domingo, 4 de enero de 2009

¿Es el sida una gran mentira?








Peter Duesberg


http://www.webislam.com/?idt=1512

Introducción

Sabemos que errar es humano, pero la hipótesis de que el VIH es la causa del SIDA es un error diabólico".

(Palabras de Kary Mullis, Premio Nobel de Química 1993, en el prólogo del libro "Inventando el virus del SIDA", de Peter Duesberg [1])

¿Es posible que el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) NO sea la causa del SIDA? ¿Es posible que la inmensa mayoría de los ministerios y servicios públicos de salud, facultades de medicina, centros médicos, organizaciones y publicaciones científicas, e incluso la Organización Mundial de la Salud, lleven 20 años aceptando y difundiendo una "versión oficial" que no está respaldada por ninguna evidencia científica? ¿Es posible que el VIH, el virus asesino que 70 millones de personas han creído tener en la sangre, ni siquiera exista? ¿Es posible que los que defienden la "versión disidente", entre los cuales hay al menos 2 Premios Nobel, hayan sido sistemáticamente censurados por casi la totalidad de los medios de comunicación del mundo? ¿Es posible que 26 millones de personas hayan muerto por una enfermedad falsa? ¿Es posible que el SIDA sea el negocio más perverso de las últimas décadas, o tal vez de la historia?

Probablemente, la gran mayoría de las personas que lean estas preguntas responderá dentro de su cabeza "No, nada de eso es posible". Algunos dirán "El mundo está podrido, pero nunca tanto…" Otros irán un poco más lejos: "Tal vez las multinacionales farmacéuticas estarían dispuestas a montar un negocio semejante, pero no podrían obtener la complicidad de las escuelas de medicina, las revistas científicas, o los médicos independientes que no obtendrían ningún beneficio".

Sin embargo, cualquiera que se considere escéptico, que esté anímicamente dispuesto a aceptar que lleva años creyendo mentiras y sumergido en la ignorancia, y que se dé el tiempo de buscar información relacionada a la "versión disidente" sobre el VIH y el SIDA en internet (el único medio de comunicación que los poderes políticos y económicos no pueden controlar), encontrará toneladas de información como para entender que todas las preguntas del primer párrafo tienen una escalofriante respuesta: SÍ, TODO ESO ES POSIBLE.

Soy demasiado ignorante sobre biología, química y medicina como para saber a ciencia cierta qué es verdadero y qué es falso en este tema, pero al menos estoy seguro de una cosa: durante 20 años se nos ha ocultado mucha información, y ese solo hecho me parece inaceptable.

2. La ignorancia está de moda

Hace 5 años, mi única preocupación sobre el VIH y el SIDA era ser prudente en mi vida sexual para evitar contagiarme, y nunca me preocupé de informarme más allá de los métodos de prevención.

Pero en 1999 supe que existía una "versión disidente", totalmente opuesta a la oficial. Primero leí en la Zona de Contacto un reportaje sobre Kary Mullis, y tres años después una entrevista a un doctor chileno llamado Gonzalo Larraín, en el desaparecido Diario Noreste (ya hablaré de ambos personajes). Me invadieron la curiosidad y la ansiedad por encontrar respuestas, y desde entonces he pasado cientos de horas en internet buscando información que me parezca confiable sobre esta "versión disidente", tratando de responder las muchas preguntas que inevitablemente han ido apareciendo. Gracias a eso, ahora sé algo sobre el tema, aunque todavía es muy poco, pero suficiente como para tener numerosas dudas razonables acerca de la versión oficial.

En estos 5 años he conversado el tema con unas 50 personas, entre familiares, amigos y conocidos. Casi todos leen diarios, revistas y libros, ven bastante televisión por cable, y tienen internet en sus casas. Pese a su fácil acceso a la información, ninguno de ellos había escuchado o leído algo sobre la versión disidente. Para el 100% de mis "encuestados", había una sola verdad sobre el SIDA, y además sabían muy poco sobre esa "verdad". Muchos de ellos pusieron cara de sorpresa cuando supieron que VIH y SIDA no son sinónimos (ni en la versión oficial ni en la disidente).

Además de la ignorancia, me ha sorprendido y entristecido la poca importancia que casi todos ellos le dieron al problema cuando se los conté. Algunos me escucharon con bastante atención y se sorprendieron mucho, pero hasta donde recuerdo, nadie me volvió a mencionar el asunto. No parecen darse cuenta de que éste no es un problema de vida o muerte, sino un problema de decenas de millones de vidas o muertes. Por más que sean mis familiares, amigos y conocidos, no puedo evitar considerarlos cómplices por omisión, y la principal motivación que tengo para escribir esto es precisamente crear conciencia entre la gente que me rodea.

Pero aunque ahora todo esto me impresiona bastante, es exactamente la misma ignorancia en la que yo estaba sumido hace pocos años. Por lo tanto, creo que para poder hablar de la versión disidente, es necesario empezar por aclarar los aspectos más básicos de la versión oficial.

3. La "versión oficial"

Al igual que la mayoría de los asuntos que involucran millones de muertes con billones de dólares, la versión oficial del SIDA nació en EE.UU. Según el sitio www.vihsida.cl [2]:

"En junio (de 1981) el Centro para el Control de Enfermedad de Atlanta en Estados Unidos (CDC, Centers for Disease Control), publica el primer reportaje sobre un tipo raro de neumonía: 'Pneumocistis Carinii' en cinco jóvenes, todos homosexuales activos residentes en Los Angeles. No se frecuentaban entre ellos, no tenían amigos comunes y no tenían conocimiento de enfermedades similares entre sus compañeros sexuales. Dos de ellos informaron haber mantenido relaciones homosexuales con diversas personas.

El cuadro inicialmente fue interpretado de la siguiente forma:

1) Todos presentan infecciones oportunistas, por lo tanto, debía existir un trastorno de la inmunidad y

2) Un agente infeccioso sexualmente transmisible, debía ser el responsable de este nueva enfermedad.

La creencia inicial de limitar esta enfermedad sólo a homosexuales llevó a algunos autores a denominarla "Síndrome de Inmunodeficiencia relacionada con los homosexuales" o "Peste Rosa". En agosto del mismo año, 111 casos similares fueron reportados al CDC, lo que llevó a organizar un registro nacional de casos. Luego, nuevos casos de SIDA fueron descritos en drogadictos haitianos, hemofílicos, pacientes transfundidos, hijos de madres en riesgo, parejas heterosexuales y trabajadores de la salud, lo que hizo a la comunidad médica y a la sociedad, tomar conciencia de la existencia de una nueva epidemia sin precedentes en la historia de la medicina ".

En 1983, dos años después de definida esta "nueva enfermedad" se "descubrió" cuál era la causa: un nuevo virus llamado VIH (siendo más estricto, es un retrovirus, pero la diferencia me parece irrelevante para los objetivos de este ensayo). Los responsables de este sensacional descubrimiento fueron dos: el norteamericano Robert Gallo, que trabajaba en los National Institutes of Health (NIH, uno de los dos principales organismos públicos de salud de EE.UU.), y el francés Luc Montagnier, del Instituto Pasteur de París. Aunque en un principio hubo polémica entre ambos por la paternidad de la hipótesis VIH = SIDA, al poco tiempo se pusieron de acuerdo y decidieron compartir el dudoso honor. Hasta el día de hoy, ambos son considerados las máximas eminencias en el tema, y han ganado reconocimiento, galardones, fama y, sin duda, mucha plata.

Todos sabemos que SIDA significa Síndrome de Inmuno Deficiencia Adquirida (a su vez, síndrome significa "conjunto de síntomas"), mientras que VIH quiere decir Virus de Inmunodeficiencia Humana. Según la versión oficial, el VIH es la causa del SIDA.

Una persona que supuestamente tiene el VIH en la sangre pero todavía no tiene ningún síntoma, es un "portador sano", "portador asintomático", o "portador pasivo". El VIH debilita nuestro sistema inmunológico (es decir, las defensas naturales de nuestro cuerpo), por lo que esa persona tarde o temprano va a tener síntomas, y pasará a ser un "portador enfermo", "portador sintomático", o "portador activo". En otras palabras, va a tener SIDA.

Tanto en Chile como en el mundo, hay más portadores sin SIDA que portadores con SIDA. Pese a esto, uno de los principales "logros" de la propaganda oficialista es haber instalado en la cabeza de la gente más o menos informada la certeza de que VIH y SIDA son, respectivamente, causa y efecto. Y peor aún, en la cabeza de la gente desinformada, se ha instalado la aberrante y confusa idea de que VIH y SIDA son distintos nombres para una misma cosa. Éste es el primer malentendido que hay que desterrar.

Según un documento oficial de la OMS del año 2004, "El SIDA (Síndrome de Inmuno Deficiencia Adquirida) es una enfermedad causada por un virus llamado VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana) y que ocasiona la destrucción del sistema inmunitario de la persona que la padece. El SIDA fue descubierto a finales de la década de los 70 y su descubrimiento fue publicado científicamente por primera vez el 5 de julio de 1981 en Mortality Weekly Report, una revista periódica de medicina. Esta fecha ha sido la más acogida por la comunidad científica, aunque claramente disputada por varios investigadores [3]".

4. La "versión disidente"

Aunque dentro de los disidentes existen diversas posturas, hay bastante concordancia en cuanto a negar, desmentir o al menos poner en duda prácticamente todos los principios básicos de la versión oficial. Según los disidentes:

4.1. El SIDA no es una enfermedad propiamente tal, es sólo un concepto artificioso que engloba una treintena de enfermedades preexistentes. De hecho, la lista de enfermedades incluidas ha ido creciendo sistemáticamente durante estos 20 años, inflando así la cantidad de personas etiquetadas como enfermos de SIDA.

4.2. Nadie ha demostrado jamás que el VIH sea la causa del SIDA, ni que el virus se transmite por la vía sexual. Es más, ni siquiera se ha demostrado que el VIH existe.

4.3. Las posibles causas por las que un sistema inmunológico puede deteriorarse hasta el extremo de provocar la muerte son múltiples: desnutrición, malas condiciones sanitarias, uso y abuso de drogas intravenosas, entornos sociales agresivos, y, especialmente, el estigma del SIDA, la propaganda del terror, la condena a muerte que significa resultar positivo en un test y, en gran medida, las drogas - legales, por cierto - extremadamente tóxicas que se les recetan a los portadores sanos y enfermos, especialmente el AZT, que fue desarrollado en los años 70 como anticancerígeno, pero fue posteriormente desechado... por tóxico.

4.4. Los tests que supuestamente detectan la presencia del VIH en la sangre no tienen ninguna validez científica. Aquí hay otra confusión muy difundida, porque he oído a muchas personas referirse al "test de Elisa" como el "test del SIDA", cuando en realidad es un disparate creer que el SIDA es algo que se puede encontrar en la sangre. Un poco menos absurdo es creer que los tests detectan la presencia del VIH en la sangre, pero la realidad tampoco es ésa: simplemente detectan una presencia anormal de ciertos anticuerpos que supuestamente indican la presencia del VIH.

La "versión disidente" no es, como muchos pueden creer, un delirio paranoico de un puñado de chiflados ociosos o seudorebeldes. A continuación, voy a escribir acerca de algunas de las personas que defienden esta postura. Creo que con esto puedo matar dos pájaros de un tiro: por un lado, demostrar que es una teoría más que respetable, y por otro lado, contar en qué consiste a través de los postulados y las experiencias de estas personas.

Con ustedes, los disidentes:

Disidente #1: Peter Duesberg

Científico alemán nacido en 1936, y radicado en EE.UU desde 1964. Es Doctor en Química de la Universidad de Frankfurt (Alemania), y profesor de Biología Molecular y Celular de la Universidad de Berkeley (California) desde 1973 hasta la fecha. Fue el primero en aislar el gen del cáncer, ganó el Premio Anual de Científicos de California en 1971 y fue electo miembro de la Academia Nacional de Ciencias de EE.UU. en 1986.

Peter Duesberg fue uno de los primeros en oponerse a la versión oficial del SIDA. Él sostiene que el VIH posiblemente existe, pero es inofensivo, y que la principal causa del SIDA es el abuso de las drogas, tanto de las recreativas como de las recetadas contra el propio SIDA. Pese a sus sobrados méritos y a su indiscutible aporte a la ciencia, ha sido sistemáticamente censurado por los medios, y el gobierno de EE.UU. le retiró totalmente el apoyo económico, por lo que ha tenido que seguir investigando por sus propios medios.

En una entrevista concedida en 1998 a "El Pequeño Periódico", de Colombia, Duesberg declaró lo siguiente:

"Se realizan encuentros internacionales anuales alrededor del SIDA, a los cuales no se invita a nadie que no crea en el VIH y eso es extremadamente grave para la ciencia. Eso puede ser religión, puede ser política, pero no ciencia. La ciencia es tradicionalmente abierta a otras posibilidades, especialmente cuando no se tienen resultados (...) La mayoría de las grandes universidades de Norteamérica no permiten un seminario sobre este aspecto. Están todas cerradas porque si usted habla, ellos podrían perder sus fondos, podrían perder a sus amigos, las grandes compañías les quitarían su apoyo y podrían quedar sin sus tremendos megabyte de entradas".

"En los últimos años nadie quiere invitarme a ningún encuentro porque estoy cuestionando el VIH, y cuestionando la gigantesca inversión, la gigantesca industria. La industria de cincuenta billones de dólares que se han gastado. En nombre de la tecnología científica no podemos tener toda esa gente sufriendo y muriendo innecesariamente. Y lo digo porque la están matando con AZT. La droga no sólo no les ayuda, sino algo peor, el AZT realmente los está matando. (...) Y todo en nombre de una hipótesis que hasta ahora no ha curado a nadie[4]".

Peter Duesberg ha escrito y co-escrito varios libros sobre este tema, entre ellos "Por qué NUNCA ganaremos la guerra contra el SIDA", "SIDA: ¿Causado por Virus o por Drogas?", "SIDA Infeccioso: ¿Hemos Sido Engañados?", "SIDA: Las Buenas Noticias son...", e "Inventando el Virus del SIDA". Éste último es probablemente el más famoso, y su prólogo está escrito por otro renombrado disidente: Kary Mullis.

Disidente #2: Kary Mullis

Doctor en Bioquímica de la Universidad de Berkeley (California). En 1993 obtuvo el Premio Nobel de Química por haber inventado una técnica para analizar el ADN llamada Reacción en Cadena Polimerasa (en inglés, Polymerase Chain Reaction, o simplemente PCR). Esta técnica es usada en el famoso "test de Elisa" para medir la carga viral (en otras palabras, la "cantidad de virus") en los supuestos portadores. Sin embargo, el propio Kary Mullis - sin duda uno de los disidentes más enérgicos - ha dicho hasta el cansancio que la PCR no sirve para medir cargas virales, y que habría renunciado al Nobel si hubiera sabido el uso que se le iba a dar a su invención.

El prólogo que Mullis escribió para el libro de Duesberg, es, a mi juicio, uno de los textos más creíbles y a la vez impactantes sobre la versión disidente. En él, Mullis relata que en 1988 estaba escribiendo un reporte para Specialty Labs (Santa Monica, California), y cuando redactó la frase "El VIH es la causa más probable del SIDA", quiso respaldar su afirmación con alguna cita científica.

"Para mí, era muy llamativo que el individuo que había descubierto la causa de una enfermedad mortal y hasta ahora incurable, no fuese continuamente aludido en las publicaciones científicas hasta que la enfermedad estuviese curada y olvidada. Pero, como pronto aprendería, el nombre del individuo - que sería seguro materia de Premio Nobel - no estaba en boca de nadie. (...) Tenía que haber un informe publicado, o quizás varios, que juntos indicasen que el VIH es la posible causa del SIDA. Tenía que haberlo".

Mullis también buscó la información en internet y no la encontró, pero no le dio mucha importancia a eso. "Para estar seguro de una conclusión científica, lo mejor es preguntar a otros científicos directamente. (...) Como parte de mi trabajo, iba a muchos encuentros y congresos. (...) Adquirí el hábito de acercarme a cualquiera que diese una charla sobre SIDA y preguntarle qué referencias debía citar para esa cada vez más polémica declaración: «el VIH es la probable causa del SIDA». Después de 10 ó 15 encuentros en un par de años, empecé a preocuparme cuando vi que nadie podía citarme la referencia. No me gustaba la fea conclusión que se estaba formando en mi mente: la campaña entera contra la enfermedad considerada con creces como la peste negra del siglo XX, estaba basada en una hipótesis cuyos orígenes nadie podía recordar. Eso desafiaba tanto al sentido científico como al común.

Finalmente, tuve la oportunidad de interrogar a uno de los gigantes de la investigación del VIH y del SIDA, el doctor Luc Montagnier, del Instituto Pasteur, cuando dio una charla en San Diego. Esta sería la última vez en que sería capaz de realizar mi pregunta sin mostrar cólera. Me figuré que Montagnier conocería la respuesta, así que se la planteé".

Montagnier intentó eludirlo con un par de débiles respuestas con las que Mullis no se dio por satisfecho, y ante la insistencia de éste, "el doctor Montagnier se dirigió hacia el otro lado de la habitación para saludar a un conocido".

"(Duesberg y yo) No hemos podido encontrar ninguna buena razón por la cual la mayoría de la gente sobre la tierra cree que el SIDA es una enfermedad causada por un virus llamado VIH. Simplemente no hay evidencia científica alguna que demuestre que eso es cierto".

"Tampoco hemos sido capaces de descubrir por qué los médicos recetan una droga tóxica llamada AZT (Zidovudina-Retrovir) a personas que no tienen otro mal que la presencia de anticuerpos al VIH en su cuerpo. De hecho, no podemos entender por qué ningún ser humano debería tomar esa droga cualquiera que fuese la razón que se adujese".

"Ni Duesberg ni yo podemos entender cómo ha surgido esta locura (...) Sabemos que errar es humano, pero la hipótesis VIH/SIDA es un error diabólico [5]"

Disidente #3: Stefan Lanka

Científico alemán nacido en 1963. Licenciado en Biología desde 1989, Doctor en Ciencias de la Naturaleza, biólogo, biólogo molecular y, esencialmente, virólogo. Es sin duda uno de los disidentes más extremistas y radicales, llegando incluso a criticar agriamente a Duesberg por aceptar la posible existencia del VIH. De los aproximadamente 2.000 virólogos que hay en el mundo, Lanka es uno de los pocos que ha conseguido aislar un nuevo virus (el Ectocarpus Siliculosis, en 1988).

En una didáctica entevista que le hizo en 1997 el español Lluis Botinas (director del Centro Orientativo de Bio-Regeneración Aplicada, C.O.B.R.A), Lanka explica en términos simples y categóricos por qué dice que el VIH no existe. Resumo sus respuestas conservando lo que me parece esencial:

"(Los requisitos exigidos para poder afirmar que un nuevo virus ha sido aislado) Son cuatro. Ante todo, presentar cuatro fotografías. Una del virus infectando células; la segunda, de uno o varios ejemplares del virus pero sin absolutamente nada más en la fotografía; la tercera, de las diferentes proteínas que forman la envoltura del virus, separadas según su tamaño por medio de una técnica que se llama electroforesis en gel; y la cuarta, del ácido nucleico del virus.

El segundo requisito es caracterizar exactamente cada proteína, es decir, fijar qué aminoácidos la componen y en qué orden están colocados. Y lo mismo con el ácido nucleico, secuenciando sus letras genéticas.

El tercer requisito es efectuar los experimentos de control. Supongamos que de unas células infectadas hemos conseguido las cuatro fotografías mencionadas. Hay que trabajar en paralelo con el mismo tipo de células pero no infectadas, y al efectuar dichas cuatro fotos no debe aparecer nada que coincida con lo contenido en las fotos del virus. Hay que repetir cuidadosamente varias veces estos controles, a fin de evitar que haya habido lo que se llama contaminación, y poder finalmente afirmar con toda seguridad que las proteínas y el genoma hallados son realmente del nuevo virus.

Y el cuarto requisito es, a medida que se va avanzando en el aislamiento y caracterización del nuevo virus, ir publicando en revistas científicas adecuadas artículos que expliquen los resultados que se van obteniendo, así como las condiciones exactas en que se está trabajando. Así otros investigadores pueden reproducir los experimentos y comprobar que se llega a los mismos resultados. Por ejemplo, a medida que fuimos aislando ‘mi' EsV, publicamos cuatro artículos sucesivos en la revista Virology.

En cuanto al VIH, no se ha cumplido con absolutamente ninguna de estas cuatro exigencias".

Lanka tuvo un papel protagónico en uno de los hitos más significativos de la historia del SIDA. A mediados de los años 90, en Göttingen (Alemania) un médico germano fue acusado de 14 asesinatos y 5.800 intentos de asesinato, todos mediante la transfusión de sangre supuestamente contaminada con el VIH. Lanka se presentó voluntariamente a declarar que no había ninguna prueba científica de la existencia del mentado virus, por lo tanto no podía haber ninguna sangre contaminada con él. Por la contraparte, el Tribunal no pudo encontrar ni un solo científico que se atreviera a declarar bajo juramento que el VIH efectivamente existía. El 24 de febrero de 1997, el Tribunal dictó una resolución que debiera haber sido portada de todos los diarios del mundo: al no haber evidencia de que el virus existe, el acusado fue absuelto de todos los cargos. Sin embargo, como ha sucedido desde que existe la versión disidente, este fallo judicial histórico fue más censurado que difundido por los medios de comunicación.

Podría seguir escribiendo páginas y páginas sobre Stefan Lanka (también sobre Duesberg, Mullis y los que vienen a continuación), pero como hay una extensión límite para este concurso, sólo quiero agregar sus lapidarias opiniones acerca de Luc Montagnier y Robert Gallo:

"El Dr. Montagnier es un mediocre que nunca dijo que su ‘retrovirus' fuese la causa del SIDA. Precisamente por ello ya en 1990 planteó su hipótesis de los cofactores: puesto que el VIH es incapaz por sí solo de matar célula alguna, es necesario que haya otro factor que actúe al mismo tiempo sobre la misma célula. Y en el reportaje ‘SIDA: la duda', dirigido en 1996 por Djamel Tahi, declara que la transmisión heterosexual no se ha confirmado en Occidente. Resumiendo: el Dr. Montagnier, aunque afirmó haber aislado en 1983 un nuevo ‘retrovirus' y sigue beneficiándose de ello, quita importancia al papel del supuesto VIH en tanto que supuesta explicación del SIDA. En cambio, el Dr. Gallo primero intentó colar como virus del SIDA (donde mataría células) el mismo ‘retrovirus' VLTH-1 que había presentado en vano como causante de leucemia (donde multiplicaría células). Luego el Dr. Gallo robó el ‘virus' del Dr. Montagnier y tomó la iniciativa de presentarlo como la causa del SIDA en una multitudinaria conferencia de prensa el 23 de abril de 1984, sin que previamente hubiese aparecido ni un solo artículo científico suyo que pudiese ser analizado por otros investigadores; es más, ni siquiera hubo una reunión entre científicos de distintos centros que avalase la ‘sensacional noticia'. Y el Dr. Gallo actuó así porque el New York Times del día anterior sacó un artículo en primera página en el que el director de los CDC (Centers for Disease Control, que fueron quienes dirigieron el invento del SIDA) daba a conocer que los CDC apoyaban al ‘virus francés' mientras que los NIH (National Institutes of Health, para los que trabajaba el Dr. Gallo) respaldaban al ‘virus americano'. Convocar una rueda de prensa y convertir en verdad social que el ‘virus del Dr. Gallo' era la causa del SIDA fue una maniobra para zanjar el enfrentamiento entre las dos principales instituciones sanitarias de los USA. Y que esa maniobra fue al máximo nivel lo ratifica que el mismo día los NIH registrasen la patente de un test del Dr. Gallo aún por confeccionar, con lo que se aseguraban millones de dólares en royalties... El Dr. Gallo es un gángster científico que ha sido condenado por mala conducta profesional por una comisión del Senado de los EE.UU., por lo que tuvo que dejar de trabajar en una institución pública como son los NIH y ahora ‘investiga' en un centro privado que le ha construido directamente la industria farmacéutica... [6]"

Disidente número 4: Christine Maggiore

Christine Maggiore es muy distinta a los 3 disidentes anteriores, ya que no tiene ninguna formación científica. Sin embargo, junto a Kary Mullis escribió un libro clave para entender la versión disidente: "¿Qué pasaría si todo lo que crees saber sobre el SIDA fuera falso?" ("What if everything you thought you knew about AIDS was wrong? [7]"

Maggiore era una mediana empresaria de cierto éxito, y en 1992 se hizo un test de Elisa como parte de un chequeo de rutina. El resultado del test fue positivo, y ella, que hasta ese momento creía firmemente en la versión oficial, sintió que su mundo se derrumbaba y se imaginó a sí misma sufriendo y agonizando convertida en un desecho humano. Un año después se hizo un segundo test, y el resultado fue negativo. Un tercer test fue positivo, y el cuarto fue negativo.

Como hubiera hecho cualquier persona, Christine Maggiore empezó a investigar por su cuenta y se sorprendió ante lo que descubrió: los tests no medían la presencia del virus sino de ciertos anticuerpos, y ningún científico había explicado todavía cómo el VIH producía el SIDA. Así, inevitablemente se transformó en una disidente.

Llegó a estar tan convencida de que la versión oficial no era fiable, que no sólo decidió no tomar AZT, sino que además ella y su esposo (el documentalista Robin Scovill), decidieron tener sexo sin condón, e incluso tuvieron un hijo que además fue amamantado por Christine, lo que ha desatado la ira de muchas personas. En el año 2001, cuando el programa "20/20", de la cadena ABC News dedicó un segmento a la historia de Christine, Charlie ya tenía 3 años y tanto él como su madre estaban en perfectas condiciones de salud [8].

Traté de comprar el libro "¿Qué pasaría si todo lo que crees saber sobre el SIDA fuera falso?", pero como era de esperarse, no lo encontré. Pero se puede comprar, al igual que los libros de Duesberg, en www.amazon.com. Si eres un enfermo de SIDA, o un supuesto portador, o conoces a alguien que lo sea, te recomiendo conseguirlo. También te recomiendo visitar la página creada por Christine Maggiore, www.aliveandwell.org, cuya versión en español es www.vivoysano.com. En ellas hay mucha información escrita en forma muy simple sobre la experiencia de Christine y sobre las alternativas para prevenir y combatir el SIDA.

Disidente #5: Thabo Mbeki

Mbeki no es científico, ni tampoco es portador del VIH, ni presunto enfermo de SIDA. Thabo Mbeki es el Presidente de Sudáfrica, el país con mayor cantidad de enfermos de SIDA en el mundo: más de 4 millones, lo que corresponde al 10% de la población total del país [9].

El Presidente sudafricano ha sido el centro de una fuerte polémica en su país y en el resto del mundo por su apertura hacia la teoría disidente. En el año 2000 generó violentas reacciones en el Parlamento Sudafricano, especialmente entre la oposición, cuando se publicó una carta que Mbeki le envió a Bill Clinton, entonces presidente de EE.UU., que entre otras cosas decía lo siguiente:

"...nuestra búsqueda de estas respuestas específicas y plenamente orientadas está siendo estridentemente condenada por algunos en nuestro país y en el resto del mundo presentándola como un abandono criminal de la lucha contra el VIH/SIDA.

Se sugiere, por ejemplo, que hay algunos científicos que «son peligrosos y están desacreditados», y con los que nadie, incluido nosotros, debería comunicarse o interactuar. ¡En un periodo anterior de la historia humana, serían herejes a los que habría que quemar en la hoguera!.

No hace mucho, en nuestro propio país las personas eran asesinadas, torturadas y encarceladas, y prohibida su mención tanto en privado como en público, porque la autoridad establecida creía que sus puntos de vista eran peligrosos y estaban desacreditados.

Ahora se nos pide que hagamos precisamente lo mismo que hizo la tiranía racista del apartheid porque, se dice, existe una visión científica que es apoyada por la mayoría, y contra la que está prohibido disentir.

¡Los científicos a los que se supone que hemos de poner en cuarentena científica incluyen Premios Nobel, miembros de Academias de Ciencias, y Profesores Eméritos de varias disciplinas de medicina!.

Científicos, en nombre de la ciencia, solicitan que cooperemos con ellos en congelar el discurso científico sobre el VIH/SIDA en el punto concreto que ese discurso alcanzó en Occidente en 1984.

Personas que en otro tema lucharían decididamente para defender los decisivamente importantes derechos de libertad de pensamiento y libertad de expresión, respecto al tema VIH/SIDA ocupan la primera línea en la campaña de intimidación y terrorismo intelectual, alegando que la única libertad que tenemos es estar de acuerdo con lo que estas mismas personas decretan que son verdades científicas demostradas [10]".

La actitud de Mbeki está en línea con una creencia generalizada entre los disidentes: la verdadera amenaza contra la salud del pueblo africano no es un virus, sino la desnutrición y las malas condiciones sanitarias.

Disidente #6: Mark Pierpoint

Mark Pierpoint era el Coordinador del Programa de Prevención del VIH/SIDA del Estado de Florida. El 3 de junio de 1999, anunció públicamente su renuncia al cargo y escribió a sus autoridades una carta que, entre otras cosas, decía:

"Después de una cuidadosa evaluación, considero que no puedo continuar promoviendo la Educación sobre el VIH/SIDA ni la aplicación de los tests de VIH (...) Si lo hiciese, estaría violando mi propia conciencia puesto que estas instrucciones reconocen y promueven una única opinión científica respecto de la causa del SIDA.

(...) Desgraciadamente, sólo una parte de los datos científicos ha sido puesta al alcance del público (...) Esta ciencia dominante es promocionada e incluso manipulada por los gigantes farmacéuticos que tienen un motivo obvio de beneficio. (...) el Servicio de Salud Pública ha hecho todo lo posible para silenciar opiniones científicas contrarias y en consecuencia ha negado a la población su fundamental derecho a un consentimiento informado.

Por la presente retiro mi participación de lo que un día puede ser visto como la mayor violación del principio de consentimiento informado en la historia de la Salud Pública [11]".

Aunque Pierpoint no sea una gran eminencia científica, aunque no haya escrito ningún libro, y aunque la única información que he encontrado sobre él es la que acabo de transcribir, creo que su testimonio tiene un valor enorme: formuló una gravísima acusación al Servicio de Salud Pública de EE.UU. después de conocer durante años su funcionamiento desde adentro.

Disidente #7: Gonzalo Larraín

Médico chileno, titulado en la Pontificia Universidad Católica. Una entrevista suya publicada en el Diario Noreste, cuyo título era "La salud es el equilibrio de las partes [12]" fue lo que detonó mi preocupación por este escalofriante asunto. En esa entrevista, Larraín demostraba ser un médico muy atípico, un outsider del sistema, que por iniciativa propia trabaja en consultorios de provincia, y un gran conocedor de diversas formas de medicina natural.

En términos generales, Larraín coincide con la postura disidente, y dice haber tratado a muchos pacientes etiquetados como enfermos de SIDA, con muy buenos resultados. Le otorga una enorme importancia a fortalecer el estado anímico de sus pacientes, y dice que lo primero es convencerlos de que no se están muriendo, y de que deben abandonar los tratamientos químicos de inmediato. Sostiene que todos los organismos vivos tenemos sistemas inmunológicos extremadamente eficientes, capaces de deshacerse por sí solos de cualquier virus, y por lo tanto, los médicos no deberían perder el tiempo persiguiendo virus, sino fortalecer el organismo. Según Larraín, una vida saludable, una buena alimentación y un espíritu optimista son la mejor medicina existente.

Hace como un mes llamé al doctor Larraín para entrevistarlo, ya que hasta donde sé es el único chileno que defiende la versión disidente. Me dijo que primero yo tenía que leer el libro de Christine Maggiore, para que pudiéramos empezar a conversar, así que por ahora la entrevista está pendiente.

Otros disidentes

Todo lo que he escrito representa apenas una pequeña parte de la información que he leído en internet. Hay muchos otros representantes de la versión disidente que hubiera incluido en este texto si hubiera tenido más tiempo y espacio, así que recomiendo buscar información sobre ellos también: la doctora australiana Eleni Papadopoulos, el norteamericano Walter Gilbert (Premio Nobel de Química 1980), los españoles Jesús García Blanca y Lluis Botinas, el colombiano Roberto Giraldo, y muchos otros nombres que aparecerán rápidamente si te tomas la molestia de investigar.

5. Conclusiones

El objetivo de este texto nunca fue llegar a la verdad sobre el VIH y el SIDA. Para eso están los científicos, y yo - repito - no sé casi nada sobre biología, química, virología, medicina, bioquímica ni nada que se le parezca.

Pero como no tengo las respuestas, creo que puedo aportar a generar preguntas. Mi objetivo es que este texto sea difundido, que lo lea la mayor cantidad de gente posible, que los lectores se sorprendan, se espanten, sientan escalofríos y se cuestionen profundamente hasta qué punto nuestro derecho a la información, en este asunto y muchos otros, ha sido manipulado por los medios de comunicación.

Vivimos en un mundo donde la ambición por el dinero (en forma de petróleo) puede originar guerras que acaban con la vida de cientos de miles de civiles inocentes, mientras los genocidas siguen ocupando sus puestos de poder y planeando la próxima masacre. Entonces, ¿por qué cerrarse a la posibilidad de que esa misma ambición esté matando a millones de personas de otra forma distinta a la guerra? Creo que hay motivos más que suficientes como para, al menos, dudar de la versión oficial sobre el VIH y el SIDA. El camino hacia el conocimiento está lleno de dudas; el camino hacia la ignorancia está lleno de certezas.

Los disidentes hacen muchas preguntas; los oficialistas las evaden en lugar de responderlas directamente.

Los disidentes defienden lo que creen con argumentos científicos; los oficialistas suelen optar por la descalificación y el desprecio.

Los disidentes claman por espacio en los medios de comunicación, pero son censurados; los oficialistas tienen todos los medios a su disposición.

Los disidentes han perdido (o dejado de ganar) mucho dinero, obteniendo a cambio muchos problemas por defender sus ideas.

Kary Mullis podría ser otro magnate del SIDA si hubiera querido aprovechar económicamente su invento, la PCR, pero no lo hizo. Duesberg perdió el apoyo económico del gobierno norteamericano. Christine Maggiore se ha ganado el repudio de miles de personas que, estando infinitamente menos informadas que ella, la tratan como a una criminal peligrosa. Thabo Mbeki ha obtenido fuertes críticas y ha visto fuertemente afectada su popularidad como político.

Hace un par de horas, eras inocente gracias a tu desinformación. Pero si ya leíste este texto, y no haces nada, te conviertes en cómplice y encubridor. Haciendo algo tan simple como difundir lo que ahora sabes, tal vez puedes ayudar a que mucha gente deje de sufrir, e incluso puedes salvar vidas.

No quiero que creas ciegamente todo lo que dice este texto, pero tampoco creas ciegamente lo que dice la versión oficial.

¿Estoy en lo cierto o no? Ni yo sé. Infórmate, cuestiona, duda, y júzgalo por ti mismo.

DENUNCIA DE LA COMUNIDAD CIENTÍFICA. LA FALSEDAD DE LOS DOCUMENTOS DE R. GALLO



Science/AAAS
1200 New York Avenue NW Washington, DC, 20005
+1-202-326-6400
CARTA AL EDITOR JEFE DE LA REVISTA CIENTÍFICA SCIENCE
December 1, 2008
To: Bruce Alberts, Editor in Chief, Science:
cc: Alan Lechner, CEO, AAAS

http://rethinkingaids.com/Content/QA/tabid/146/Default.aspx



En mayo de 1984 su periódico publicó 4 artículos de un grupo liderado por el Dr. Robert Gallo. Escribimos para expresar nuestra seria preocupación respecto a la integridad y veracidad del artículo más importante de los cuatro, firmado por el Dr. Mikulas Popovic [1]como autor principal. Los otros tres artículos tambien son de interés porque se basan en las conclusiones del informe principal. [2][3][4]

Al principio de los años 90, una serie de informes muy críticos con la investigación en la que se basaban aquellos artículos tuvieron como resultado una intervención gubernamental bajo la supervisión de científicos nominados por La Academia Nacional de las Ciencias (National Academy of Sciences) y el Instituto de Medicina. La Oficina por la Integridad Investigativa del Departamento Americano de Salud y Servicios Humanos (Office of Research Integrity of the US Department of Health and Human Services) concluyó que aquel informe principal "está falsificado con estamentos erróneos"y la ORI establece que los informes de la investigación reflejan un directorio de laboratorio irreponsable que muestra una ineficacia permanente para seguir los pasos necesarios"[5]. A continuación, un Subcomité Congresional sobre Revisiones e Investigaciones (Congressional Subcommittee on Oversight and Investigations) dirigido por el representante norteamericano, John D. Dingell de Michigan escribió unos informes muy críticos sobre la integridad mostrada en la investigación.[6]

Lo que nos induce a esta comunicación al día de hoy es la reciente revelación de un asombroso conjunto de artículos deliveradamente ocultos que muestran alteraciones injustificadas hechas sobre el documento principal y realizadas por Robert Gallo.

Aparecieron varios documentos originados en el laboratorio de Gallo que suponen una evidencia clave de que su laboratorio utilizó cultivos de células (conocidas como LAV) que reibieron del Instituto Pasteur.

La investigación verificó que el manuscrito mecanografiado fue realizado por Popovic quien llevó a cabo el experimento referido mientras fue jefe del laboratorio. Gallo, que por entonces estaba en Europa, a su vuelta corrigió a mano el documento varios días antes de que apareciera en la revista Science el 30 de marzo de 1984. De acuerdo con la investigación del ORI, "el Dr. Gallo reescribió sistemáticamente el manuscrito". Este documento proveé una importante evidencia de que el premio Nobel de medicina de este año, Luc Montaiger por el descubrimiento del virus del SIDA se proveyó de las muestras que Popovic utilizó en su experimento clave.

El borrador revela que Popovic admitió francamente haber utilizado las muestras francesas de LAV renombradas como el virus de Gallo, HTLV-III, aunque Gallo borró esta declaración, pero reconoce que utlizó el LAV. De todos modos, no se informó previamente que en la página 3 del mismo documento Gallo también borró la declaración nada ambigüa de Popovic: "a pesar de los esfuerzos intensivos de investigación, aún no se ha identificado el agente que causa el SIDA"

Está claro que el resto de los documentos mecanografiados de Popovic son absolutamente esclarecedores de que la causa del SIDA no ha sido identificada ni siquiera utilizando las muestras francesas LAV. La conclusión final de Popovic fue que el cultivo que él produjo " abre la posibilidad" para nuevos estudios detallados. Declara que no ha encontrado nada más. En este punto de su informe, Popovic intenta demostrar que ningún virus es la causa del SIDA y es evidente que Gallo intenta ocultar los elementos clave de los hallazgos en los experimentos de Popovic.

Es asombroso descubrir ahora estas correcciones y cambios y tachaduras no declarados en tal documento seminal. Sólo podemos asumir que las alteraciones que Gallo realizó a las conclusiones de Popovic no fueron señaladas con anterioridad en el interrogatorio porque en aquel momento el foco de atención se centraba en esclarecer si los cultivos celulares utilizados por el laboratorio de Gallo procedían de Montaigner y que Gallo no se había apropiado de ellos. En efecto, se atribuyeron las correcciones de Gallo únicamente a sus esfuerzos por ocultar el orígen de las muestras de laboratorio. Jamás se consideró si la investigación de Gallo y Popovic probaba que el LAV o cualquier otro virus eran la causa del SIDA.

A propósito de estas cuestiones no se han supervisado otros documentos que también merecen su atención. Uno de ellos, es la carta del Dr. Matthew A. Gonda, entonces el jefe del Electron Microscopy Laboratory del National Cancer Institute, dirigida a Popovic y con copia para Gallo, fechada justo 4 días antes de la presentación que Gallo hizo en la revista Science. En esta carta, Gonda remarca que él envió las muestras porque imaginó que "Gallo quería esa micrografías para ser publicadas porque contienen HTLV-I, II o III". Y asegura "no me creo que ninguna de esas particulas fotografiadas sean HTLV-I, II o III". Según Gonda, una muestra contenía desechos celulares mientras que otra no contenía, ni de cerca, partículas del tamaño de un retrovirus. A pesar de la clara expresión de Gonda, Science publicó el 4 de Mayo de 1984 los informes atribuidos a Gallo y equipo con micrografías atribuídas a Gonda y descritas, inequívocamente, como HTLV-III.
[8]

En otra carta de Gallo fechada un día antes de que presentara sus informes a Science, Gallo asegura: "es extremadamente raro encontrar cultivos frescos (de pacientes de SIDA) que expresen la presencia del virus... los cultivos celelulares me parecen necesarios para inducir la presencia del virus" una declaración que trasluce la posibilidad de que estaba trabajando con un aparato de laboratorio. [9] ( Según los postulados de Koch para reconocer la existencia de un virus, es necesario aislar el virus en el tejido afectado sin utlizar medios mecánicos que puedan desvirtuar su presencia.- N.T.)

Aqui, incluimos copias de esos documentos y enlaces a los mismos. Los serios defectos que revelan estos papeles en la preparación del documento seminal publicado en su revista en el año 1984 nos obligan a pedirle que lo retire. Parece como si los descubrimientos claves hubieran sido borrados. También le pedimos que retire los 3 documentos asociados a éste y publicados ese mismo día, ya que de ellos depende la fiabilidad del documento seminal.

Es vital para la credibilidad de la investigación científica, que cualquier prueba que aparezca defectuosa o falsificada sea inmediatamente retractada. De momento que se ha publicado la prueba de que los informes de Gallo llevaron a conclusiones injustificadas, la rectificación de Science es importantísima para mantener su integridad. Los futuros investigadores deben entender también que no pueden basarse en los documentos de Gallo en los estamentos sobre VIH y SIDA y todos los autores de artículos basados en este conjunto de 4 artículos deberían tener la oportunidad de considerar si sus propias conclusiones están debilitadas por estas revelaciones.


Respetuosamente,

PARA VER LOS DOCUMENTOS REFERIDOS (y los borrones de Gallo): http://www.fearoftheinvisible.com/fraud-in-key-hiv-research-background

FIRMANTES
Mohammed A. Al-Bayati, PhD, DABT, DABVT. Toxicologist & Pathologist, Toxi-Health International, Dixon, CA.
David A. Ballok, PhD, Department of Surgery, Division of Neurosurgery and Neurosciences, McMaster University, Canada.
Henry H. Bauer, PhD, Dean Emeritus of Arts & Sciences, Professor Emeritus of Chemistry & Science Studies, Virginia Polytechnic Institute & State University.
André-Pierre Benguerel, PhD, Professor Emeritus, University of British Columbia, Vancouver, Canada.
Terry Bennett, MD, MPH.
Harvey Bialy, PhD, founding scientific editor of Nature Biotechnology, author of Oncogenes, Aneuploidy and AIDS: A Scientific Life & Times of Peter H. Duesberg.
Christopher Black, Barrister, International Criminal Lawyer, Lead Counsel, Rwanda War Crimes Tribunal.
Kelly Brennan-Jones, PhD, Associate Professor of Psychology, SUNY Brockport, New York, USA.
Darin Brown, PhD, Mathematics.
Gordon Burns, PhD, Professor of Cancer Research, The University of Newcastle, Australia.
Jennifer L. Craig, BSN, MA, PhD.
Etienne de Harven, MD, Professor Emeritus, University of Toronto. Signature available on request.
Andrea G. Drusini, MD, PhD, Medical Anthropologist, Professor of Anthropology, Department of Medico-Diagnostic Sciences and Special Therapies, University of Padova, Italy.
Charles Geshekter, PhD, Professor Emeritus of History, Chair, History of Science Section, AAAS/Pacific Division (1990-95). California State University, Chico. Signature available on request.
Roberto Giraldo, MD, Specialist in internal medicine, infectious and tropical diseases. Member of the Department of Integral Psychosomatic Medicine, International Society of Analytical Trilogy, São Paulo, Brazil. Signature available on request.
Pablo L. E. Idahosa, PhD, Professor, Social Science Program Director, African Studies Graduate Program, International Development Studies Founders College, York University, Canada. Signature available on request.
Matt Irwin, MD, MSW, Private practice, Alexandria, Virginia.
Joel M. Kauffman, Professor of Chemistry Emeritus, University of the Sciences in Philadelphia, Medical Writer.
Claus Koehnlein, MD, Specialist in internal medicine, Dept. of Oncology, Univ. of Kiel, Germany (1983 -1993). Since 1993, in private practice increasingly treating HIV-positive people who decline antiviral drugs. Member of South Africa Presidential AIDS Advisory Panel.
Hans J. Kugler,PhD, President, International Academy of Anti-Aging Medicine.
Helen Lauer, PhD, Associate Professor, Philosophy Department Head, University of Ghana.
Herbert G. Lebherz, PhD, Professor of Chemistry and Biochemistry (Emeritus). San Diego State University, USA.
Stoffer Loman, BSc, MSc, PhD.
Ahmed Makata, Dip (clin medicine–TZ), MD (USSR), certificate (Tropical pathology–Japan), PhD (Path–Japan), DFM (Path–RCPA– Australia), Forensic Consultant, Histopathologist, Head of Forensic Unit, Ministry of Health, Tanzania. Signature available on request.
Andrew Maniotis, PhD, University of Illinois at Chicago. Signature available on request.
Jonas Moses, PhD, PA, Former US Army clinician (in Ophthalmology), cancer biologist in the Dept. of Pathology, Univ. of Illinois – Chicago (2002-2007), and consulting cell and tissue engineer.
Paul Olisa Adaka Ojeih, PhD, MD, Medical Director, Iris Medical Foundation, Lagos, Nigeria.
Nikitah Okembe-RA Imani, Associate Professor of Sociology and African Studies, James Madison University. Signature available on request.
Philippe Packard, PhD, MPH. Signature available on request.
David Rasnick, PhD, Biochemist, Protease Inhibitor Developer, Chief Scientific Officer, Chromosome Diagnostics, LLC.
Prof. Dr. med. Jochen Schaefer, Director, International Institute for Theoretical Cardiology, Kiel, Germany.
Hugo Stenström, MD, Senior interventional radiologist, Department of Radiology, Linkoping University Hospital, Sweden.
Gordon T. Stewart, MD. Emeritus Professor of Public Health, University of Glasgow, and consultant physician (epidemiology and preventive medicine), NHS, UK. Former consultant to New York City, WHO and to other health authorities in Europe, North America, Africa and Asia on AIDS and related matters. Emeritus Fellow, Infectious Diseases Society of America and former member of the editorial board of the Journal of Infectious Diseases. Signature available on request.
Roberto P. Stock, PhD. Research Scientist Instituto de Biotecnologia – UNAM, Mexico.
Jean Umber, Professeur agrégé (Organic Chemistry), Académie de Nancy-Metz, Lorraine, France.
Rudolf Werner, Professor, Dept. of Biochemistry & Molecular Biology Univ. of Miami School of Medicine.
Chun Xu, MD, PhD, VP Global Clinical Services, Venturepharm Lab. Beijing, China.
Firmas añadidas con posterioridad a 1 de diciembre de 2008:


Gary Null, PhD, syndicated host of “Natural Living with Gary Null,” author ( “AIDS, A Second Opinion” ), and a producer of PBS special programs. His “Deconstructing the Myth of AIDS” ganó el premio de la Audiencia por el mejor documental ambos presentes en el New York and Los Angeles International Independent Film and Video Festivals.
Robert Scott Bell, D.A. Hom. (Diplomate American Academy of Clinical Homeopathy); Board Member, American Association of Homeopathic Pharmacists 1999–2001; Nationally Syndicated Health Talk Radio Show, Talk Radio Network.
Donald W. Miller. Jr., MD (Harvard, 1965), BMS (Dartmouth, 1963), Professor of Cirugía, University of Washington School of Medicine. Author of “The Practice of Coronary Artery Bypass Surgery” (1977), co–author of “Atlas of Cardiac Surgery” (1983, Japanese version 1985), author of “Heart in Hand” (1999).
Georg Frhr. von Wintzingerode, Director Technology Alliances, Aachen, Germany.
Frantz Andre, JD, LLM, SJD. Medical Law & Ethics Professor, Taylor Business Institute, Loyola University, Chicago.

References:
[1] Popovic M et al. Detection, Isolation, and Continuous Production of Cytopathic Retroviruses (HTLV-III) from Patients with AIDS and Pre-AIDS. Science. 1984 May 4; 224: 497-500.

[2] Sarngadharan MG et al. Antibodies Reactive with Human TLymphotropic Retroviruses (HTLV-III in the Serum of Patients with AIDS). Science. 1984 May 4; 224: 506-8.

[3] Gallo RC et al. Frequent Detection and Isolation of Cytopathic Retroviruses (HTLV-III) from Patients with AIDS and at Risk for AIDS. Science. 1984 May 4; 224: 500-3.

[4] Schüpbach J et al. Serological Analysis of a Subgroup of Human TLymphotropic Retroviruses (HTLV-III) Associated with AIDS. Science. 1984 May 4; 224: 503-505.

[5] "Offer of Proof", Office of Research Integrity, US Department of Health and Human Services, 1993. http://sciencefictions.net/pdfdocs/ori_op_part1.pdf, http://sciencefictions.net/pdfdocs/ori_op_part2.pdf, http://sciencefictions.net/pdfdocs/ori_op_part3.pdf, http://sciencefictions.net/pdfdocs/ori_op_part4.pdf

[6] Staff Report. Subcommittee on Oversight and Investigations. Dingell Committee on Energy and Commerce, House of Representatives. 1994. Archived at: http://healtoronto.com/gallodocs.html

[7] Draft of M. Popovic's May 4 1984 Science article. http://sciencefictions.net/pdfdocs/draft_of_m_popovic_05.04.84_science_article_undated.pdf

[8] Letter from Dr. M. Gonda to Dr. M. Popovic (cc R. Gallo). 1984 Mar 26. http://sciencefictions.net/pdfdocs/Letter_from_M_Gonda_to_M_Popovic_03.26.84.pdf

[9] Gallo RC. Letter to Jun Minowada, MD. Personal Correspondence. 1984 Mar 29. http://sciencefictions.net/pdfdocs/Letter_from_R_Gallo_to_J_Minowada_03.29.84.pdf

PUBLICADO EN EL SUNDAY TIMES...

Resumen elaborado con la colaboración de Alfredo Embid Fonfria, coordinador de la Asociación de Medicinas Complementarias.
http://www.cherada.com/articulos/dossier-informativo-sobre-el-sida



La cosa más importante en ciencia es no dejar nunca de cuestionar. - Albert Einstein.
...No estamos simplemente rivalizando para que mi visión o la tuya prevalezca, supongo que de alguna manera los dos estamos luchando por la verdad. - De Philebus, de los Diálogos de Platón.
La verdad es revolucionaria. - Jean Jaurès.


Sunday Times.

La auténtica vocación científica se caracteriza por la búsqueda del conocimiento sin condicionamientos ni dogmatismos previos. Galileo observó los cuerpos celestes y demostró que la Tierra giraba alrededor del Sol. Sin embargo, fue acusado de herejía y tuvo que retractarse de su tesis. Mas, aun así, su teoría triunfó años más tarde...

Además, la ciencia es una vocación que, para funcionar bien, es difícil someter a las vicisitudes del mercado, y es necesario impulsarla socialmente. Normalmente, para alcanzar un avance científico es preciso invertir en varias líneas de investigación, de las cuales quizá sólo una consiga un resultado positivo. Así, tenemos el ejemplo del científico Alexander Flemming, quien descubrió el efecto antibiótico de la penicilina por pura casualidad...

Si ya es difícil una ciencia humanamente positiva sometida al mercado, todavía lo es más con la presión de ciertos intereses mercantiles, cuando se acomodan a las patentes de los viejos inventos. Esta es la causa de que aún no se apliquen las energías renovables a los vehículos de transporte urbano y rural, y continuemos dependiendo de los motores de gas y petróleo, que tantas guerras generan.

En un mercado donde impera la corrupción y la irresponsabilidad, la ciencia al servicio de una humanidad más libre resulta mucho más difícil todavía. Existen poderes que promueven mucho la investigación para la alineación masiva y para el control de la población (nuevos sistemas de alienación lúdica y televisiones más modernas), pero nada, en cambio, en herramientas que faciliten a las personas ser más libres.

En este relato de acontecimientos que presentamos a continuación, participaremos en la aventura de unos científicos críticos que quieren poner en práctica su vocación dentro del ámbito de la investigación médica y biológica.

No sólo intentan replantear una teoría científica, impuesta arbitrariamente, sino que también intentan defender la ecuanimidad, la responsabilidad y el rigor que ha de acompañar su profesión.

Veremos también cómo, mediante su labor práctica, estos científicos tropiezan con la dura realidad de ciertos poderes irresponsables, y cómo estos poderes presionan en todos los ámbitos (político, económico, informativo) para someter a la humanidad a la desinformación y al terror que constituyen el miedo al SIDA.

Prólogo: «Wellcome to death».



La antigua Burroghs-Wellcome fue creada en 1880 por dos farmacéuticos: Henry Wellcome y Silas Burroughs.

Hacia el año 1936, se creó la Wellcome Trust. La Wellcome y la Rockefeller comenzaron a asociarse.

Durante los años 30, los asuntos legales de la Wellcome Trust fueron llevados por la firma Sullivan y Comwell, una de las más influyentes de Nueva York y uno de los pilares de la Rockefeller, como lo demuestra el hecho de que sus dos abogados, John Foster Dulles y Allen Dulles, acabaran como Secretario de Estado en la guerra fría y director de la CIA, respectivamente.

Desde los años 50, se solapan sus cuadros técnicos. Más adelante, el Trust Wellcome participa en el complejo universitario londinense fundado por Rockefeller. Su influencia se entiende dentro de la educación sanitaria inglesa.

Durante los años 70, David Rockefeller crea la Comisión Trilateral, formada por industriales, académicos y políticos expertos en política internacional.

El núcleo de la Trilateral está compuesto por directivos de un grupo de empresas multinacionales con la intención de mantener la preeminencia del poder económico (plutocracia) en todo el mundo. Entre estas multinacionales ocupa un puesto destacado la Wellcome Trust Corporation.

Hasta 1986, Wellcome Trust controlaba el 100% de la Wellcome Inc., productora de medicamentos. Vendieron el 25% de sus acciones y pasaron a llamarse Wellcome Foundation.

A partir de este momento, se produce un cambio de orientación en las instituciones de la Wellcome, pasando de un espíritu más ético y académico, a posiciones más duramente mercantilistas.

Después de fracasar de lleno como tratamiento contra el cáncer, la Wellcome obtuvo la autorización para que el AZT, rebautizado como Retrovir, fuese puesto en el mercado para tratar enfermos afectados del SIDA.

El 24 de junio de 1988, Duncan Campbell, en un artículo titulado «The Amazing Aids scam», dentro de la publicación «New Stateman and Society», afirmó que muchos resultados clínicos se esconden con resultados comerciales. También afirma que el coste del AZT se ha multiplicado por cinco o por diez. El coste mensual en AZT de un enfermo de SIDA actualmente es de unas 100.000 pesetas.

En julio de 1992, la Wellcome Trust reduce su participación sobre la Wellcome Foundation al 40%, obteniendo una ganancia de 2,3 biliones de liras esterlinas.

Finalmente, el 7 de marzo de 1995, la Wellcome Trust decidió vender su 40% de la Wellcome Foundation a la farmaceutica británica Glaxo por el equivalente a 1,9 billones de pesetas en libras esterlinas. Al presidente de la Wellcome Foundation, John Robb, le pareció, «obviamente lamentable» y «particularmente fustrante» la actitud de la Wellcome Trust de deshacerse rápidamente de su empresa y evitar así una lucrativa escalada a la alza de ofertas de compra.

Funcionarios a la caza de virus: los NIH, los CDC y el EIS.



En los Estados Unidos, la investigación científica oficial está controlada por el Instituto Nacional de la Salud, el NIH, y el Servicio de Salud Pública, mediante los Centros de Control de la Enfermedad, o CDC. Las dos instituciones están siendo regidas por virólogos.

El NIH se fundó en 1887 bajo la forma de Laboratorio Médico, y orgánicamente depende de la Marina de los Estados Unidos. Durante los años 30 se crea la primera división especializada del NIH: el Instituto Nacional del Cáncer.

El año 1955, James Shannon asume la dirección de los NIH. Desde 1956, el presupuesto de los NIH se incrementa considerablemente dentro de su lucha contra la poliomelitis, formándose entonces los virólogos contra la polio.

Hacia el año 1960, los virólogos contra la polio también asumen la lucha contra el cáncer, formándose gente como Howard Temim y Robert Gallo.

Desde el año 1962, los NIH iniciaron la búsqueda del origen vírico del cáncer, con presupuestos enormes y sin resultados prácticos.

Adecuando la realidad de la enfermedad a los intereses de su línea de investigación, inventaron la noción de los virus lentos. Unos virus que, en teoría, matan a la persona tiempo después de haber desaparecido del cuerpo. Con esta línea de investigación, Carlton Guidachek recibió el Premio Nobel el año 1976.

Aceptada esta línea de investigación, los NIH pudieron investigar sobre cualquier enfermedad, adaptándola siempre a la hipótesis vírica. Actualmente, los NIH están gastando unos diez mil millones de dólares al año.

El otro pilar de la administración sanitaria de los Estados Unidos son los Centros de Control de la Enfermedad, o CDC. Al principio, no tenían investigadores, sino activistas públicos pagados para detener las enfermedades contagiosas.

Estos CDC comenzaron en los años 40, controlando la malaria durante la Segunda Guerra Mundial, como Centro de Enfermedades Transmisibles.

Los CDC empezaron tres programas destinados a hacer creer a la población el origen infeccioso y contagioso de las enfermedades.

En uno de estos programas, se creó, hacia el año 1950, el Servicio de Inteligencia para Epidemias, o EIS, destinado a reclutar los recientes graduados en medicina y biología.

Participaron activamente en la llamada gripe asiática de 1957. En los años 60, haciendo creer a la gente el origen infeccioso de la leucemia. En el año 1976, en la epidemia de gripe porcina y en la enfermedad del legionario, siempre según la hipótesis vírica.

Actualmente, el EIS ha llegado a ser una organización estatal completamente secreta. La red del EIS estaba fuertemente implicada en la identificación de los primeros cinco casos de SIDA, impulsando siempre la enfermedad hacia la hipótesis vírica.

Existe otro programa del CDC, llamado «programa de asociaciones», consistente en subvencionar asociaciones para «educar» a la población en la línea vírica, entre ellas asociaciones sanitarias y de hemofílicos. Después de 1984, también subvencionó a grupos de activistas pro derechos de los homosexuales y contra el SIDA.

SIDA, un debate científico censurado.



El año 1981 Ronald Wilson Reagan gana las elecciones presidenciales en los Estados Unidos. Dentro del «lobby» que finanzó su campaña electoral estaba la Wellcome Trust Corporation.

Ese mismo año, Michael Gottlieb identificó la existencia de cinco personas enfermas, -sin conexión entre ellas-, caracterizadas por un sistema inmunitario debilitado. A esta enfermedad se la denominó con el nombre genérico de SIDA, Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida.

El 23 de abril del año 1984, con la presentación de la entonces Secretaria de Estado de Sanidad y Seguridad Social de los Estados Unidos, Margaret Heckler, el Dr. Robert Gallo anunció en rueda de prensa que había descubierto el retrovirus productor del SIDA, que llamó HTLV-III.

El mismo día, se registraba una patente americana de un equipo del test del HTLV-III desarrollado por el mismo Gallo.

Esta declaración fue efectuada sin el habitual examen y debate que debía de haber proporcionado este anuncio público. Pese a todo, fue recibida como un hecho por la comunidad científica mundial.

Sin estudios adicionales, se puso en marcha un amplio programa de investigación, siempre dentro de la línea de la hipótesis del HTLV-III.

El robo del diamante falso.



A continuación del anuncio del Dr. Gallo, el gobierno del Estado francés demandó al gobierno de los Estados Unidos, reclamando el derecho de la patente y el mérito del descubrimiento del retrovirus, el cual se rebautizó como VIH («Virus de la Inmunodeficiencia Humana»).

Rápidamente, el Presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan y el primer ministro francés Jacques Chirac llegaron a un acuerdo: los dos estados compartirían los beneficios del test del llamado VIH, y Gallo y Montagnier serían considerados «codescubridores» del retrovirus.

Más tarde se publicaron las fotografías del retrovirus. Resultaba que eran idénticas a las de las muestras de un virus, llamado LAV, que tiempo antes le pasó el Dr. Luc Montagnier, jefe del equipo de investigación del Instituto Pasteur.

También antes, en una segunda ocasión, en octubre de 1993, el Dr. Montagnier le pasó otro conjunto de muestras, con un contrato donde constaba que el laboratorio americano no podía utilizarlas con fines lucrativos.

Según el Dr. Sonnabend, creador del «AIDS Medical Foundation», la coincidencia de las fotografías no era posible si no hubieran sido tomadas del mismo paciente.

A principios de 1989 el periodista de investigación John Crewdsen informó en el «Chicago Tribune» cómo supuestamente Gallo tomó el virus enviado por el Dr. Montagnier a su laboratorio, explicando así cómo los dos descubrieron el mismo virus.

El 1 de marzo del mismo año, el New York Tribune informó de una investigación interna del Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos.

En esta investigación se llegaba a la conclusión de que un artículo de Gallo publicado el año 1984 en la revista Science, donde argumentaba que, según él, el llamado VIH causaba el SIDA, contenía contradicciones fruto de «tergiversaciones o falsificaciones».

El gobierno del Estado francés reclamó el reconocimiento absoluto del descubrimiento del denominado VIH. La demanda a los Estados Unidos fue de un valor aproximado de unos 20 millones de dólares. Este dinero era el recibido por los beneficios de los equipos de prueba del denominado VIH. También reclamaron varios millones de dólares recibidos directamente por Gallo.

Por último, el gobierno de los Estados Unidos reconoció el robo del virus. El Instituto Pasteur incrementó, pues, en un 10% sus derechos de patente del test del denominado VIH.

Un científico disidente: Peter Duesberg.



En 1987, Peter Duesberg, biólogo molecular, miembro de la Academia Nacional de Ciencias (de Estados Unidos) y ya entonces uno de los principales especialistas en retrovirus del mundo, comenzó a escribir artículos del llamado VIH en la revista «Cancer Research».

En este artículo, Duesberg se hacía unas cuantas preguntas: ¿Cómo el llamado VIH podía matar billones de células si sólo era capaz de matar unas cuantas? ¿Por qué hay enfermos de SIDA sin ningún rastro de este VIH? Y cuando este VIH era inyectado a animales, ¿por qué estos no desarrollaban el SIDA?

Después de nueve meses escribiendo a la revista «Cancer Research» y de leer todos los artículos escritos anteriormente, llegó a la conclusión de que, lejos de ser mortal, este retrovirus era inocuo.

Pese a afirmar ésto, Duesberg insistió prudentemente en que no se debía renunciar a las prácticas de sexo seguro.

Primero vino el silencio de sus colegas. Después, la supresión de sus fondos de investigación: Durante octubre de 1990 se le anunció que la subvención anual de 350.000 dólares que recibía del gobierno de Estados Unidos se le recortaba a finales de 1992.

En el comité de revisión que le negó la subvención estaban la Dra. Flossie Wong Staal (amante de Gallo durante largo tiempo y madre de uno de sus dos hijos) y el Dr. Dani Bolognesi, poseedor de otra patente a largo tiempo de los anticuerpos del denominado VIH.

Duesberg apeló infructuosamente, pese a el apoyo inicial de algunos miembros del gobierno y de algunos congresistas, como Ron Dellums y William Dannemeyer.

Claro que, hasta entonces, el debate sobre el origen del SIDA estaba completamente tapado. Científicos «prestigiosos», con elevados sueldos y cargos, afirmaban continuamente por los medios de comunicación que el llamado VIH era la única causa del SIDA.

VIH-SIDA: Una hipótesis imposible.



Según la hipótesis que afirma que el llamado VIH causa el SIDA, cuando una persona tiene el VIH, este infecta y mata los leucocitos (glóbulos blancos) con suficiente insistencia como para que la persona infectada acabe siendo víctima de las llamadas «enfermedades oportunistas».

Ante la experiencia de personas con anticuerpos del VIH que durante años no desarrollan ninguno de los síntomas del SIDA, algunos virólogos hacen complicados esfuerzos de reinterpretación para adecuar la realidad a sus teorias.

Esquema básico del retrovirus llamado VIH.



Esquema básico del supuesto retrovirus llamado VIH.

Responden que el virus está escondido, que realiza mutaciones, que procede de una forma misteriosa.

Está claro que estas mismas personas no cuestionan nunca la hipótesis vírica: son los numerosos virólogos del NIH, del EIS, los principales beneficiarios de las patentes de los tests, de los viajes organizados, de las subvenciones públicas y privadas...

Según Duesberg, el virus infecta y mata alrededor de una célula entre 10.000, y el cuerpo humano repone las células a un ritmo mucho más rápido.

Por tanto, la causa o las causas del SIDA se han de encontrar en otros motivos. Y el retrovirus llamado VIH es uno más de los millares de retrovirus que, a veces, se pueden hallar en un enfermo de SIDA.

Desgraciadamente, y por el momento, no se ha realizado ningún estudio sistemático para descubrir qué factores, además del llamado VIH, produce el SIDA.

Existen numerosos testimonios de médicos con experiencia en enfermos de SIDA, y testimonios de personas representantes de grupos de soporte que apoyan a estos enfermos.

Estos testimonios afirman que las personas que enferman de SIDA, como hemofílicos y receptores de transfusiones, apoyan que hay numerosos factores que provocan disminución de las defensas, tengan o no el denominado VIH.

Muchas personas con SIDA han padecido con anterioridad enfermedades de transmisión sexual, unido al abuso de antibióticos o también de drogas y fármacos inmunodepresores.

El terror que viene del Tercer Mundo.



Durante el año 1989, Phillipe y Evelyne Kryen, responsables de una organización médica de ayuda con 230 empleados en Kagera, Tanzania, informaron, por primera vez, del SIDA en Africa.

Difundieron un informe, con ilustraciones, dibujando un posible futuro muy pesimista en el continente africano, debido a la posible plaga del SIDA.

Este informe fue muy difundido y ampliado en la prensa de Estados Unidos.

Por ejemplo, en marzo de 1992, el «Washington Post» escribió que el continente africano estaba soportando «una salud pública desastrosa de enormes consecuencias», y que Kagera era: «una de las áreas más duramente afectadas del mundo».

El diario puso en boca de Phillipe Kryen que: «sería mejor que hubieran tenido un terremoto» que la plaga del SIDA, porque afectaba al grupo más productivo, justamente los más activos sexualmente.

El 3 de octubre de 1993, el «Sunday Times» publicó un largo artículo de su periodista científico Neville Hodgkinson.

En este artículo, y cuando ya llevaba un total de cuatro años de experiencia con pacientes africanos, Phillipe Kryen declaró que: «No hay SIDA. Es algo que ha sido inventado. No hay bases epidemiológicas para ello. No existe para nosotros».

Pese a todo, el «Washington Post» no se hizo eco del cambio de opinión. Sólo «The Guardian» y, en parte, el «Sunday Times» londinense, éste último mediante un ensayo de Simon Jeckins, abrieron el debate.

El principal argumento de la nomenclatura científica británica contra Hodgkinson fue un estudio no publicado, hecho por el Medical Research Council, y difundido en una conferencia de prensa en junio de 1993.

En este estudio se afirmaba que los campesinos de Uganda que daban positivo del llamado VIH tenían más mortandad que los otros. Pero, de 64 muertos utilizados por el Medical Research Council para la prueba, sólo 5 fueron diagnosticados como causados por el SIDA.

En esta conferencia de prensa, a la pregunta del mismo Neville Hodgkinson de si estos campesinos habían muerto de SIDA, la respuesta fue algo así como «no exactamente».

En la conferencia internacional del SIDA celebrada en Yokohama en agosto de 1994, en la cual hicieron eco de sus productos buena parte de la indústria farmacéutica del SIDA, se incrementó el número de enfermedades a las cuales se había de asociar como causadas por el SIDA.

Debido a este cambio de estimaciones, la cifra de posibles afectados por el SIDA en Asia, según sus cálculos, se había de incrementar considerablemente.

En diciembre de 1994, en otra conferencia internacional del SIDA en Marruecos, con la asistencia de científicos y representantes de gobiernos, los oficiales de la Organización Mundial de la Salud dijeron que, en Africa, las infecciones por el llamado VIH llegaban a más de 1.500.000 de personas en 1993, y a 10.000.000 en 1994.

Harvey Bialy, Doctor en Biología Molecular y director de la revista «Biotechnology» afirmó, -después de visitar Nigeria, Camerún y Gabón-, que no hay SIDA contagioso en Africa. Denuncia que epidemiólogos poco rigurosos quieren presentar como SIDA las típicas enfermedades de desnutrición.

Los científicos se organizan como grupo para replantear la hipótesis VIH-SIDA.



El año 1990 en la Conferencia Internacional del SIDA de San Francisco, el Dr. Luc Montagnier dio marcha atrás y anunció que el llamado VIH no podía provocar el SIDA sin un cofactor, como por ejemplo, los microplasmas, pequeñas bacterias que se han vuelto agresivas a causa de los antibióticos.

Esta declaración le supuso la respuesta airada de buena parte de la audiencia y de algunos de sus colegas norteamericanos, teniendo que regresar rápidamente en avión a su país.

En el año 1993, alrededor de 40 científicos, incluyendo expertos retrovirólogos, epidemiólogos e inmunólogos, se unieron para formar el Grupo para el Replanteamiento de la Hipótesis VIH-SIDA. El grupo se constituyó ante la negativa de todas las revistas científicas requeridas a publicar la siguiente carta:

«El público en general cree que un retrovirus llamado VIH causa el grupo de enfermedades llamado SIDA. Muchos científicos bioquímicos ponen ahora en duda esta hipótesis. Proponemos que un grupo independiente adecuado dirija una reevaluación concienzuda de la evidencia que existe a favor y en contra de esta hipótesis. Además proponemos que se diseñen y se lleven a cabo estudios epidemiológicos críticos».

Este grupo ha editado una revista periódica, que empezó llamándose «Rethinking AIDS», actualmente «Reapprasing AIDS». Un tiempo después de la creación del grupo, este ya ha agrupado a más de 400 científicos críticos.

La conferencia de Sant Cugat del Vallés.



Ya en diciembre de 1993, la «Asociación de Medicinas Complementarias» organizó una conferencia en Sant Cugat del Vallés, con la participación de varios de estos científicos, todos críticos con la teoría oficializada del VIH-SIDA.

Fueron invitados, entre otros, el ya conocido Dr. Peter Duesberg, el Dr. Harvey Bialy, Robert Laarhoven, coordinador de la asociación para la investigación antiSIDA en Holanda y Joan Shenton, directora de la empresa de vídeos médicos MEDITEL.

Justamente esta última empresa (MEDITEL), ha tenido oportunidad de presentar la opinión de los científicos disidentes, sobre todo mediante programas en el cuarto canal de la televisión británica, los cuales han supuesto un total de 5 horas de información.

Los organizadores del encuentro enviaron un documento llamado «Replantear el SIDA», reproducido por la revista «Cuerpomente» y algunas más, además de 600 medios de comunicación del Estado español.

En contraste, ninguno de los medios de comunicación destacados en la conferencia, ni ninguna televisión de Cataluña ni del Estado español informaron de este encuentro. Tampoco han informado sobre ninguna de las opiniones de los disidentes a lo largo de toda su trayectoria.

Tratamientos y supervivientes.



La mayoría de las personas afectadas de SIDA que han sobrevivido a la enfermedad lo han hecho con grandes dosis de voluntad y sentido crítico, asumiendo unos hábitos responsables de vida.

En Londres, los supervivientes editaban la revista «Continuum». En Holanda ya existe la Fundación para la Investigación Alternativa del SIDA (SAAO).

Independientemente de su origen, la inmunodeficiencia puede ser tratada por múltiples métodos ecológicamente producidos y muy económicos. Hay investigadores y terapeutas que utilizan soluciones a la inmunodeficiencia aprovechando las propiedades curativas de las plantas.

La medicina china, por ejemplo, libre de la presión de las empresas farmacéuticas occidentales, ha continuado estudiando y aplicando sus plantas inmunoestimulantes, siguiendo una tradición que se remonta a 22.000 años.

Mientras tanto, en el Mediterráneo, muchas plantas están en peligro de extinción sin ni tan siquiera haber sido estudiadas sus propiedades medicinales. Hace gracia que algunas personas estuvieran entusiasmadas con la idea de que Barcelona fuera la Agencia Europea del Medicamento...

Los tratamientos tóxicos del SIDA.



El 1° de abril de 1994 se dio a conocer al gran público los primeros resultados del estudio franco-británico Concorde.

Este estudio comparó los resultados del AZT en 1.800 personas, presuntas portadoras del denominado VIH y sin síntomas de SIDA, la mitad de las cuales recibían esta sustancia.

En estas conclusiones se decía que la aparición de los síntomas del SIDA no se veía retardada de ninguna manera con el AZT, que se producían más muertes que en las personas que no lo tomaban.

También intervienen otros efectos: la propia inmunodeficiencia, los tumores inducidos, la anemia, las transfusiones recibidas, -las cuales provocan un descenso de las defensas-, y la disminución de la calidad de vida.

Como reacción a esto, en Los Angeles se constituyó la asociación Project A.I.D.S, que emprendió un proceso judicial contra los responsables de la aprobación del AZT como medicamento en los Estados Unidos. En Londres se creó el SCAM, comité destinado a investigar y publicar los efectos de la Wellcome Foundation y del AZT. El abogado inglés Graham Ross está planificando un grupo de acción jurídica interestatal contra la Wellcome Foundation, que incluye el Estado español.

Del 14 al 17 de abril de 1994, la Wellcome Foundation invitó a 20 representantes de los medios de comunicación del Estado español en Londres, en el Hotel Grafton, de 5 estrellas, con un gasto aproximado de 14 millones de pesetas.

¿El motivo? Fijémonos en lo que pasó unos días después...

Kary Mullis y la manipulación informativa en acción.



El Dr. Kary Mullis recibió el Premio Nobel de Química 1993 por haber descubierto la técnica más avanzada para estudiar virus: el PCR, iniciales de «Reacción de la Poliomerasa en Cadena».

La PCR es una herramienta para amplificar cualquier cosa por pequeña que sea, incluso el llamado VIH. Incluso una molécula de ADN, si se dispone del equipo necesario para analizarla.

Cuando la técnica del PCR se aplicó por primera vez en 1989 para detectar el llamado VIH, algunos investigadores aseguraron que la afirmación de Duesberg en la cual el VIH era indetectable en los enfermos de SIDA caería por tierra.

Los días 21,22 y 23 de abril de 1994, se celebró en Toledo la 28ª Reunión Internacional de la Sociedad Europea de Investigación Clínica. Reunía a más de 1.000 científicos y estaba patrocinada por las multinacionales farmacéuticas.

En su conferencia, Kary Mullis cambió de tema, y afirmó que no creía que el llamado VIH fuese la causa del SIDA. Muchos asistentes se quedaron horrorizados y algunos otros optaron por marcharse de la sala antes de que terminara su exposición.

Curiosamente, en ninguno de los medios de comunicación escritos del Estado español donde apareció la noticia (ABC, El Mundo, El País, Ya...) apenas revelaron el contenido de sus afirmaciones.

Sí, en cambio, salieron títulos, páginas enteras y largos comentarios criticando o ridiculizando sus declaraciones. Como máximo, 60 palabras de la opinión de Mullis, pero presentadas como si fuesen carentes de todo fundamento.

Posteriormente, un enfermo de SIDA y un portador del mal llamado VIH, supervivientes y disidentes de la teoría oficial hicieron una entrevista a Kary Mullis.

En esta entrevista, Kary Mullis se unía a las voces que afirman que el virus es inofensivo:

«El misterio de este maldito virus ha sido generado por los dos billones al año que se han gastado en él. Se toma cualquier otro virus, se gastan dos billones de dólares y ya puedes crear grandes misterios sobre él».

Resumen hecho con la colaboración de Alfredo Embid Fonfria, Coordinador de la Asociación de Medicinas Complementarias.

Referencias, contactos y bibliografía:



Información general:

Asociación de Medicinas Complementarias (A.M.C.).

Reapprasing AIDS: 4622 Santa Fe St. San Diego. Ca 92109. Tel.: 619-272-3884. Fax: 619-272-1621.

Foundation Alternative AIDS Research (SAAO), PO Box 1447, NL 1200 BK Hilversum, The Netherlands. Tel./Fax.: 035-243084.

Más información sobre los intereses económicos del SIDA:

Bryan J. Ellison: «Inventing the AIDS Epidemic». Contacto: Brian J. Ellison. UC Berkeley, Stanley Hall, Berkeley, California. 94720. Tel.: 510-643-5455.

Slingshot Publications: «Dirty Medicine». Dirección de «Slingshot Publications»: Bm BOX 8314 London WC1N 3XX Inglaterra.

Graham Ross, J. Keith Park & Co., 161 Banks Road, West Birby, Wirral, Merseyside, Liverpool. L483HU, Inglaterra. Tel.: 011-44-051-227-2552.

Jon Rappoport. «AIDS INC. Scandal of the Century». Contacto: Jon Rappoport. 1715 North Fairfax avenue. Los Angeles. California. 90046. Tel.: 213-874-3393.

El Pais, miércoles, 8 de marzo de 1995. «Glaxo será el líder farmacéutico tras adquirir Wellcome».

Más información sobre los tratamientos oficiales:

SCAM: BCM 7000, London WCIN 3XX. Inglaterra.

Más información sobre el testimonio de los superviventes:


Continuum Magazine.
Si puedes leer en inglés te recomendamos la revista Continuum, con actualizada información científica para ayudarnos a cambiar la visión que nos han inculcado sobre el SIDA.
http://www.continuummagazine.org/
http://www.virusmyth.com/aids/continuum/



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