pacientes. ¿Tienen Vds. datos sobre esto?».

No los tenían.

«Lo que cuenta es la línea de estado», resume uno de los científicos representantes de la Burroughs Wellcome, «La supervivencia, la función neurológica, la ausencia de progresión en la enfermedad y la calidad devida; Todo lo cual mejora. Ya sea por el efecto antivírico o por el efecto antibacteriano, pero mejora».

El Doctor Lange sugirió que el fármaco quizás era aficaz en la forma en que lo es un antiinflamatorio, como lo es una aspirina, y que un fármaco como la Indometacina, podía servir a la misma función sin los efectos devastadores del AZT8.

Hoy, uno de los principales investigadores del SIDA, el cual formaba parte del consejo de aprobación, dice: «El AZT ¿Está haciendo algo?. Si, algo está haciendo. Pero no existen pruebas de que esté haciendo algo contra el VIH».

Walter Gilbert.«Siempre ha habido fármacos que utilizamos sin saber exactamente como funcionan», dice el premio Nobel Walter Gilbert. «Lo que primero hay que mirar es el efecto clínico del fármaco y preguntarnos. ¿Está ayudando o no?».

«Yo soy una prueba viviente de que el AZT funciona», dice alguien enfermo de ARC tratado con AZT. «Llevo tratándome con él desde hace dos años y desde luego estoy más sano de lo que lo estaba hace dos años. No es que sea una panacea, no es perfecto, pero es eficaz. Está deteniendo la evolución de la enfermedad».

«A veces me siento como si estuviese tragando desatascador de desagües», dice otro. «Lo que quiero decir es que a veces tengo problemas para tragarlo. No me gusta la idea de tener que tomar algo que es extraño a mi cuerpo, pero cada seis horas tengo que tragármelo. Hasta que aparezca algo mejor, esto es lo único que hay para mí».

Health Education AIDS Liaison (HEAL).«Estoy totalmente convencido de que el que no toma AZT tiene mayor calidad de vida y sobrevive más tiempo», dice Gene Fedorko, Presidente de la «Health Education AIDS Liaison» (HEAL; Coordinadora del SIDA para la Educación de la Salud). «Pienso que es horrible la forma en que la gente es forzada por sus médicos a tomar la droga. La gente viene a nosotros temblando y llorando porque sus médicos les han dicho que morirán irremediablemente si no toman AZT. Eso es mentira». Fedorko llegó a esta conclusión, tras años escuchando (en el grupo semanal de apoyo organizado por HEAL) las historias de personas luchando por sobrevivir al SIDA.

«No tomaría AZT aunque me pagasen», dice Michael Callen, cofundador de la coalición PWA de la ciudad de Nueva York, de la Iniciativa de Investigación de la Comunidad, y editor de diversas revistas sobre SIDA.

Callen ha sobrevivido al SIDA durante siete años sin ayuda del AZT9.

«Me han dado mucho la vara por decir esto, pero mi opinión es que utilizar el AZT es como apuntar a un mosquito con una cabeza termonuclear. La aplastante mayoría de los supervivientes a largo plazo que he conocido han elegido no tomar AZT».

Uno de los pacientes que más ha vivido desde el experimento inicial del AZT, de acuerdo con la Burroughs Wellcome, ha muerto recientemente.

Cuando murió, había estado bajo tratamiento con AZT durante tres años y medio.

En un estudio de conjunto, resultya que el paciente que más tiempo ha sobrevivido al SIDA ha sido alguien que no estaba bajo tratamiento con AZT y ha sobrevivido ocho años y medio.

En un estudio extraoficial sobre supervivientes del SIDA a largo plazo se hizo un seguimiento de 24 pacientes que habían sobrevivido más de seis años a la enfermedad; Sólo uno de ellos había empezado recientemente a tomar AZT.

Al principio se decía que el AZT prolongaba la vida. En realidad, no hay pruebas concluyentes de que el AZT prolongue la vida.

«En mi opinión el AZT alarga la vida de la mayoría de las personas que lo toman», dice el Doctor Bruce Montgomery de la Universidad del estado de Nueva York en Sony Brook, quien está completando un estudio sobre el AZT. «No hay demasiados pacientes que sobrevivan durante mucho tiempo, y la verdad es que no sabemos por que sobreviven. Podría ser suerte. Pero la mayoría de la gente no tiene tanta suerte».

«Parece que el AZT ayuda a muchos pacientes», dice el Doctor Bernard Bahari, médico e investigador del SIDA de la ciudad de Nueva York, «Pero es muy difícil detreminar si realmente prolonga la vida o no».

«Muchos de los pacientes a los que atiendo escogen no tomar AZT», dice el Doctor Don Abrams del Hospital General de San Francisco. «Me ha llamado la atención el hecho de que la supervivencia y la esperanza de vida están aumentando en las personas con SIDA. Creo que eso tiene mucho que ver con la Pentamadina aerosolizada (un fármaco que trata la neumonía pneumocystis carinii).

Está también el denominado efecto plaga: La gente se va fortaleciendo cada vez más cuando una enfermedad afecta a toda una población.

Los pacientes que atiendo hoy en dia, no son tan frágiles como los pacientes del principio».

«El hecho de que mueras o no de SIDA, va en función de lo bien que te atienda tu médico, no del AZT», dice el Doctor Joseph Sonnabend, uno de los principales y más reputados doctores en SIDA de la ciudad de Nueva York; entre cuyos pacientes se incluyen muchos supervivientes a largo plazo, a pesar de no haber prescrito jamás AZT.

Sonnabend fue uno de los primeros en hacer la sencilla observación de que los pacientes de SIDA deberían ser tratados por sus enfermedades y no por su infección de VIH10.

Varios estudios han llegado a la conclusión de que el AZT no tiene efecto alguno sobre las dos infecciones oportunistas más comunes en el SIDA: La neumonía por pneumocystis carinii (NCP) y el sarcoma de Kaposi (SK). La abrumadora mayoría de los pacientes de SIDA mueren de NPC, pera la cual existe tratamiento eficaz desde hace décadas.

Este año, la FDA finalmente aprobó la Pentamidina Aerosolizada para tratar el SIDA. Un reciente estudio del Memorial Sloan Kettering terminaba con la siguiente observación: Durante 15 meses, el 80% de los pacientes bajo tratamiento con AZT que no recibieron Pentamidina, presentaron episodios recurrentes de pneumocystis. De los que tomaron Pentamidina sólo presentó episodios recurrentes un 50%.

«Todas esas muertes del estudio del AZT eran tratables», dice Sonnabend. «No fueron muertes de SIDA, fueron muertes de estados tratables. Ni siquiera hicieron autopsias en ese estudio. ¿Cómo puede uno tener fe en esta gente?».

«Si existe alguna resistencia al AZT entre la población, es la de la comunidad gay de Nueva York», dice un doctor acerca de la aprobación de la FDA, quien ha preferido permanecer en el anonimato. «El resto del país se ha dejado lavar el cerebro y cree que el fármaco es efectivamente tan beneficioso como dicen.

Todos los datos han sido manipulados por personas que han conferido demasiadas virtudes al AZT».

«Si el SIDA no fuera una enfermedad tan popular -Una fábrica de dinero y carreras-, esta gente no hubiera conseguido salir adelante con esta ciencia de pacotilla», dice el Doctor Bialy11. «En todos los años que he dedicado a la ciencia jamás había visto algo tan atroz». Al preguntarle si era posible que algunas personas hubiesen muerto envenenadas por el AZT y no por causa del SIDA, respondió: «Es más que posible».

17 de agosto de 1989: El gobierno anuncia que 1,4 millones de norteamericanos seropositivos sanos podrán «beneficiarse» del AZT, incluso los que no muestren síntomas de la enfermedad. Nuevos estudios habían «probado» que el AZT era eficaz a la hora de frenar la progresión del SIDA en casos asintomáticos o en las primeras fases del ARC. El Doctor Fauci, líder de la NAIAD, anunció orgullosamente un experimento que se venía realizando desde hacía «dos años» el cual había «mostrado claramente» que la temprana intervención mantenía el SIDA a raya. «Cualquier persona que tenga anticuerpos del VIH y menos de 500 células T-4, debe empezar a tomar AZT de inmediato», dijo.

Eso supone aproximadamente 650.000 personas. 1.4 millones de norteamericanos han sido declarados portadores de anticuerpos del VIH, y al final puede que todos necesiten tomar AZT para no enfermar», sostiene Fauci.

National Institute of Health (NIH).Al prestigioso periódico no le debió de parecer inusual que no hubiese ninguna copia del estudio y, en su lugar, solo un informal artículo de dos páginas del NIH (Instituto Nacional de la Salud Americano).

Cuando SPIN llamó al NIH solicitando una copia del estudio, nos dijeron que «aún se estaba escribiendo»...

Hicimos algunas preguntas con respecto a las cifras.

Según la publicación, se habían dividido 3.200 pacientes asintomáticos y de ARC en la primera etapa en dos grupos: Uno de AZT y otro de placebo, y se habían seguido durante dos años. Los dos grupos se distinguían por la cantidad de células T-4: Un grupo tenía menos de 500, el otro más de 500. Cada uno de estos dos grupos estaba dividido a su vez en otros tres: Dosis alta de AZT, dosis baja de AZT y placebo.

En el grupo con más de 500 células T-4, el AZT no tuvo efecto. En el otros grupo se decidió que la dosis baja de AZT era la más eficaz, seguida de la dosis alta.

En resumen, de 900 desarrollaron SIDA un total de 36 en los dos grupos y de los 450 del grupo de placebo lo desarrollaron 38.

«Los pacientes seropositivos son dos veces más propensos a desarrollar SIDA si no ingieren AZT», declaró la prensa.

Sin embargo, estas cifras son engañosas. Al preguntar cuantos pacientes en realidad habían cumplido los dos años del estudio, el NIH nos contestó que no lo sabían, pero que le promedio de duración de la participación fue de un año, no de dos12.

«La forma en que presentaron las cifras fue muy deshonesta», dice el Doctor Sonnabend. «De haber habido 60 personas en ese experimento, las cifras hubiesen significado algo. Pero si calculamos el promedio de los 3.200, las diferencias entre los dos grupos resultan insignificantes. No es nada. Es hacerlo a la buena de Dios y a ver que pasa. Sin embargo, lo hacen parecer algo importantísimo».

El estudio alardeaba de que el AZT es mucho más eficaz y menos tóxico a un tercio de la dosis que se ha venido utilizando durante los tres últimos años. Esas son las buenas noticias. Las malas son que miles de personas ya han sido bombardeadas con 1.500 miligramos de AZT, quizá incluso han muerto de envenenamiento tóxico y ¿Ahora nos enteramos de que un tercio de la dosis hubiera bastado?.

Cuando los efectos del AZT parecen tan vagos, resulta criminal recomendar la extensión de su uso a la gente sana; sobre todo si tenemos en cuenta que sólo un pequeño porcentaje de la población infectada con VIH ha llegado a desarrollar SIDA o ARC.

La Burroughs Wellcome ya ha puesto en marcha las pruebas de AZT en trabajadores asintomáticos en hospitales, mujeres embarazadas y niños; estos últimos lo toman en estado líquido. El AZT líquido es el sobrante de experimentos abortados, y se da a los niños porque puede mezclarse con agua -a los niños no les gusta tragar pastillas-.

Se ha propuesto también dar AZT a personas que ni siquiera tienen anticuerpos del VIH pero que son «vulnerables».

«Estoy convencido de que si diésemos AZT a un atleta en perfecto estado de salud, moriría en cinco años», dice Fedorko.

En diciembre de 1988, The Lancet publicó un estudio que ni Burroughs Wellcome ni el NIH habían facilitado a la prensa. Era más completo que el estudio original y el seguimiento de los pacientes era más prolongado. No fue llevado a cabo en los Estados Unidos sino en el Estado francés, en el hospital Claude Bernard de París, y llegaba a las mismas conclusiones sobre el AZT que el de la Burroughs Wellcome, excepto que esta compañía consideró sus resultados como «extraordinariamente positivos», mientras que los doctores franceses llamaron a los suyos «decepcionantes».

El estudio francés encontró, una vez más, que el AZT era demasiado tóxico para ser tolerado en la mayoría de los casos, que no tenía efectos duraderos sobre los niveles de VIH en la sangre y que dejaba a los pacientes con menos células T-4 que al principio.

A pesar de que al inicio habían constatado una notable mejoría, su opinión final era que «al cabo de seis meses, estos valores retornaban a los niveles anteriores al tratamiento y que tenían lugar diversas infecciones oportunistas, enfermedades y muertes».

El informe del equipo francés terminaba diciendo: «Los beneficios del AZT se limitan a unos pocos meses en los pacientes de SIDA y ARC». Tras unos meses, el AZT era completamente ineficaz.

La noticia de que el AZT es recetado13 a personas asintomáticas, ha dejado a muchos de los más prestigiosos doctores del SIDA, anonadados y furiosos. Todos y cada uno de los médicos y científicos a los que hemos preguntado son de la opinión de que es muy poco profesional y temerario anunciar un estudio sin datos que examinar, haciendo recomendaciones tan drásticas sobre la salud pública. «Esto no puede estar ocurriendo», dice Bialy14, «¡El gobierno está dando a conocer hechos científicos antes de que estos sido examinados!. Es lo nunca visto».

«Esto es increíble», dice el Doctor Sonnabend con una voz teñida de desesperación. «Ya no sé que hacer. Cada día tengo que enfrentarme con una consulta llena de gente pidiéndome AZT. Estoy aterrorizado. Como médico responsable no sé que hacer. El primer estudio fue ridículo. ES obvio que Margaret Fischl, la persona que ha realizado los dos estudios, no tiene ni la más vaga idea sobre experimentos clínicos. No me fio de ella. Ni de los otros. Sencillamente, no son lo bastante competentes. Hemos sido tomados como rehenes por científicos de segunda clase. Les dejamos escapar con el primer desastre. Ahora, lo están consiguiendo otra vez».

«Tomar la decisión de decirle a la gente -Si eres seropostivo y tienes menos de 500 células T-4, comienza a tomar AZT- es algo de mucha trascendencia», ha dicho un médico de SIDA que ha preferido permanecer en el anonimato. «Conozco docenas de personas, a las cuales he atendido cada pocos meses a lo largo de varios años, que han permanecido en el mismo nivel durante más de cinco años y no han desarrollado ninguna enfermedad».

«Me siento avergonzado de mis colegas», se lamenta Sonnabend. «Estoy abochornado. Esta es una ciencia de tres al cuarto. Parece mentira que nadie proteste. Malditos cobardes. El juego se llama -protege tu subvención, no abras la boca-. Se trata de dinero... el pretexto para seguir la línea del partido y no ser críticos, cuando es obvio que hay fuerzas políticas y económicas dirigiendo todo esto».

Cuando Duesberg escuchó las noticias, se asombró especialmente de la reacción del presidente del Gay Men's Health Crisis, Richard Dunne, quien dijo que ahora la GMHC urgía a «todo el mundo a hacerse pruebas» y, por supuesto, todos aquellos que diesen positivo «debían empezar el tratamiento con AZT».

«Esta gente se está precipitando a las cámaras de gas», dice Duesberg. «Qué feliz se hubiese sentido Himmler si los judíos hubiesen cooperado así».


Notas:

1Ver el vademecum de especialidades farmacéuticas español sobre este producto y nuestro comentario sobre los cambios que los fabricantes han hecho en el mismo en los últimos años.
2Algo que hacen muchas otras sustancias: Ver «Estimular las defensas de otra forma», artículos sobre fitoterapia china, etc.
3La PCR (Reacción en Cadena de la Polimerasa) fue descubierta por el Dr. Kary Mullis, que obtuvo el Premio Nobel. Kary Mullis es uno de los científicos que no creen que el SIDA esté causado por el VIH.
4Es algo que el Doctor Duesberg ha explicado claramente. Ver artículo sobre el AZT en el número 31, página 35.
5Ver su artículo en el número 33-34 de la revista.
6Ver artículo sobre los T4 en el número 38 de Celia y otros en el número 42 de próxima publicación.
7El Doctor Duesberg ha dado una explicación a este fenómeno. Ver nuestro artículo sobre el AZT en el número 31 de la revista.
8Añade que «es economico y no tóxico» y lo he suprimido pues esto es evidentemente falso como he demostrado en el libro ¿Sabe usted lo que le recetan?.
9Ha muerto hace un año por motivos que desconozco, pero puedo apuntar que aunque no tomaba AZT, sí había aceptado un gran número de fármacos (tóxicos en mayor o menor medida) que le había recetado su médico (el Doctor Sonnabend), para prevenir todas las enfermedades supuestamente relacionadas con el SIDA.
10Una observación de sentido común que comparto plenamente. Pero no en darles una quimioterapia tóxica de por vida con fines supuestamente «preventivos».
11Doctor Harvey Bialy. Biólogo molecular, virólogo, director científico de la revista Biotechnology. Hemos publicado una entrevista con él en el número 33-34. Su intervención en las I Jornadas de Medicinas Complementarias, así como en el Congreso de Argentina sobre el SIDA, están disponibles en vídeo.
12Esto es particularmente grave ya que incluso dos años resultan insuficientes para evaluar los efectos secundarios de este tóxico, muchos de los cuales se manifiestan a largo plazo.
13En el artículo original «pronto será recetado a», que hemos cambiado puesto que esta perspectiva se convirtió en un hecho. Desgraciadamente, millones de personas que no padecían nada, en perfecto estado de salud y que sólo presentaban un recuento bajo de células CD4 (que no significa mucho como hemos explicado ya repetidas veces) fueron sometidas al AZT y expuestas a sus efectos secundarios.
14Op. cit.

Contacto: Celia Farber, 2211 Broadway, Apt 3A, NY 10024, USA.

Artículo publicado en el número 41 de la revista «Medicina Holística». Edita: Asociación de Medicinas Complementarias (A.M.C.).


El SIDA y la corrupción de las ciencias médicas


CELIA FARBER

Por Celia Farber

Joyce Ann Hafford era una simple madre que vivía sola con su hijo de 13 años, Jermal, en Memphis Tenessee, cuando supo que estaba embarazada de su segundo hijo.
Trabajaba como representante del servicio al cliente, en una compañía llamada CMC Call Center. Su hijo era un buen estudiante, atleta y músico.
En abril de 2003, Hafford, embarazada de cuatro meses, fue incitada por su obstetra a que se hiciera un test de HIV. Ella estuvo de acuerdo, aunque estaba saludable y no tenia razones para pensar que estaba infectada. El test resultó positivo, aunque Hafford se lo hizo una sola vez y ella no sabia que el hecho de estar embarazada puede causar un falso positivo. Su primer pensamiento fue sobre su bebe, que aun no había nacido.
Hafford fue inmediatamente recomendada a un especialista en HIV, el Dr. Edwin Thorpe, que era uno de los principales investigadores, que se encargaba de reclutar pacientes, para una prueba clínica, en el Grupo Medico de La Universidad de Tenessee ; el cual estaba esponsoreado por la División de SIDA (DSIDA)- la rama mas importante en la investigación en HIV, del Instituto Nacional de Salud-.
El objetivo de la prueba, PACTG 1022, era comparar “los limites de las toxicidades del tratamiento” de dos regimenes de drogas anti-HIV. Los núcleos de las drogas comparadas eran nelfinavir (nombre tradicional “viracept”) y nervirapina (nombre tradicional “Viramune”).
A ese régimen, dos drogas fueron añadidas –zidovudina (AZT) y lanivudina (Epivir), en una combinación llamada Combivir.
PACTG 1022 fue una “segura” y eficaz prueba, lo que significa que las mujeres embarazadas, estaban siendo usadas como objeto de investigación, además de que el experimento estaba sondeando los límites de toxicidad soportables.
Dada la creencia reinante sobre la patogénesis del HIV, este tipo de pruebas son bastante comunes, espacialmente después de 1994, cuando la AZT fue aclamada por cortar la frecuencia de transmisión de madre a hijo. El lanzamiento de PACTG 1022, fue reclutar 440 mujeres embarazadas, por toda la nación, de las cuales 15 fueron inscriptas en el grupo Medico de la Universidad de Tenessee.
El plan era derivar a las participantes del estudio, a uno de los dos grupos, en el cual recibirían tres drogas para HIV, comenzando a los diez días de gestación. De las cuatro drogas en este estudio, tres pertenecen, según la FDA, a la categoría “C”, lo que significa que la seguridad de madre a feto, no ha sido establecida adecuadamente.
Joyce Ann Hafford tenía 33 años y había sido siempre saludable. Ella no mostró signos o algo parecido a lo esperable en los casos de HIV. Su cantidad de CD4, que son los linfocitos, usados para indicar cuan fuerte es el sistema inmunológico de una persona, al cual el HIV se cree que corroe lentamente, era normal, y ella se sentía bien.
En junio de 2003, ella estaba inscripta en la prueba y el 18 de junio, tomo su primer dosis de drogas, “enseguida se sintió muy enferma” Describe su hermana más grande, Rubbie King. “Dentro de las 72 horas, tenía un sarpullido bastante feo en toda la cara, manos y brazos. Ese fue el primer signo de que había un problema. Le dije que llamara al doctor y lo hizo, pero sólo le dijeron que se pusiera hidrocortisona en crema. Luego, supe que un sarpullido era una muy mala señal, pero los médicos no se habían manifestado con preocupación cuando se les informó por el sarpullido.
Hafford estuvo en el régimen de drogas durante 38 días, “su salud comenzó a deteriorarse desde el momento en que empezó a tomar las drogas” dice King “estaba todo el tiempo dolorida, constantemente vomitando, hasta que llegó al punto en que lo único que podía hacer era descansar”.
Las hermanas decidieron no decirle nada a su mama, del resultado positivo del test de HIV y de la prueba en si misma. Hafford atribuía su estado de enfermedad al hecho de estar embarazada.
Ella era una persona optimista y estaba convencida de ser una afortunada por estar en esta prueba. Ella me decía,”Nell –así es como me llama-, tengo que atravesar esto. No puedo dejar que mi bebé se infecte del virus”, yo dije “Bueno entiendo eso, pero estas demasiado enferma”. Pero ella nunca expresó temor, porque pensaba que el tratamiento iba a evitar que su bebe se contagiara.Nunca supo que estaba en problemas.
El 16 de julio, para su control, el doctor de Hafford, tomo nota del sarpullido, el cual era “prurítico y móculo papular” también noto que estaba sufriendo hiperpigmentación, así como progresivas nauseas, dolor y vómitos. Su sangre estaba registrada en los análisis del laboratorio, pero a ella nunca le habían hecho una extracción para los exámenes de drogas, de acuerdo con los informes legales del NIH (Instituto Nacional de Salud).
Ocho días después, Hafford fue el Centro Medico Regional, el diagnóstico fue, “totalmente sintomático” con esos documentos legales que se caracterizan incluyendo “ojos amarillos, sed oscurecimiento en los brazos, cansancio y nauseas sin vómitos”. También tenía taquicardia y la respiración dificultosa.
En el laboratorio, anotaron todo y ella fue enviada a casa.
Al día siguiente, 25 de julio, llamaron a Hafford, del laboratorio, porque sus estudios ya habían sido analizados
La admitieron en el UTI (terapia intensiva) del hospital, con “necrosis aguda del hígado, derivado por la toxina de la droga, insuficiencia renal aguda, anemia, septicemia, desprendimiento prematuro de la placenta” y amenaza de “parto prematuro”.
Ella finalmente dejo de tomar las drogas, pero ya estaba perdiendo el conocimiento.
El bebe de Hafford, Starling, fue enviado a la sección “C”, el 29 de julio. Ella fue recuperando el conocimiento, aunque no tanto como para sostenerlo en brazos, pero si sabia que había tenido un niño. “Bromeábamos un poco sobre eso, cuando ella estaba todavía, recuperando el conocimiento en UTI” recuerda Rubbie “yo le dije, tu me decías mucho cuando estabas embarazada, que ese bebe se parecería mucho a mi”.
Las ultimas palabras de Hafford fueron que le pusieran el tubo respiratorio “dijo que el respirador tal vez la ayudaría” recuerda Rubbie, “esa fue la ultima conversación que tuve con mi hermana”
En las primeras horas de primero de agosto, recibieron una llamada del hospital, los doctores habían perdido el pulso de Hafford. Jermal estaba durmiendo, Rubbie despertó a su propia hija y le dijo que no le dijera nada a Jermal todavía. Fueron al hospital, y no habían estado allí ni diez minutos, cuando Joyce Ann murió.

Rubbie, recuerda que en el hospital les dijeron que la lavarían y luego las dejarían sentarse con ella. Recuerda también un doctor que pregunto por sus números de teléfono y murmuro “tu tienes una causa judicial abierta” (esa persona no volvió a aparecer).
No hacia mucho tiempo que estaban sentadas junto al cuerpo de Hafford, cuando apareció un oficial del hospital, que pregunto si querían ejecutar la autopsia “nosotras dijimos que si, que seguramente la haríamos”. El oficial dijo que debíamos pagarla, que costaría tres mil dólares. Dijimos “no tenemos tres mil dólares”. “Mi hermana no tenia ningún seguro de vida ni nada parecido”, cuenta Rubbie, “Ella tenia una cobertura medica del Estado y nosotras ya estábamos preocupadas pensando, cómo íbamos a hacer para juntar el dinero para enterrarla”.
En consecuencia, ninguna autopsia fue hecha.
De cualquier forma hubo una biopsia del hígado que reveló, de acuerdo a lo que DSIDA comunicó, que Hafford había muerto por un daño al hígado, causado por la toxicidad nervirapina.
¿Y qué le dijeron a la familia sobre su muerte?, ¿cómo lo explicaron?
Rubbie insiste cuidadosamente,”nos dijeron cuan segura era la droga, ellos nunca atribuyeron su muerte a la droga en si misma.”
“Dijeron que su enfermedad, el SIDA, debía de haber progresado rápidamente.”
Pero Joyce Ann Hafford nunca tuvo SIDA. “Le dije a mi mama, cuando salíamos de allí esa mañana” recuerda Rubbie “dije, algo está mal, ella dijo “¿Qué quieres decir?, yo dije “por un lado nos dicen que la droga es muy segura, por otro lado, dicen que van a estar observando cuidadosamente a los otros pacientes”. “Si su enfermedad estaba progresando, deberían haberle cambiado la medicación”.
“Supe que algo estaba mal, pero no podía darme cuenta de que era”.
Cuando llegaron a su casa esa mañana, le contaron a Jermal lo ocurrido, “pensé que lloraría el día entero cuando le dijimos” recuerda Rubbie, “mi mama trato de prepararlo, le dijo ‘sabes Jermal, mi mama murió cuando yo era muy joven’. “Pero, el ya estaba devastado, ellos eran como dos arvejas en una vaina, inseparables.”
Mas tarde, Jermal vino muy preocupado por el hecho de, cómo iban a hacer para enterrar a su madre, para lo cual no tenían dinero ni seguro.
La comunidad contribuyó, y Hafford fue enterrada.
“Nunca he podido volver a su tumba desde que se fue” dijo Rubbie.

Rubbie King esta llena de preguntas, incluso si su hermana estaba realmente infectada de HIV[1], También el daño ocasionado en Starling, al cual Rubbie esta cuidando en este momento, junto con Jermal y su propio hijo.
Starling en adicción a las drogas, fue expuesto también a un régimen de suministro de AZT, durante ocho semanas, luego de su nacimiento.
Una de las razones por las que la familia sospechaba que Hafford no había tenido HIV, es que en los expedientes del Hospital de Niños de St. Jude, no aparecían anotaciones medicas de este tipo, y aunque les habían dicho que Starling era ahora negativo, nunca tuvieron evidencia alguna de que había nacido positivo, (todos los bebes nacidos de una madre infectada, nacen con HIV positivo, pero es posible que dentro de los dieciocho meses, se vuelvan HIV negativo).
A la familia de Hafford, nunca le dijeron que ella había muerto por la toxicidad nervirapina. “Nunca dijeron eso, nunca supimos de que había muerto hasta que recibimos el llamado del reportero de AP, John Solomon, que nos mandó el informe”, dijo Rubbie King. “Era mas fácil aceptar que había muerto de una enfermedad letal. Eso era mas creíble”. La familia exigió una suma de diez millones, en el proceso, en contra de los doctores que trataron a Hafford; el Grupo Medico de Tenessee, el Hospital de Niños de St. Jude y Boehringer Ingelhaim, el fabricante de la droga.[2]
Rubbie King hizo un perturbador descubrimiento final, cuando volvió a los informes médicos de Hafford: sumado a que su hermana solo se había hecho una simple prueba de HIV, también encontró que la hoja numero quince del formulario de acuerdo, estaba sin firmar.

El 8 de agosto de 2003, Jonathan Fishbein, quien recientemente había tomado el cargo de la Oficina para Policía en las operaciones de de Investigación Clínica en DSIDA, escribió un e-mail a su jefe, el Director de DSIDA, Ed Tramont, alertándole de que, “ha habido una lesión fulminante al hígado que concluyo en la muerte”, en la prueba de DSIDA, y “parece que probablemente fue nervirapina la culpable”. Dijo que el FDA estaba siendo informado., se estaba refiriendo a Joyce Ann Hafford.
Tramont respondió, “Oh, no podemos hacer nada con los doctores estúpidos”.
Este mail se dio a conocer en diciembre de 2004, cuando el reportero de AP, John Solomon, trajo la noticia de que Fishbein, estaba buscando alguien que lo protegiera, en parte porque se había negado a firmar un documento de un Oficial de NIH, el cual había sido mandado al FDA como un “informe seguro”, que decía que la prueba DSIDA, había aprobado el uso de nervirapina, para mujeres embarazadas. El estudio fue llamado HIVNET 012 y comenzó en Uganda en 1997.
Los comunicados internos de DSIDA revelaron que en el momento de la muerte de Hafford, los doctores sabían que había muerto por la toxicidad de la nervirapina.
La respuesta de Tramont a la sugerencia de Fishbein, de que él había pensado que, la culpa podía ser atribuida a los doctores de Hafford, fue que, eso era lo que el NIH en si mismo había concebido del estudio, como un estudio que probaba “los limites de las toxicidades del tratamiento” de las drogas de HIV, en mujeres embarazadas.
La conclusión del de estudio PACTG 1022 fue publicada en el periódico JSIDA, en julio de 2004, “El estudio fue suspendido”, los autores reportaron “debido a una toxicidad mayor de la esperada, y cambios en la información establecida de nervirapina”.
Dijeron que dentro del grupo de nervirapina “un sujeto desarrollo un fulminante daño al hígado y murió, y otro sujeto desarrollo el Sindrome Stevens-Johnson”.
El Síndrome Stevens-Johnson es una necrolisis epidérmica – una reacción toxica severa que es parecida a una quemadura interna de tercer grado, en la cual la piel se desprende del cuerpo. Otro documento titulado “La Toxicidad Nervirapina en el embarazo: Resultados de PACTG 1022”, pusieron los resultados en documentos con ingeniosos gráficos. Una pequeña ilustración del hígado de Hafford, flotando en una caja, lo que parecía como ironía, después de todo esto. Cuatro de las mujeres en el grupo de nervirapina, desarrollaron toxicidad hepática.
Contrariamente a Terri Schiavo que pereció en su año numero cuarenta, de un persistente estado vegetativo, y la Nación, en su momento, había lanzado una clásica opera moral Americana, sobre la santidad e la vida, la historia de Joyce Ann Hafford, sólo hizo una veloz aparición –acompañada de una foto, en la que estaba sosteniendo una rosa roja-, en un articulo escrito por el reportero de AP, John Solomon. Pero luego, surgió un coro condenando, a aquellos que habían provocado la muerte de Hafford y a la controversia de HIVNET con nervirapina,- ya que ellos la habían propuesto para la industria del SIDA como una droga que “salva la vida” y una herramienta muy importante, para combatir el HIV en el Tercer Mundo-.
La recientemente llamada comunidad activista del SIDA, se lanzó como pajaritos cucú, de los relojes antiguos a la hora señalada, para afirmar la catequesis constante del SIDA: las drogas para el SIDA salvan vidas. Sugieren por otro lado, que se ponen en peligro un millón de bebes Africanos.
Principalmente eran organizaciones como la Fundación Pediátrica de SIDA Elizabeth Glaser, quienes alabaron la importancia de la nervirapina. Los defensores de la nervirapina de la Fundación Elizabeth Glaser, aparentemente no se cruzaron con algún medio masivo que supiera o le diera importancia, al hecho de que, la organización había recibido un millón del fabricante de la nervirapina, Boehringer Ingelhaim, en el año 2000.[3] Esto no fue un escándalo, simplemente parte del panorama.
Las compañías Farmacéuticas consolidan organizaciones de SIDA, las cuales están siendo criticadas por la pregunta de cuántas vidas realmente salvan sus drogas. Esta vez, las organizaciones de SIDA, fueron reunidas por nada menos que el Caballo Blanco, el cual estaba en el medio de la promoción del programa más importante, para que este disponible la nervirapina en África.[4]
América es un lugar donde extrañamente la gente dice: Basta. Cosas extremas y sobrenaturales pasan todo el tiempo, y nadie parece saber como hacer para poner el freno. En esta muscular, era del “poder-hacer”, estamos particularmente inclinados a la seducción de la industria farmacéutica, la cual ha vendido exitosamente su, siempre creciente arsenal de drogas, como lo mas novedoso en América. La palabra clave es “accesible”, lo cual tiene la desventaja de circular la pregunta de cuánto realmente funcionan las drogas, obviando completamente la pregunta de si son siempre, efectivamente seguras.
Esta situación ha tenido particularmente trágicas ramificaciones, en el borde entre los americanos que tienen un buen seguro medico, que son generalmente los que consumen buenos fármacos, y aquellos sin seguro, algunos de los cuales consiguen drogas “gratuitas”, pero que poseen un significante aviso: Están sujetas a experimentaciones.
Aquellas personas conocidas en la industria como, “reclutados”, son conseguidas por los doctores directamente de clínicas, o también desde Internet, por la Industria farmacéutica y las pruebas clínicas del gobierno, que aparecen en la web, miles de lo cuales han aparecido recientemente por toda la nación y alrededor del mundo. Este tipo de estudios, ayudan a mantener cuidadosamente la industria cultivando la imagen de que, les importa la caridad y el progreso, mientras al mismo tiempo alimentan la fabricación de la industria experimental, de las cuales emergen las nuevas y destructivas drogas. “Yo los llamo como lo que son: experimentos humanos”, dice Vera Hassner Sharav, de la Alianza por la Protección de los Derechos Humanos de la ciudad de New York. “¿Qué ha pasado durante los últimos diez a quince años, están pensados realmente los avances de la medicina, para el cuidado del paciente en las pruebas clínicas, las cuáles son recientemente una enorme industria ? Todos se preocupan, excepto los sujetos, en hacer plata con esto, como una cadena que se alimenta. En el centro de todo esto está el NIH, el cual cuidadosamente, mientras la gente no este mirando, sigue urgiendo y volviéndose el compañero de la industria.”
En junio de 2004, La Industria Nacional de la Salud había registrado, 10.906, pruebas médicas en 90 países. La magnitud de estas pruebas, las cuales abarcaban mas de 10.000 personas para un simple estudio, crearon un gran mercado de participantes para pruebas, los cuales estaban motivados por diferentes factores, en diferentes sociedades, pero generalmente, por alguna combinación entre, la promesa de un mejor cuidado para su salud, cuidado prenatal, libre “acceso” a las drogas, y también –espacialmente en Estados Unidos- remuneración en efectivo.
Los doctores que participan, cuyos sus ingresos obtenidos por los tratamientos referentes al “cuidado del paciente”, han estado disminuyendo durante los años recientes por las restricciones de las compañías de seguros, complementan sus ingresos reclutando pacientes.

El dr. Jonathan Fishbein, difícilmente sea un agitador. Pero es un apasionado defensor de “la buena práctica clínica”, o GCP, un conjunto de normas internacionales que fueron adoptadas en 1996, cuando las “pruebas médicas” eran una novedad.
La guía del GCP establece: “De acuerdo con estas reglas, se provee garantía publica de que los derechos, seguridad, y el buen trato de los sujetos sometidos a las pruebas, están protegidos, conforme con los principios de sus orígenes en la Declaración de Helsinki, y que las pruebas clínicas constan, son creíbles”.
Durante la primera década de su llegada a DSIDA, Fishbein había supervisado y consultado a miles de pruebas médicas para las compañías farmacéuticas. Fishbein, sabia, antes de tomar el cargo como director de la Oficina de Policía en las Operaciones de Investigación Clínicas, en DSIDA, que había un problemático estudio atormentando a toda la división entera.
Se suponía que nadie debía hablar de ello, pero se presentía en el aire. “Algo sobre Uganda, eso era todo lo que sabia”, dijo. Había una prueba instalada allí, una gran prueba, que había estado plagada de “problemas”, y había, también muchas habladurías sobre un empleado particular conectado con esa prueba que debería ser castigado. Luego, él descubrió, cuán grave era la situación. “el caso HIVNET”, recuerda Fishbein, “me golpeo como una ráfaga de fuego, cuando entre allí”.
La posición de Fishbein era reciente, “sonaba como una posición muy importante”, dijo “Yo estaba para supervisar el manejo de la policía en todas las operaciones de investigación clínicas, aquí y en el extranjero.” Le dijeron que tendría autoridad sobre las pruebas individuales. Eso fue antes de que Fishbein se diera cuenta de que, estaba, en efecto, tomando un trabajo que era el equivalente a pilotear un avión que ya había despegado. “Ellos tenían todas las pruebas andando, y miles de millones de dólares, circulando cada año, pero aparentemente no había ninguno allí, que tuviera una posición importante, alguien que realmente tuviera competencia clínica. –Que conociese todos los matices, reglas y regularidades en el trabajo de día a día de las pruebas clínicas-“.
DSIDA, cuando Fishbein comenzó a trabajar allí, en el 2003, DSIDA, contaba con 400 pruebas experimentales, en Estados Unidos y el extranjero.
Una funcionaria del proyecto DSIDA, cercana al estudio HIVNET, cerró la puerta cuando tuvo su primer encuentro con Fishbein. Ella también había trabajado en el sector privado, entonces, como Fishbein compartía la desilusión de cuanto mas pésima y caótica era la cultura de investigación dentro del Gobierno y la industria. “Estoy realmente asustada de las cosas que pasan aquí”, ella le dijo, “realmente necesitamos a alguien”. Esta funcionaria del proyecto, quien por su propia seguridad, no puede ser nombrada, le contó a Fishbein que, las secciones del estudio en África –HIVNET 012- habían sido corroídas por problemas y carecían completamente de normas reguladoras. Le dijo a Fishbein que los investigadores de las pruebas estaban totalmente “fuera de control”, y que no había ninguna supervisión sobre ellos, ni nadie que tuviese la inclinación, o la autoridad para adherirlos a reglas seguras.
¿Qué aprendió subsecuentemente Fishbein, enredándose en una misteriosa historia, con ciertos ecos del cuento de John Le Carre “”El jardinero constante”?

Para nuestros propósitos la historia de nervirepina comienza en 1996, cuando la gran farmacéutica Alemana, Boehringer Ingelhaim,la aplico para una aprobación de la droga, en Canadá. La droga había sido desarrollada, al principio de los 90’, cuando fue el boom de las nuevas drogas para HIV. Canadá rechazo la nervirapina dos veces, una en 1996, y luego en 1998, después de que la droga no mostrara efecto alguno en los entonces llamados, marcadores sustitutos (carga viral de HIV y cantidad de CD4) y además era, alarmantemente tóxica.
Sin embargo, en 1996, en los Estados Unidos, la FDA, aprobó la droga condicionalmente, es decir, podía ser usada, en combinación con otras drogas para HIV.[5]
Para ese entonces, los investigadores en SIDA Brooks Jackson y John Hopkins, ya habían fundado una importante prueba de nervirapina desde el NIH, en Kampala, Uganda, donde el benevolente dictador, Yoweri Museveni, había abierto sus puertas a las promesas lucrativas, para la investigación de drogas para el SIDA, ya que también existían otro tipo de investigaciones farmacéuticas, medicas.
HIVNET 012, según su protocolo original de 1997, fue creado con el propósito de ser, una prueba de cuatro-etapas, de Fase III, escogida, como un placebo-controlador[6]. Un único sponsor fue anotado, Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas (NIAID), uno de los investigadores era un empleado de Boehriger.
El “tamaño de la muestra” era reclutar 1.500, mujeres de Uganda, embarazadas de mas de treinta y dos semanas. Las cuatro etapas, las dividirían en; 1) Una dosis de 200mg. de nervirapina, al inicio del trabajo de parto, y una dosis de 2mg.al bebe, entre las 48 y 72 hs. Después del parto, y 2) un correspondiente grupo de placebo 3) 600 mg. de AZT, en el inicio de trabajo de parto y 300mg. mas hasta el parto, con una dosis de 4mg. de AZT, durante los sirte días posteriores al nacimiento 4) un correspondiente grupo de placebo.
Tenía que haber 500 mujeres en cada etapa de “agente activo”, y 250 en cada etapa de placebo. El estudio duraba 18 meses, sus “principales objetivos”, eran observar como posiblemente, estos dos regimenes, afectarían los grados de transmisión de HIV de madre a hijo, y para examinar “la proporción de bebes que sobrevivían y quedaban libres de HIV a los 18 meses de edad”.
Otro objetivo principal era probar la “seguridad/tolerancia”, de nervirapina y AZT.
Los realizadores de HIVNET, estimaron que, mas de 4.200, mujeres embarazadas, infectadas con el virus, eran enviadas al hospital de Mulago, cada año, permitiéndoles a ellos, inscribir de ochenta a ochenta y cinco mujeres por mes. El formulario, debía ser llenado por cada madre o tutor, con una firma o “marca”. Uno de los requisitos excluyentes era “que no participaran en ninguna otra prueba, durante el corriente embarazo”.
Aunque HIVNET, fue designada para ser, una prueba, placebo-controladora, doble-ciego, Fase III de 1.500 pares, madre/hijo, terminó siendo ni placebo ni doble, sino una prueba simple-ciego, FaseII, de 626 pares madre/hijo.
Prácticamente rodos los parámetros fijados por HIVNET 012, fueron cambiados, corregidos o completamente abolidos, empezando por, tal vez el mas importante –los controles del placebo-. En una “carta de Rectificación”, fechada el 9 de marzo de 1998, las etapas de control del placebo fueron eliminadas. El estudio fue reconstituido como una simple comparación entre nervirapina y AZT.
El 4 de septiembre de 1999, The Lancet, publicó, los resultados preliminares de HIVNET, reportando que “la nervirapina redujo en un 50% el riesgo de la transmisión de HIV de madre a hijo durante las 14-16 semanas de vida” el informe concluía, “los dos regimenes fueron bien-tolerados y los efectos desfavorables fueron similares en los dos grupos”. El articulo también reportó que 38 bebes habían muerto, 16 en el grupo de nervirapina y 22 en el grupo de AZT. La proporción de transmisión de HIV en el grupo de AZT, fue de 25%, mientras que en el grupo de nervirapina fue de solo 13%.
Como la revista Las Noticias Medicas Hopkins, informó luego, “el estudio fue recibido, entusiastamente. El dato comprueba la eficacia, muestra que nervirapina fue 47% mas efectiva que AZT, y ha reducido el numero de bebes infectados de un 25% a un 13%. Lo mejor de todo la nervirapina es barata –solo 4 dólares para ambas dosis-. Si se implementa en gran cantidad, la droga podría prevenir la transmisión de HIV, en mas de 300.000 partos al año.”
Con los resultados del estudio, ahora publicados en, The Lancet, Boehringer, quien previamente había mostrado un pequeño interés en HIVNET, fue aprobado por el FDA, para tener la licencia de la nervirapina, para usarlo en la prevención de la transmisión del HIV, en el embarazo.

De todas formas, hubo complicaciones. El 6 de diciembre de 2000, una carta de investigación de “El Periódico de la Asociación Medica Americana”, advirtió sobre el uso de la nervirapina para un tratamiento, luego de registrarse dos casos graves de daño al hígado. Los casos fueron de dos personas que la habían tomado por pocos días (uno de ellos requirió un transplante de hígado).
El 5 de enero de 2001, un artículo del Informe Semanal de Morbilidad y Mortalidad CDC (MMWR), contenía un examen del FDA de “MedWatch” –una investigación informal del sistema de las reacciones de la droga-
Traía a la luz 20 casos adicionales de “severas reacciones adversas” resultado del uso de la nervirapina como preventivo. “importantes reacciones adversas” fueron definidas como “daño a la vida, “discapacidad permanente” o requiere “permanente hospitalización”, o […] intervención para prevenir el permanente deterioro o daño.” El MMWR, insistió en que probablemente, había más casos, no reportados, desde el informe de los doctores de “MedWatch” .Pero, NIAID (Instituto de Alergia y Enfermedades Infecciosas), estaba mirando para otro lado, olvidándose o dejando pasar el problema de la toxicidad. En el 2001, Boehringer Ingelhaim expuso su licencia suplementaria requerida a la FDA. La petición fue aceptada, basada enteramente en los resultados de HIVNET, publicados en The Lancet. Al mismo tiempo, El Consulado de Control de la Medicina Sudafricana (MCC), aprobó condicionalmente la nervirapina, para el uso experimental del tratamiento de transmisión del virus de madre a hijo. De cualquier manera la FDA, decidió, por su propio crédito, ir a Kampala, para inspeccionar el sitio y evaluar las cosas por si mismo.
A partir de que Boehringer Ingelhaim, no tenia originalmente, intención de usar este estudio para fines lícitos, decidió ejecutar una inspección en el lugar, antes de que la FDA arribara.
Boehringer, llegó a Kampala, he hizo una simple revisión. Fueron los primeros en descubrir, cuán desastroso era el estudio. De acuerdo con el reporte de Boehringer, “fueron encontrados serios no- cumplimientos, de acuerdo con las regulaciones de la FDA” en los requerimientos específicos, se reportaron serios efectos adversos. Fueron encontrados también, problemas en la conducción de la prueba de la droga y en el informe de acuerdo de los procedimientos.
Entonces, DSIDA, consiguió un contratista privado, una compañía llamada, Westat, para ir a Uganda a realizar otra inspección. Esta vez, las conclusiones fueron mucho más alarmantes. Uno de los problemas era “la pérdida de registros críticos”, uno de los dos datos pertinentes, que incluía información detallada de los efectos adversos que incluía muertes, fue perdido, como resultado de una inundación. Los registros fallaron para esclarecer qué madres habían tomado, qué drogas, cuando las habían tomado, o si habían sobrevivido, en varios de los resultados más relevantes, posteriores al estudio. Las drogas fueron suministradas a los bebes equivocados, los documentos fueron alterados, y existía información no frecuente, aun cuando, un tercio de las madres fueron marcadas con la palabra “anormal” en sus tablas de registro. Los niños que recibieron cuidados mas delicados, en muchos casos redujeron muchísimo su peso normal,”. Esto paso, porque tal vez, muchos e los bebes ya padecían problemas graves de salud (antes del estudio)”. Los auditores de Westat, examinaron a 43 bebes, y los 43 padecían “efectos adversos” a los 12 meses, de los cuales sólo once, fueron marcados como HIV positivos.
El equipo de HIVNET, esencialmente, habían bajado los puntos de los efectos adversos, a una escala creíble, que habían creado pera adaptar a los patrones “locales”. Esto significa, al parecer, entre otras cosas, que “las amenazas a la vida a la vida”, fueron tratadas como asuntos, sin gravedad.
Las muertes, a no ser que hubiesen ocurrido un cierto margen de tiempo, desde el comienzo del estudio, no fueron reportadas, o fueron anotadas como “serios efectos adversos”, en vez de muertes. En un caso un “parto de un niño muerto”, fue reportado a la madre como un efecto adverso de Grado 3”.
A modo de defensa, el equipo de HIVNET, le echó la culpa a la ignorancia. La dijeron a los investigadores de Westat que, desconocían los informes de reglas de seguridad, que no habían tenido entrenamiento de una buena práctica clínica, y que ellos “nunca habían intentado una prueba de Fase III”.
Los principales investigadores y sub-investigadores “todos reconocieron los resultados (de la revisión) como correctos, en general” dijo el informe de Westat “El Dr. Jackson y el Dr. Guay, notaron que muchos (miles) informes no registrados ocurrieron…
Reconocieron que habían interpretado libremente, palabras como “serio” o “severo”.
“Todos acordaban” que los principales, y los sub-investigadores “en general, no habían visto a los pacientes de la prueba”, y “todos acordaban” que en la evaluación de los efectos adversos serios “habían anotado sin la intención de especificarlos con precisión” Westat, también descubrió que la mitad de los niños infectados de HIV, estaban inscriptos también, en una prueba de vitamina A, lo cual efectivamente invalidaba, asociación alguna con ellos, ya que era parte del acuerdo, no participar en otra prueba al mismo tiempo.

Luego de que los informes de Westat salieran a la luz, DSIDA Y Boehringer, incitaron al FDA, para que aplace su visita de inspección. El FDA respondió, exigiendo ver inmediatamente el informe.
El 14 de marzo de 2002, el FDA convocó a una reunió, a DSIDA, Boehringer y a los investigadores de la prueba, “reprendieron al todo el grupo”, dijo Fishbein. Luego le dijeron a Boehringer que “retiraran la aprobación de la aplicación de la nervirapina, si querían evitar un rechazo publico”. Boehringer accedió a la demanda de FDA, aunque los informes publicados por NIAID, lo hicieron parecer como si la compañía hubiera retirado la aprobación de FDA, para la aplicación, por cuenta propia.
En Sudáfrica, unos meses después, las noticias pusieron en el foco de atención, el enojo de los expertos de DSIDA, y de los activistas.
La MCC de Sudáfrica estaba reconsiderando, su aprobación de la nervirapina en mujeres embarazadas, porque Boehringer la había retirado, y por la Creciente controversia de HIVNET. La prensa asociada informo que “los activistas temen que el gobierno,- por su floja respuesta a la crisis de DSIDA-, esté presionando al consejo para que rechace la nervirapina, y que eso podría dispersar las discusiones actuales, de si la droga es o no toxica.”
“Los estudios muestran que suministrar nervirapina en mujeres embarazadas, y sus niños recién nacidos, puede reducir la transmisión en un 50%.” El problema con este tipo de comunicados, es por supuesto que, el estudio en cuestión, fue precisamente, el único estudio realizado para establecer que la nervirapina corta la transmisión de HIV.
Dos inspecciones, anteriores, han declarado que HIVNET era un desastre total: las realizadas por el propio Boehringer y Westat, quienes lo habían ejecutado en conjunción con DSIDA. Pero, la forma en que los diferentes jugadores fueron enlazados todos juntos, hacia imposible para DSIDA, condenar el estudio sin condenarse a si misma[7]. Pero DSIDA, era bien conciente de lo que había transpirado.
De acuerdo con La versión de los hechos publicada por DSIDA, que fueron repetidas fielmente en la prensa del SIDA, el problema con HIVNET, fue que, éste fue injustamente asaltado por saboteadores pedantes, que no podían comprender la diferencia necesaria entre los parámetros de lo que significa seguridad en EEUU y los parámetros mas indulgentes que merece, un país como Uganda.
Dos semanas después de que el informe de 57 paginas, de Westat fue publicado, el delegado Director de NIAID, Dr. John La Montagne había señalado el tono públicamente en una declaración:”No existe ninguna duda sobre la validez ( de los resultados de HIVNET)…los problemas, mas bien, están en los requerimientos secretos de los datos archivados”. DSIDA, subestimo demasiado los informes de Westat, entonces los abogados de Westat, finalmente informaron a los oficiales, de que ellos estaban impugnando la reputación de Westat.
Mientras las investigaciones continuaban, la nervirapina ya había sido recomendada, por la Organización Mundial de la Salud, y finalmente registrada en 32 países y Boehringer había empezado a exportar cajas de la droga a centros maternales, alrededor del mundo. En el 2002, el presidente Bush destino 500 millones de dólares, para programas de prevención de la transmisión de HIV de madre a hijo, en los cuales el tratamiento con nervirapina tenia el rol principal, a pesar de que la droga nunca había recibido la aprobación de FDA, para este propósito.

En el 2003, cuando Jonathan Fishbein, fue incluido en la saga HIVNET, el encubrimiento (finalmente, eso era en lo que la respuesta de NIH se había convertido) continuaba. Como respuesta a los documentos masivos presentados por Boehringer y Westat, DSIDA dictó una “nueva supervisión de los datos”, en un intento de validar los resultados del estudio. Normalmente, un contratista exterior seria lo más apropiado para tan complejo asunto, pero Tramont, tomo la decisión de hacer la revisión en-casa. El proyecto de la revisión fue una tarea masiva que llevo meses de trabajo, largas entrevistas con los investigadores, y un análisis cuidadoso de la documentación mal organizada, ya que DSIDA, intentaba saber que había pasado, efectivamente en Kampala.
Aun así, Tramon quería reabierto el sitio de HIVNET, para la visita del presidente Bush a Uganda.
En marzo del 2003, Tramont y su equipo, recogieron las diferentes secciones y reescribieron el informe, espacialmente la sección de “seguridad”, minimizando las muertes por toxicidad y los problemas registrados. El informe reescrito, concluyó que la nervirapina era segura y efectiva para disminuir la transmisión de HIV de madre a hijo. Salvando, de esta manera, a HIVNET 012, del montón de estudios médicos fallidos.
De cualquier manera, mientras se preparaba la revisada sección de seguridad, una medina oficial de NIH, llamada Betsy Smith, notó, un patrón elevado de hígados dañados en los bebes del grupo de AZT. Siguiendo las regulaciones de FDA, escribió un documento de seguridad, informando su hallazgo, y se lo envió a Mary Ann Luzar, jefa reguladora de este tipo de asuntos en DSIDA. Luzar, alcanzó el informe de seguridad a FDA. Los investigadores de HIVNET, estaban furiosos; Tramont, quien previamente había firmado el informe de seguridad, ordenó que fuese escrita una nueva versión, que se retractara, esencialmente de la anterior, luego se la envió a la FDA[8].
Las determinaciones políticas fueron muy fuertes: la nervirapina era ahora el principal elemento en la nueva administración de 15 billones de dólares para los programas de SIDA Africanos.
El 11 de julio de 2003, visito el sitio de HIVNET en Kampala, el cual DSIDA había reabierto para la ocasión, a pesar de las objeciones de Fishbein.
Mas tarde, en junio de 2003, el diputado Director de DSIDA, Jonathan Kagan, le dijo a Fishbein que firmara una sanción para Luzar, por insubordinación. Fishbein, revisó la documentación de HIVNET, y concluyó que Luzar no había hecho nada fuera de lugar, que simplemente había obedecido el protocolo.
La negativa de Fishbein de firmar una reprimenda para Luzar, era consecuente con su negación por participar en el encubrimiento de HIVNET.
En julio, Tramont, mando un mail a todo el equipo de DSIDA, ordenando, no hablar del todo, acerca de HIVNET.
“HIVNET 012 ha sido revisada, re-monitoreada, examinada y debatida. Hacer más, estaría fuera de razón. Es tiempo de dejarlo atrás y seguir adelante. De ahora en adelante, todas las preguntas, cuestiones e inquietudes referentes a HIVNET 012 son (sic) asunto del Director de DSIDA[9].”
Lo que sigue, como mails internos y memorandums, muestran claramente, una campaña viciosa y personal de Kagan y Tramont, para finalizar el mandato de Fishbein.
Los Oficiales de DSIDA, escribieron mails, en los cuales manifestaban preocupación por como hacer para despedirlo sin crear repercusiones con el director de NIAID Anthony Fauci, quien había elogiado a Fishbein por su trabajo. Los comunicados tomaron un tinte de conspiración, Tramont manejo la operación y trazó sus desafíos.
El 23 de febrero de 2004, Tramont envió un mail a Kagan: “Jon, vamos a comenzar a trabajar sobre esto,-Tony (Fauci) no querrá que nada se vuelva en contra nuestro, entonces vamos a tener que conseguir documentación rigurosa, sin indicios de hostigamiento o injusticia, como cualquier otra acción personal. Esto nos va a costar bastante. Debemos pisar con “fuerza”. Prepararemos nuestra parte en el trabajo…luego nos iremos de allí”.
Ahora la web incluye varios empleados más de NIH/NIAID, los cuales aportaron sus sugerencias de cómo despedir a Fishbein, sin dejar alguna huella que pudiera imputarlos.
Fishbein se pasó meses tratando de encontrar alguna pista, preguntándole a cada uno, desde Elías Zerrhouni, el director de NIH, hasta el Secretario de Salud, Tommy Thompson. Este fue el momento en que Fishbein se convirtió en un “fantasma”. Nadie le hablaba, ni en los pasillos, ni en los ascensores, ni en la cafetería. “Había una gran campaña para humillarme” dijo “Era como cuando alguien que tiene SIDA en los primeros días, como Tom Hanks en “Filadelfia”, nadie se me acercaba”.
En marzo de 2004, Fishbein comenzó a buscar alguien que lo protegiera, se reunió con el staff del Congreso y llamo bastante, la atención, en “Capitol Hill”, por forzar al NIH para acordar una junta realizada por el Instituto Académico Nacional de Medicina (IOM). Los términos de la petición fueron tergiversados, desde un principio. De cualquier manera, los nueve miembros del jurado, decretaron que no se lidiaría de ninguna manera, con mala administración alguna. El jurado ignoró la evidencia de Fishbein, de que DSIDA había cubierto las fallas del estudio, y que se fió de los testimonios de HIVNET y de los investigadores oficiales de NIH. No fue casual que encontraran validas, las conclusiones de HIVNET. Seis de los nueve miembros eran destinatarios de sueldos otorgados por el NIH, sueldos de alrededor de 120.000 a casi, 2 millones de dólares[10].
Fishbein concedió el informe de IOM como un encubrimiento. En efecto, las conclusiones del documento son difíciles de creer, dada la abrumadora evidencia descubierta por los documentos de las investigaciones de Westat, como el siguiente mail, el cual fue enviado por Jonathan Kagan a Ed Tramont, en junio de 2003. Tramont estaba considerando a los investigadores de HIVNET, Jackson y Guay, para otorgarles una recompensa:

Ed- He estado intentando responder a esto- el asunto de la recompensa. Creo que es una recompensa excesiva. Creo que antes de colmarlos de alabanzas, deberíamos esperar a ver si aprenden la lección.
No podemos perder de vista el hecho de que, ellos han estado apretando por mucho tiempo.
Y tú has salvado sus traseros. Estoy para perdonarlos, etc. No estoy para castigarlos. Pero esto seria “excesivo” para mi, estar proclamándolos como héroes. Algo para pensar antes de extender este asunto del premio…

NIAID decretó la absoluta prohibición a los empleados, de hablar de los alegatos presentados por Fishbein. Sin embargo, ellos habían establecido “Preguntas y Respuestas”, sobre temas importantes en su sitio web. La primera pregunta era: “¿Una sola dosis de nervirapina, es realmente una droga segura y efectiva para prevenir la transmisión de HIV de madre a hijo?”
Fishbein ha dice que debido a las espectaculares fallas de la prueba de HIVNET, la respuesta a esto no se sabe, y es desconocida. Fishbein cree, finalmente que el tema de HIVNET no es “sobre” la nervirapina, ni aun sobre SIDA, sino sobre la conducta del gobierno, que ha estado permitiendo hacer experimentos en seres humanos, y ha olvidado las pautas clínicas, básicas de seguridad.
NIAID responde su primera pregunta, mecánica y confiadamente: “Una sola dosis de nervirapina es, segura y efectiva para la prevención de la transmisión de HIV de madre a hijo”. Esto ha sido probado por múltiples estudios, inclusive el estudio HIVNET 012, llevado a cabo en Uganda. La frase “seguro y efectivo” ha sido incluida en ambas, pregunta y respuesta, desprovista de interpretación o significado, en ambas. La línea de los “múltiples estudios” es una táctica familiar, incluida para desviar la atención del estudio del cual efectivamente se refiere, que es HIVNET 012.

Una pequeña carta publicada el 10 de marzo de 2005, en un artículo en “Nature”, manifestaba el tema central de la demanda de NIAID, y sus organizaciones satélite, en la industria del SIDA, a lo que atañe a la “efectividad” de nervirapina. Escrita por el Dr. Valendar Turner, un cirujano del Departamento de Salud en Perth, Australia, la carta dice:

Sir.-En cuanto al levantamiento causado por “pautas de los archivos guardados” en la prueba de HIVNET en Uganda, publicado en las “Noticias” de la historia, “Activistas e Investigadores corren detrás de las drogas de SIDA para las madres”, ustedes han dejado pasar un gran defecto. Ninguna de las evidencias disponibles para el caso de nervirapina, proviene de una prueba, en la cual la droga haya sido comparada con un placebo.
De hecho, como ha dicho un importante autor, en un estudio, un placebo es la única manera en que un científico puede evaluar la efectividad de una droga, con exactitud científica.
El estudio HIVNET, abandono su grupo de placebo en 1998, bajo presión de las quejas, de que el uso de placebo no era algo ético. Después de que solo 19 de las 645 madres escogidas, habían sido tratadas.
El grado de transmisión de HIV declarado para nervirapine, en el estudio HIVNET 012, fue de 13.1%. De cualquier manera, sin ningún tratamiento antiviral, el grado de transmisión de madre a hijo, va desde el 12% hasta el 48%. El resultado de HIVNET es mayor que el grado de transmisión de un 12%, reportado en un eventual estudio de 561 mujeres Africanas, sin suministro alguno de un anti-retrovirus.

La carta concluía con la pregunta: “¿Con que base estable se puede afirmar entonces que, no existe nada que invalide la conclusión de que, una sola dosis de nervirapina, es efectiva para reducir el grado de transmisión de HIV de madre a hijo? Sin evidencia necesaria de una prueba de control de placebo, estas declaraciones parecen insostenibles.”
HIVNET habia afirmado reducir la transmisión “casi en un 50%”, comparando nervirapina con AZT.
La carta de Turner, señala que 561 mujeres Africanas, sin tratamiento antiviral alguno, transmitieron el HIV en un grado del 12%. ¿Ha sido la nervirapina llamada a competir con ese grupo de placebo?, hubiese perdido. Como de hecho sucedió, no hubo grupo alguno, de placebo, entonces los resultados de HIVNET son un truco estratégico, un juego de sombras, en donde los logros son evaluados en comparación con otra droga, y no con un grupo de placebo – esto es, la moneda corriente en las pruebas clínicas-.
La pregunta no debería ser; ¿es nervirapina mejor que AZT?, sino ¿es nervirapina mejor que “nada”?. La evidencia independiente sugiere que no lo es.
En 1994, por ejemplo, un estudio que le suministraba vitamina “A” a las mujeres embarazadas infectadas con HIV, en Malawi, indico que aquellas madres con los mayores niveles de vitamina “A”, transmitían el virus en un grado de sólo el 7,2%. Esto acuerda con un vasto cuerpo de investigación que liga los estatutos nutricionales como punto de partida de la salud en general.
Otro estudio de la nervirapina, en la transmisión del virus de madre a hijo, fue llevado a cabo en Kenya, por los investigadores de la Universidad de Ghent (Bélgica), en 1994.
La Dra Ann Quaghebeur, la cual condujo el estudio de Ghent, estaba investigando en su casa, cerca de Londres. Le pregunté qué pensaba de la reacción en contra HIVNET 012. Ella respondió con una voz muy tranquila, casi como un susurro: “Nuestros estudios mostraron que la nervirapina tiene pequeños efecto. De hecho, yo sentí que era falto de recursos. HIVNET, sólo fue un estudio, pero por lo general, antes de que un estudio sea aplicado en un campo particular, debes hacer algunos estudios previos, para ver si funciona en la vida real. Lo que creo que deberían haber hecho ellos, es haber esperado por mas estudios, antes de haberlo lanzado por todos esos países.” Cuando le pregunté, cómo explicaba esto, ella respondió: “Bueno, quiero ser cuidadosa, pero por lo pronto, parece ser una industria”.

El fracaso de los investigadores de HIVNET, de controlar adecuadamente su estudio con un grupo de placebo, no es tan insólito como podría uno podría pensar, De hecho, este fracaso es tal vez, la característica sobresaliente, en las investigaciones sobre SIDA, en general.
La prueba Fase II de 1986, que precedió la rápida aprobación de AZT por la FDA, fue presentada como un estudio placebo-controlador, “doble-ciego”, aunque en efecto, estuvo muy lejos de ser eso.
Luego se volvió esclarecedora, después de los esfuerzos de algunos periodistas, y el testimonio de participantes, a la prueba se le eliminó la ceguera, casi inmediatamente, debido a la severa toxicidad de la droga. Los miembros del grupo de control, empezaron a adquirir AZT, independientemente, o de participantes de otros estudios, finalmente el estudio fue abortado, y todos culparon a al droga.
Como en el caso de HIVNET, los documentos obtenidos por el periodista John Lauristen, debajo del Acta de Libertad de Información, sugerían que los datos manipulados habían sido difundidos. Los documentos, fueron alterados, los casos de muerte no fueron verificados, los investigadores asumían que en el estudio las enfermedades del grupo de placebo eran relativas al SIDA, pero aquellas que pertenecían al grupo de AZT, no lo eran.
Fueron muy serias, las desviaciones del protocolo experimental en un hospital de Boston, que un inspector del FDA intento excluir información de aquel centro. De todas formas, al final, todos los datos fueron incluidos en los resultados, y la FDA aprobó la droga en 1987[11].
AZT fue aprobada en un tiempo record, pero ese record no duró mucho.
En 1991 la FDA aprobó otro terminador de la cadena de ADN, “ddI”, aparentemente sin la presencia de un estudio controlador. Las drogas anti-HIV, tales como Crixivan, fueron aprobadas en escaso tiempo, por ejemplo seis semanas, y lanzadas como un triunfo del activismo del SIDA. Esta costumbre de desechar los parámetros de los controles experimentales, continúa en el presente, como lo demuestra ampliamente el caso HIVNET, y no sólo se caracteriza en la investigación de nuevas drogas para la exterminación del HIV, sino que afecta a los principios más fundamentales de la investigación sobre el SIDA.

El encubrimiento de HIVNET, sólo puede ser entendido, dentro de un largo y vasto contexto político en lo que refiere al SIDA. La emergencia de este síndrome en 1980, encendió un estado de emergencia médica, en donde los controles científicos, las reglas que, se supone que existen para regular las emociones y deseos de los investigadores individuales, fueron frecuentemente comprometidas o desechadas enteramente. El SIDA ayudó a introducir la enfermedad en la política, y la política, por lo menos en los Estados Unidos, se basa en tratar de convertir todo el poder en dinero.
Nadie ha sido más persistente en poner la atención en las fallas de las investigaciones sobre SIDA, que Peter Duesberg, un virílogo y especialista en cáncer de la Universidad de California, en Berkeley. Si el nombre de Duesberg, suena familiar, es porque efectivamente, es reconocido, en los medios internacionales, como el virólogo que esta en desacuerdo con la atribución del HIV, como causa del SIDA. Su nombre, ya señalado como negativo, se difundió en la cultura popular, a fines de los 80´. “Sabias que lo que decía estaba mal, antes de saber que había dicho.”
En 1987, Duesberg publicó una nota en el periódico Cancer Research (investigación en Cáncer), titulado: “Retrovirus como Carcinógenos y Patógenos: Expectativas y Realidad”.
El trabajaba en lo mas avanzado del campo de la retrovirologia, habiendo estudiado la estructura genética de los retrovirus, y habiendo determinado el primer gen de cáncer en 1970.
Con 50 años, era el miembro mas joven, jamás elegido en la Academia Nacional de Ciencias. En Este lugar, dicho con las palabras de su biógrafo científico, Harvey Bialy, “Marcó su destino científico por una docena de años”, Duesberg argumentaba que, los retrovirus no causaban el cáncer, y concluía, detallando cómo y por qué, el retrovirus del HIV no podría nunca causar el SIDA.
Como el SIDA creció en los 80´, globalmente en billones de dólares, monstruosos diagnósticos, drogas y organizaciones activistas, de los cuales, el único objetivo de la lucha contra el SIDA, era la lucha contra el HIV, condenar a Duesberg, se volvió parte de la cruzada moral.
Previo a la nota publicada en 1987, Duesberg era uno de los mas sublimes, importantes y valorizados científicos del país. Subsecuentemente, concluyeron sus fondos en el NIH, y no ha recibido ni un dólar mas, para investigación, a partir del periodo posterior a 1987. La concesión de Destacado Investigador se acabo.
Duesberg perdió sus facilidades de trabajo, y tuvo que mudarse dos veces, en unos pocos años, a trabajos mas pequeños en ciudad universitaria de Berkeley, donde utilizo mucho de su tiempo, escribiendo documentos inútiles, para que le otorgaran la petición de probar su hipótesis, de que el SIDA es un síndrome químico, causado por las toxinas acumuladas, por el excesivo uso de la droga. Perdió sus estudiantes de grado, quienes fueron prevenidos de que compatibilizar con su tarea, perjudicaría sus carreras.
Fue socialmente rechazado, y tuvo que luchar día a día por aumentos de sus empleadores en la CU de Berkeley, en donde tenía una ocupación y todavía enseñaba. El era un “nunca-invitado”, de las conferencias científicas, y sus colegas siempre declaraban, que se negarían a asistir a alguna conferencia, que lo incluyera. Duesberg también fue desterrado de las publicaciones en periódicos científicos, los cuales anteriormente habían agradecido sus contribuciones, con máxima teatralidad, el editor de Nature (Naturaleza), el Sr. John Madox, escribió una nota editorial extraña, declarando que, a Duesberg le seria negado el criterio científico “derecho de contestar”, en respuesta a los ataques personales, que fueron frecuentemente publicados en ese mismo periódico. Antes de 1987, nunca había sido rechazada una sola propuesta de Peter Duesberg, por el NIH.
Desde 1991, ha escrito un total de 25 solicitudes de investigación, las cuales todas, han sido rechazadas. “Ellos se lo han quitado de encima, simplemente se lo han quitado”, dijo Richard Strohman, un profesor honorario de Biología de la CU de Berkeley.
¿Y, qué era exactamente lo que Peter Duesberg, había hecho? El simplemente señaló que, nadie ha probado todavía que el HIV, sea capaz de causar una simple enfermedad, mucho menos las 25 enfermedades, que son parte, ahora, de la definición clínica de SIDA[12]. También señaló algunas paradojas relacionadas con el SIDA, y argumentó que lejos de ser éstas, una evidencia de que el HIV, es “enigmático” y “misterioso”, evidencian que, el HIV es un virus pasajero.
El test clásico, para probar si un microorganismo es o no, la causa de una enfermedad infecciosa, es conocido como Los postulados de Koch; los cuales estableces, 1) El microorganismo debe ser encontrado en todos los casos de la enfermedad. 2) Debe ser aislado de la multitud y crecer en un cultivo puro. 3) Debe reproducir la enfermedad original cuando es introducido en un cultivo susceptible; y 4) Debe ser encontrado, en el cultivo experimental, muy infectado.
Aunque se ha clamado lo contrario, Duesberg, sostiene que nunca ha sido demostrado que el HIV, satisface todos los postulados de Koch. Sus exhaustivos análisis, de literatura científica, revisados una y otra vez, han revelado más de 4000 casos documentados de HIV, en los cuales no existe la presencia del HIV, o anticuerpos de éste. Este número es significante, porque hay importantes fuerzas institucionales, disuadiendo este tipo de descripciones, y porque la gran mayoría de casos de SIDA, nunca son descriptos en artículos científicos formales.
De hecho, muchos de los pacientes con SIDA, no tienen activo el virus HIV, en su sistema, porque ha sido neutralizado por anticuerpos. (Como en todas las otras enfermedades virales, la presencia de anticuerpos, es señal de inmunidad a la enfermedad. ¿Por qué en el caso de HIV, esto nunca ha sido demostrado?)
Se dice en general, que el HIV, sólo puede ser aislado “reactivando”, copias latentes del virus, y aun así es extraordinariamente difícil. La carga viral, uno de los marcadores clínicos para el HIV, no es un signo de la verdadera presencia del virus en el cuerpo, ya que los fragmentos amplificados de ADN, muestran una infección, aunque haya sido suprimida por anticuerpos. Otra cuestión con la hipótesis de HIV, es el extraordinario periodo de latencia, entre la infección y el comienzo de la enfermedad, a pesar de que, el HIV es bioquímicamente mas activo, dentro de las primeras semanas de infección. Este periodo de latencia, el cual aparentemente crece a medida que pasan los años, habilita las proposiciones, de que el virus evade los postulados cuarto y tercero de la teoría de Koch.
Lo anterior es simplemente un escenario, del misterio central presentado por el HIV, en la teoría del SIDA. Hay mucho mas, de lo que Duesberg ha presentado en sus escritos sobre el SIDA, y en un libro publicado diez años atrás, pero todo se centra en el punto, de que cuando de SIDA se trata, los parámetros científicos básicos, ya no parecen aplicarse[13]. El SIDA, es un “síndrome”, definido por 25 enfermedades, todas las cuales existen independientemente del HIV. Nadie ha demostrado, el mecanismo de destrucción de la célula, por el cual el HIV, se supone, causa, estas diferentes enfermedades, como tampoco nadie ha podido demostrar cómo la transmisión sexual del virus, acotarse tan restrictivamente, a los hombres homosexuales, y a otros grupos de riesgo de SIDA, en lugar de propagarse indistintamente, por toda la población, como hacen todas las otras enfermedades infecciosas. El carácter “abrumador”, de la evidencia para la causalidad de HIV, ha sido siempre, epidemiológico, que es lo mismo que decir, una correlación, una coincidencia. De cualquier forma, cuando en investigación se habla del SIDA, también se está hablando de HIV.
Pero esta correlación, es resultado de la definición oficial del SIDA, la cual establece que, una enfermedad se entiende como SIDA, solo si, esta corresponde con la presencia de anticuerpos del HIV. (“Al SIDA sin HIV, se le ha dado un singular e inmemorable nombre: linfocitiponia idiomática CD4).
Dado que la evidencia con el HIV, es coincidente, algunos canales de investigación sugirieron que, -aunque los investigadores ortodoxos del SIDA todavía, no han podido demostrar usando estudios controlados a gran-escala-, que la incidencia de las enfermedades que definen al SIDA, es mayor entre los individuos infectados con HIV, que entre los que no están infectados.
Consecuentemente, este podría bien ser el caso, de que el HIV sea un virus pasajero inofensivo, que infecta a un número reducido de la población, y se propaga principalmente, de madre a hijo, aunque en un grado relativamente bajo. (Esta hipótesis intentaría explicar, el hecho de que, el número estimado de Americanos HIV positivos, ha permanecido constante en un millón aproximadamente, desde 1985). Al no tener estudios controlados a gran-escala, llevados a cabo, para probar directamente la hipótesis de la droga del SIDA, la cual sostiene que muchos casos de SIDA, son consecuencia del fuerte uso de las drogas, recreativas (popper, cocaína, anfetaminas, etc. ) y medicinales (AZT, etc. )[14]. No existen estudios llevados a cabo, que prueben que los hemofílicos infectados con HIV, mueren mas rápido, que aquellos que no lo están. Estos estudios tal vez sean caros y tediosos, pero el dinero, nunca ha sido una dificultad para los investigadores del SIDA, los cuales han gastado muchos billones de dólares en la investigación del HIV, en los últimos 20 años, y prácticamente nada en la investigación de otras causas alternativas, o cofactores (de hecho, Luc Montagnier, quien descubrió el HIV, ha dejado en claro, repetidas veces que, el virus no puede causar el SIDA, sin otras causa que contribuyan).
En el intento riguroso de probar la hipótesis medica dominante de la época, no nos encontramos con un debate razonable, sino con el retórico chantaje moral: “Peter Duesberg tiene en sus manos, la sangre de bebes Africanos infectados de SIDA. Duesberg en un maldito, un científico psicópata. Debería estar en prisión.”
Todos aquellos que desearían llevar el establecimiento de la investigación del SIDA, a algo así como un debate casual, que continúe como en la mayoría de las otras investigaciones del esfuerzo científico, son denominados como SIDA “denialist” (negacionales), como si el escepticismo sobre la patogenicidad de un retrovirus, fuera el equivalente moral, a negar que los Nazis asesinaron a 6 millones de judíos. Más que el escepticismo científico, es el celo moral lo que define el campo. Ha sido decidido por adelantado, que el HIV, causa el SIDA; consecuentemente, toda la investigación y todos los descubrimientos, proceden de ese supuesto. De manera similar, se supo por adelantado que AZT era una “bala mágica”, contra el HIV; el mundo supo que era una “droga salva-vidas”, antes de que alguien haya podido verificarlo, y entonces, las medidas científicas fueron puestas en marcha. Los periodistas (incluso yo misma), que informamos en aquel momento, que la droga, aparentemente, estaba matando pacientes, fuimos etiquetados como, “renegadores de AZT” y también como “asesinos”.
El debate sobre la nervirapina sigue el mismo, histriónico y anticientífico, patrón. Por su consentimiento ésta y otras drogas, el Presidente de Sudáfrica, Thabo Mbeki, fue idolatrado en la prensa internacional y las farmacéuticas internacionales, por su bien-fundado “activismo”. Los embajadores, repiten su mantra sobre “las drogas que salvan vidas”.
Tampoco Jonathan Fishbein, cuestionó nunca la premisa, de que el HIV causa el SIDA, aunque también fue marcado y señalado por sostener que el estudio del NIH, sobre la nervirapina, era un completo desastre. El fracaso de Fishbein, de tratar de entender por adelantado a la prueba experimental, fue que la nervirapina era demasiado importante para fallar, lo que significa que los anticuerpos neutralizadores de la burocracia del SIDA, tenían que estar activados para destruirlos.
Al final, el NIH fracasó en su intento por silenciar a Fishbein. En diciembre de 2005, ganó su caso, y fue reinsertado a la agencia, aunque no retornó a DSIDA. El no está en condiciones de discutir los términos de su contrato, pero ha prometido continuar su compromiso en buscar la integridad y la protección de las personas que se utilizan para la investigación.
Peter Duesberg ha sido menos afortunado, aunque existen algunos signos de aceptación en el campo científico.
Sin importar si Duesberg tiene razón o no sobre el HIV, su caso, como el de Fishbein, deja al descubierto la maquinaria política de la ciencia Americana, demuestra, además, su hostilidad hacia las ideas que desafían el paradigma dominante. Este tipo de hostilidad no es inusual en la historia de la ciencia[15], pero la situación actual es, dramáticamente diferente de la de aquellos científicos caratulados de inconformistas, en el pasado. Ahora los científicos están casi totalmente dependiendo de la buena voluntad del gobierno de los investigadores y del poder de la mirada hostigadora de los que controlan financian y manejando juntos a los Institutos Nacionales de Salud, a la academia y a la industria farmacéutica y biotecnológica.
Muchos científicos, viven con miedo de perder sus financiamientos. “Nadie está a salvo”, me dijo un investigador fundador del NIH. “El Complejo médico-científico es una industria de dos trillones de dólares”, dijo el antiguo fabricante de drogas, Dr. David Rasnick, quien ahora trabaja en los programas de nutrición relacionados al SIDA, en Pretoria, Sudáfrica. “Puedes comprar una suma tremenda de simpatizantes con todo ese dinero”.
“Tienes que solicitar, casi, una subvención por año. Y tienes que solicitar cuatro, para que te otorgue una, si no eres conocido. Yo me retiré justo a tiempo. Cualquiera que este todavía en esto, te dirá lo mismo.” Dice Strohman, de Berkeley. “Antes del estallido biotecnológico, nunca habíamos tenido esta incesante búsqueda, para producir algo “útil”, lo que en verdad significa, algo “vendible”. Todos están atrapados en esto. Préstamos, millones de dólares fluyendo de los laboratorios, se fabrican “carreras” y “estrellas”. La única manera de ser un científico exitoso hoy en día, es, siguiendo el consenso. Si vas a producir algo y ponerlo en el mercado, tú no querrás ninguna maldita sorpresa. Tienes poco tiempo para producir, y no quieres malas noticias. Ahora todo es en tiempos cortos. La Ciencia esta totalmente rendida a los intereses corporativos. Dado su poder y su dinero, va a ser muy difícil poder trabajar fuera de esto.”
Duesberg nunca ha temido desafiar al consenso, pero contrariamente a lo que muchos, en el establecimiento del SIDA nos quieren hacer creer, el esta muy lejos de ser un científico psicópata[16]. En 1997, al borde de su culminación científica en los EEUU, Duesberg, fue invitado de regreso a su Alemania nativa, a continuar su investigación en cáncer. Durante este tiempo, viajando semestralmente, entre Mannheim y Berkeley, Duesberg formulo y probó una teoría que cambia el foco de la teoría del “gen mutante”, como causa del cáncer, la cual ha reinado durante tres décadas, por una simple explicación, que revive el abandonado conducto de investigación de principios del siglo XX, la cual postula que el cáncer es causado por un malfuncionamiento cromosómico, hoy conocido como “aneuploidia”.
Harvey Bialy, el científico editor de, “Naturaleza Biotecnológica”, un periódico hermano de “Nature”, ha pasado recientemente, cuatro años escribiendo la biografía científica de Duesberg, titulada “Oncogenes, Aneuploidia y SIDA”. El libro es una historia de los papeles, artículos y cartas, que Duesberg publicó entre 1983 y 2003, y las respuestas que estos generaron. Le pregunté por qué escribió el libro. “Estoy convencido de que la aneuploidia, es el hecho inicial en carcinogénesis.” Bialy dijo, “Peter ha fundado la base genética para el cáncer. La aplicación mas inmediata de esto, será el diagnostico temprano.”
“Cuando la aneuploidia, o inestabilidad genética, o como quieras llamarle, sea reconocida, como la teoría dominante a la explicación de la génesis de cáncer, Peter Duesberg será reconocido como el principal contribuyente de la teoría”, dijo Bialy. “Quiero asegurar que sus aportes, no fueron hechos a un lado o ignorados”. Le pregunté sobre la controversia del SIDA. “El SIDA es un asunto político, y Peter quedó pegado a eso. No hay nada más para decir sobre eso.”
Bialy destacó un punto crítico: “La Ciencia es amoral, y así debe ser. No hay bien y mal, sólo correcto e incorrecto”. “Duesberg”, dijo Bialy, “es un clásico biólogo molecular. Lo único que le interesa es, probar rigurosamente, las hipótesis en duelo. Los dos pilares gemelos, el SIDA y los oncogenes, ambos están derrumbándose, a causa de las preguntas que Peter Duesberg, ha planteado.”
“La base de la espacialización es, cambiar el contenido y el numero de los cromosomas”, dijo Duesberg. “El cáncer es esencialmente una especiacialización fracasada. No es mutación. El cáncer es una “especie”. Un cáncer severo de pecho, pulmón o próstata, tiene setenta, ochenta o más, cromosomas. Son ellos los verdaderos “chicos malos” –están por fuera de nuestra especie. Pero es un tipo raro de especie, la cual, como un parasito, es mas exitoso su grupo, que el grupo de las células normales.”
Ha habido un considerable interés internacional, en las nuevas investigaciones de Duesberg[17].
En enero de 2004, dio una conferencia sobre la aneuploidia, e invito a 50 investigadores en cáncer, provenientes de todo el mundo, los cuales también habian estado trabajando conectando el tema de cáncer y la aneuploidia. Asistieron setenta, incluso de los más importantes como, Thomas Ried, el líder en el estudio de genómica en cáncer, del Instituto Nacional de Cáncer, Pert Auer, del Instituto Korolinska en Estocolmo, y Walter Giaretti, quien lidera el equivalente al NCI, en Italia.
El 31 de mayo, del último año, en medio de una considerable tensión, Duesberg fue invitado por el Instituto Nacional de Cáncer, a dar una charla sobre el NIH. En el auditorio se sentía una nerviosa tensión, mientras la gente se sentaba en sus butacas. Su charla fue sucinta, y pregnada de su característica ironía, pero las preguntas que siguieron fueron tranquilas, sin hostilidad ostensible. De cualquier manera, nada fue perdonado. Luego de la charla, mientras Duesberg conversaba con un pequeño grupo, en el podio del auditorio, Observe una mirada furiosa de un publicista del NIH -que estaba parado en la parte trasera del salón-, amonestando a un colega, un científico que había planteado una pregunta que, de algún modo, conectaba la aneuploidia con el HIV. “Tu lo iniciaste”, gruñó. “Lo estábamos llevando bien, pero tu lo iniciaste”. Como el que había hecho la pregunta trato de defenderse, un hombre que estaba parado junto con ellos, en el grupo, le dijo, -levantando la voz, intentando que su comentario se escuche en todo el salón-, “Bueno, al menos si él esta equivocado sobre este asunto, no estará matando a millones de personas”.

Kary Mullis, galardonado con el premio Nóbel, quien descubrió la revolucionaria técnica de ADN, llamada la reacción en cadena de la polimerasa, ha apoyado a Duesberg, pero se ha cansado de las guerras en el ámbito del SIDA, de los ataques políticos de otros científicos. “Mira, no hay misterio sociológico aquí”, me dijo, “Esto es sólo el rédito de la gente, la posición tomada al tipo de cosas que plantea Duesberg. Esa es la razón por la que son tan molestos. En el campo del SIDA hay una neurosis generalizada entre los científicos, pero el frenesí con el cual la gente enfocó el debate sobre el HIV, se ha apagado, porque existe basta evidencia que se ha ido acumulando lentamente, en contra de ello, les es realmente difícil lidiar con esto. Cometieron un gran error y nuca podrán repararlo. Todavía están envenenando gente.”
Duesberg piensa que más del 75% de los casos de SIDA en el Este, pueden atribuírsele a la toxicidad de la droga. El dijo que si los tratamientos tóxicos del SIDA se interrumpieran, miles de vidas podrían ser salvadas, prácticamente de la noche a la mañana.
Cuando el SIDA se trasladó a África, él acordaba con los que argumentaban que, el SIDA era mayormente entendido como un término que encubría un determinado numero de viejas enfermedades, formalmente conocidas con otros nombres, el tratamiento de las cuales generalmente, no dispone de gran ayuda internacional.
El dinero gastado en antirretrovirales, estaría mejor empleada en gastos concernientes a la sanidad y al facilitar el acceso al agua potable (ausencia por la cual, están muriendo 1,4 millones de niños por año).
Es muy tarde para salvar a gente como Joyce Ann Hafford, pero es posible que un debate abierto y honesto, sobre los riesgos que acarrean los tratamientos actuales del SIDA, y los asuntos científicos referidos al HIV, pudiera salvar otras.

NOTAS

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[1] El test de HIV detecta huellas, nunca el virus en si mismo. Estas huellas, anticuerpos, son identificados por medio de la influencia de ciertas proteínas moleculares, que fueron limitadas a dos en 1984,cuando el primer test fue desarrollado y patentado, pero a través de los años se expandieron, incluyendo muchas proteínas que anteriormente, no habían sido asociadas con el HIV. Como muchos Americanos, Hafford creyó que, un simple “HIV positivo”, significaba que “tenia” HIV,-una segura sentencia de muerte-. Pero la mayoría de los test positivos de HIV, cuando se vuelven a testear, resultan indeterminados o negativos. En muchos casos, diferentes resultados surgen de la misma muestra de sangre, en diferentes laboratorios. Existen por lo menos, once criterios diferentes, de cuantas y que proteínas y en que densidad de bandas significan un “positivo”. El criterio más estricto (cuatro bandas) es sostenido en Australia y Francia, el menos estricto (dos bandas) en África, donde un test de HIV, no es siempre requerido, para diagnosticar el SIDA. El parámetro en EEUU es, tres bandas reactivas. Esto pone en evidencia que, una persona podría volverse HIV negativo simplemente, comprando un boleto de avión de Uganda a Australia.

[2] El Dr. Thorpe, se rehusó a hacer comentario alguno, citando el corriente asunto, de igual manera reaccionaron, el Grupo Medico de Tennessee, el Centro Medico Regional de Menphis y el Hospital de Niños St. Jude.

[3] “Nuestra misión como erradicadores del SIDA, es informar siempre y manejarnos de la manera mas profesional posible”, dijo Mark Isaac, el vicepresidente del departamento de policía.
La Fundación Elizabeth Glaser argumentó, cuando se le preguntó por el cometido: “El cuerpo entero de investigación, así como nuestra vasta experiencia, validan la seguridad y eficacia de una sola dosis de nervirapina, como una de las amplias opciones existentes, para la prevención de la transmisión del virus HIV, de madre a hijo.

[4] África, como los actuales medios masivos nunca se empeñan en mostrarlo, se ha vuelto el punto de partida de la epidemia del SIDA, la definición del SIDA en África se ha vuelto, sorprendentemente extensa y genérica, presuntamente está desarrollada como una determinación mas, en vez de mostrar una intención por consolidarla. No hay manera de compararla con las definiciones de Western. La “definicion de Bangui” del SIDA, fue formulada en la ciudad de Bangui, en l Republica Central de África, en una conferencia en 1985, ésta, no requiere ni un test de HIV ni un registro de bajo recuento de células “T”, como en el West, sólo requiere la presencia de diarrea crónica, fiebre, perdida significante de peso, astenia y otros síntomas menores. Estos también pueden ser los síntomas de una malnutrición crónica, malaria, enfermedades parasitarias y otras enfermedades comunes en África, (en 1984 la versión fue actualizada, y se sugirió el uso del test de HIV, pero en la practica era demasiado caro).De hecho cuando los test de HIV son llevados a cabo, muchas enfermedades que son endémicas en África, tales como la malaria y el TB, son reconocidas por causar falsos positivos. Entonces, la imagen estadística del SIDA en África es consecuentemente, una proyección, basada en toscas de terminaciones de HIV positivos, extraídos de muestras selectas y escasas, las cuales son extrapoladas a través del continente, usando modelos computados y suposiciones, altamente cuestionables.

[5] A la pregunta por el caso de Hafford, HIVNET 012, y la controversia de la nervirapina, Boehringer Ingelhaim argumentó el estatuto siguiente: Viramune, (nervirapina), significó una innovación en el tratamiento contra el HIV, como el primer miembro de la familia de drogas inhibidoras de la transcriptasa reversa no-nucleosídicas (NNRTI). Ahora en su año décimo de uso, Viramune ha sido usada en más de 800.000 pacientes, alrededor del mundo.

[6] El estudio fue originalmente titulado, “HIVNET 012: Una Prueba controladora por placebo, Fase III, para determinar la eficacia de AZT vía oral, y de nervirapina vía oral, para la prevención de la transmisión vertical de HIV-1 de mujeres embarazadas en Uganda, y su hijos. “Aleatorización”, significa que los participantes son azarosamente elegidos para una u otra rama del estudio, el procedimiento supone, que controla las variables que podrían afectar el resultado. Los “placebo-controladores”, son la base para la prueba de drogas, y son la única manera de saber si el tratamiento es efectivo. Las pruebas de Fase I, comprenden pequeños grupos de personas, de20 a 80, están focalizadas en evaluar la seguridad y los efectos colaterales. En las pruebas de Fase II, la droga es suministrada a una cohorte expandida, entre 100 y 200 personas, se evalúa nuevamente la seguridad y empieza a chequearse la efectividad. Las pruebas de drogas Fase III, se expanden mas allá de los miembros inscriptos, a casi más de 1000 personas, es el medio para confirmar la efectividad de una droga, monitorear los efectos colaterales y comprar el tratamiento, con otros corrientemente utilizados. Una pequeña prueba de Fase I, precedió a HIVNET 012, que estudio previamente, la seguridad de la nervirapina en mujeres embarazadas, pero también la eficacia, se llamó HIVNET 006, e inscribió a 21 mujeres embarazadas para un estudio inicial. De 22 niños nacidos, cuatro murieron. Había 20 casos de “efectos adversos graves”, registrados. El estudio también mostró que, no existía disminución en la carga viral de las madres que tomaron parte en el estudio (el requisito fundamental para la industria de las drogas en la interrupción de la transmisión de madre a hijo).

[7] Brooks Jackson se rehusó a declarar para este articulo, Laura Guay, respondió con la siguiente declaración: Las profundas evaluaciones sobre la conducción de HIVNET 012, así como los resultados y los datos recolectados, sobre las subsecuentes pruebas, también los programas PMTCT, han establecido las conclusiones a las que se arribaron en Hivnet 012, de que la nervirapina es segura y efectiva, en la prevención de la transmisión del virus de HIV de madre a hijo. Nervirapina queda así establecida, en el mundo subdesarrollado, como una de las herramientas más importantes, en la prevención de la transmisión del virus de HIV de madre a hijo, en donde existen todavía miles de millones de mujeres embarazadas afectadas, que no tienen acceso a un test de HIV, tratamiento antiretroviral, o cuidado alguno. Para muchos PMCTC con recursos limitados, nervirapina es la única opción disponible.”
Salud Familia Internacional, y el contratista de NIH, originariamente responsable por supervisar HIVNET 012 contestaron al informe de Westat, diciendo que los resultados del estudio, habían sido validados por el NIH y por el Instituto de Medicina.

[8] Smith y Luzar han estado prohibiendo al NIH, hablar con la prensa acerca de HIVNET, Luzar fue destituido por el abogado de Fishbein, por su injusto-fallo, Stephen Kohn, en diciembre de 2004, y esta justificación esta presuntamente basada en su declaración.

[9] En este punto la historia se vuelve un tanto mas complicada, ya que Fishbein apoyó a Luzar, en una denuncia de acoso sexual que hizo contra Kagan.

[10] Una investigación interna del NIH, la cual fue obtenida por la Prensa Asociada, el verano pasado, reivindicaba muchos de los asuntos de Fishbein y concluía, “es claro que DSIDA, es una institución problemática”, y en cuanto al caso de Fishbein, “es claramente un ejemplo, de un asunto mas profundo”. Kagan y Tramont no contestaron las reiteradas llamadas, para hacer algún comentario acerca del tema. En su lugar un vocero del NIH, Dr. Clifflane, dijo que la agencia apoya a HIVNET 012.

[11] AZT, la cual fue desarrollada como un agente quimioterapéutico en 1964, y luego hecha a un lado por su extrema toxicidad, es un interruptor de la cadena de ADN, lo que significa que lleva la síntesis de ADN a una detención. Es, por lo tanto, un aniquilador eficiente, de la célula, El HIV, es un retrovirus, y como tal, se reproduce insertando sus genes en el genoma de una célula, por consiguiente cuando una célula se divide, una nueva copia del virus es producida. AZT, previene la copia del HIV, matando las células “T” infectadas, desafortunadamente, mata todas la reproducciones de células, indiscriminadamente, estén o no infectadas, y rápidamente disminuirá, afectado o no, el sistema inmunológico de una persona. El fabricante de AZT, Glaxo Smith Kline, decidió no hacer comentario alguno para este artículo.

[12] HIV fue declarada como le causa probable del SIDA, en EEUU, en una conferencia de prensa del gobierno, en 1984. Se declaró que el virus había sido descubierto por un investigador del NIH, Robert Gallo. El hecho es que Gallo, no había descubierto el HTLV-III (Virus Linfotrópico III de las células Humanas “T”), como era conocido anteriormente, antes de ser registrado con el nombre memorable de HIV), ese honor pertenece propiamente a Luc Montagnier, del Instituto Pasteur, quien le había enviado a Gallo una muestra del virus.

[13] Se ha declarado que el HIV causa, de algún modo, la muerte de la célula, aun cuando no esta presente por los programados mecanismos “suicidas”. Algunos investigadores argumentan que, el HIV aprovecha ciertos receptores especiales en las células “T”, debido a una mutación genética, de la cual muchos” europeos caucazos”, carecen, pero muchos Africanos la poseen. Lo interesante es que muchos hombres homosexuales, parecen también poseer estos receptores misteriosos, así como los consumidores de drogas intravenosas, y destinatarios de transfusiones. Se argumenta también que aunque el HIV, no mata las células “T” creadas en los laboratorios, usadas para fabricar los test de SIDA, si lo hace en el cuerpo humano, de cualquier manera sólo infecta una proporción muy pequeña de ellas, típicamente un promedio de 0,1 %. El HIV, no enferma ni mata a los chimpancés, aunque su organismo produce anticuerpos. Recientemente, se difundió que el HIV, parece estar evolucionando en una forma menos dañina para el ser humano. Tal hipótesis improbable, de la ingenuidad del HIV, prolifera en el ámbito científico popular, como algo temporario sin importancia.
Rara vez las revistas aportan abundante y buena información, para este tipo de afirmación.

[14] Existe una amplia evidencia estadística y epidemiológica, que liga el crecimiento del abuso masivo de las drogas en lo 60’y los 70’, en el tiempo de la repentina aparición del SIDA, la mayoría de las personas con SIDA, con el carcoma Karposi, por ejemplo, han sido fuertes consumidores de inhaladores de nitrato, o “popper”. El caso de “super SIDA”, que fue recientemente reportado en New York, muestra como el tratamiento generó un extraordinario hábito de fuerte consumo de metanfetaminas.

[15] Pocos hoy recuerdan las controversias sobre el escorbuto y la pelagra, los cuales hasta el descubrimiento de la vitamina “C” y niacina, fueron culpadas por los institutos médicos, de misteriosos agentes infecciosos. Todos aquellos que las señalaban, aun sin saber con anticipación la causa, que los cambios de alimentación curan las dos condiciones, fueron descartados de igual manera que los que creían que la tierra era plana.

[16] Duesberg no está solo, en su disconformidad con el SIDA ortodoxo. Más de 2300 personas, mayormente médicos y científicos, incluso Nobels en química y medicina han firmado la petición del Grupo por la Reevaluación Científica de la Hipótesis de HIV-SIDA, la cual reclama una aproximación a la causalidad del SIDA más escéptica e independiente.

[17] Aun así, el Instituto Nacional de Cáncer todavía se rehúsa a invertir en él. Duesberg ha sugerido cinco grandes propuestas para estudiar la aneuplodia, y todas han sido rechazadas. Uno de los investigadores en cáncer mas influyentes del país, Bert Volgestein Clayton. Profesor de Oncologia y Patología en la Universidad Johns Hopkins, ha escrito una carta al NCI, para que reconsidere ciertas cuestiones: “Yo coincido con él, en el punto de que la aneuplodia es una parte esencial del cáncer”, escribió Volgestein. “El Dr. Duesberg, continua teniendo un fuerte impacto en su área de investigación, a través de sus cuidadosas observaciones experimentales, así como también, a través de sus reflexivas criticas sobre el tema. No hay duda de que él es un líder en el campo de la investigación”