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La cosa más importante en ciencia es no dejar nunca de cuestionar. - Albert Einstein.
...No estamos simplemente rivalizando para que mi visión o la tuya prevalezca, supongo que de alguna manera los dos estamos luchando por la verdad. - De Philebus, de los Diálogos de Platón.
La verdad es revolucionaria. - Jean Jaurès.
Sunday Times.
La auténtica vocación científica se caracteriza por la búsqueda del conocimiento sin condicionamientos ni dogmatismos previos. Galileo observó los cuerpos celestes y demostró que la Tierra giraba alrededor del Sol. Sin embargo, fue acusado de herejía y tuvo que retractarse de su tesis. Mas, aun así, su teoría triunfó años más tarde...
Además, la ciencia es una vocación que, para funcionar bien, es difícil someter a las vicisitudes del mercado, y es necesario impulsarla socialmente. Normalmente, para alcanzar un avance científico es preciso invertir en varias líneas de investigación, de las cuales quizá sólo una consiga un resultado positivo. Así, tenemos el ejemplo del científico Alexander Flemming, quien descubrió el efecto antibiótico de la penicilina por pura casualidad...
Si ya es difícil una ciencia humanamente positiva sometida al mercado, todavía lo es más con la presión de ciertos intereses mercantiles, cuando se acomodan a las patentes de los viejos inventos. Esta es la causa de que aún no se apliquen las energías renovables a los vehículos de transporte urbano y rural, y continuemos dependiendo de los motores de gas y petróleo, que tantas guerras generan.
En un mercado donde impera la corrupción y la irresponsabilidad, la ciencia al servicio de una humanidad más libre resulta mucho más difícil todavía. Existen poderes que promueven mucho la investigación para la alineación masiva y para el control de la población (nuevos sistemas de alienación lúdica y televisiones más modernas), pero nada, en cambio, en herramientas que faciliten a las personas ser más libres.
En este relato de acontecimientos que presentamos a continuación, participaremos en la aventura de unos científicos críticos que quieren poner en práctica su vocación dentro del ámbito de la investigación médica y biológica.
No sólo intentan replantear una teoría científica, impuesta arbitrariamente, sino que también intentan defender la ecuanimidad, la responsabilidad y el rigor que ha de acompañar su profesión.
Veremos también cómo, mediante su labor práctica, estos científicos tropiezan con la dura realidad de ciertos poderes irresponsables, y cómo estos poderes presionan en todos los ámbitos (político, económico, informativo) para someter a la humanidad a la desinformación y al terror que constituyen el miedo al SIDA.
Prólogo: «Wellcome to death».
La antigua Burroghs-Wellcome fue creada en 1880 por dos farmacéuticos: Henry Wellcome y Silas Burroughs.
Hacia el año 1936, se creó la Wellcome Trust. La Wellcome y la Rockefeller comenzaron a asociarse.
Durante los años 30, los asuntos legales de la Wellcome Trust fueron llevados por la firma Sullivan y Comwell, una de las más influyentes de Nueva York y uno de los pilares de la Rockefeller, como lo demuestra el hecho de que sus dos abogados, John Foster Dulles y Allen Dulles, acabaran como Secretario de Estado en la guerra fría y director de la CIA, respectivamente.
Desde los años 50, se solapan sus cuadros técnicos. Más adelante, el Trust Wellcome participa en el complejo universitario londinense fundado por Rockefeller. Su influencia se entiende dentro de la educación sanitaria inglesa.
Durante los años 70, David Rockefeller crea la Comisión Trilateral, formada por industriales, académicos y políticos expertos en política internacional.
El núcleo de la Trilateral está compuesto por directivos de un grupo de empresas multinacionales con la intención de mantener la preeminencia del poder económico (plutocracia) en todo el mundo. Entre estas multinacionales ocupa un puesto destacado la Wellcome Trust Corporation.
Hasta 1986, Wellcome Trust controlaba el 100% de la Wellcome Inc., productora de medicamentos. Vendieron el 25% de sus acciones y pasaron a llamarse Wellcome Foundation.
A partir de este momento, se produce un cambio de orientación en las instituciones de la Wellcome, pasando de un espíritu más ético y académico, a posiciones más duramente mercantilistas.
Después de fracasar de lleno como tratamiento contra el cáncer, la Wellcome obtuvo la autorización para que el AZT, rebautizado como Retrovir, fuese puesto en el mercado para tratar enfermos afectados del SIDA.
El 24 de junio de 1988, Duncan Campbell, en un artículo titulado «The Amazing Aids scam», dentro de la publicación «New Stateman and Society», afirmó que muchos resultados clínicos se esconden con resultados comerciales. También afirma que el coste del AZT se ha multiplicado por cinco o por diez. El coste mensual en AZT de un enfermo de SIDA actualmente es de unas 100.000 pesetas.
En julio de 1992, la Wellcome Trust reduce su participación sobre la Wellcome Foundation al 40%, obteniendo una ganancia de 2,3 biliones de liras esterlinas.
Finalmente, el 7 de marzo de 1995, la Wellcome Trust decidió vender su 40% de la Wellcome Foundation a la farmaceutica británica Glaxo por el equivalente a 1,9 billones de pesetas en libras esterlinas. Al presidente de la Wellcome Foundation, John Robb, le pareció, «obviamente lamentable» y «particularmente fustrante» la actitud de la Wellcome Trust de deshacerse rápidamente de su empresa y evitar así una lucrativa escalada a la alza de ofertas de compra.
Funcionarios a la caza de virus: los NIH, los CDC y el EIS.
En los Estados Unidos, la investigación científica oficial está controlada por el Instituto Nacional de la Salud, el NIH, y el Servicio de Salud Pública, mediante los Centros de Control de la Enfermedad, o CDC. Las dos instituciones están siendo regidas por virólogos.
El NIH se fundó en 1887 bajo la forma de Laboratorio Médico, y orgánicamente depende de la Marina de los Estados Unidos. Durante los años 30 se crea la primera división especializada del NIH: el Instituto Nacional del Cáncer.
El año 1955, James Shannon asume la dirección de los NIH. Desde 1956, el presupuesto de los NIH se incrementa considerablemente dentro de su lucha contra la poliomelitis, formándose entonces los virólogos contra la polio.
Hacia el año 1960, los virólogos contra la polio también asumen la lucha contra el cáncer, formándose gente como Howard Temim y Robert Gallo.
Desde el año 1962, los NIH iniciaron la búsqueda del origen vírico del cáncer, con presupuestos enormes y sin resultados prácticos.
Adecuando la realidad de la enfermedad a los intereses de su línea de investigación, inventaron la noción de los virus lentos. Unos virus que, en teoría, matan a la persona tiempo después de haber desaparecido del cuerpo. Con esta línea de investigación, Carlton Guidachek recibió el Premio Nobel el año 1976.
Aceptada esta línea de investigación, los NIH pudieron investigar sobre cualquier enfermedad, adaptándola siempre a la hipótesis vírica. Actualmente, los NIH están gastando unos diez mil millones de dólares al año.
El otro pilar de la administración sanitaria de los Estados Unidos son los Centros de Control de la Enfermedad, o CDC. Al principio, no tenían investigadores, sino activistas públicos pagados para detener las enfermedades contagiosas.
Estos CDC comenzaron en los años 40, controlando la malaria durante la Segunda Guerra Mundial, como Centro de Enfermedades Transmisibles.
Los CDC empezaron tres programas destinados a hacer creer a la población el origen infeccioso y contagioso de las enfermedades.
En uno de estos programas, se creó, hacia el año 1950, el Servicio de Inteligencia para Epidemias, o EIS, destinado a reclutar los recientes graduados en medicina y biología.
Participaron activamente en la llamada gripe asiática de 1957. En los años 60, haciendo creer a la gente el origen infeccioso de la leucemia. En el año 1976, en la epidemia de gripe porcina y en la enfermedad del legionario, siempre según la hipótesis vírica.
Actualmente, el EIS ha llegado a ser una organización estatal completamente secreta. La red del EIS estaba fuertemente implicada en la identificación de los primeros cinco casos de SIDA, impulsando siempre la enfermedad hacia la hipótesis vírica.
Existe otro programa del CDC, llamado «programa de asociaciones», consistente en subvencionar asociaciones para «educar» a la población en la línea vírica, entre ellas asociaciones sanitarias y de hemofílicos. Después de 1984, también subvencionó a grupos de activistas pro derechos de los homosexuales y contra el SIDA.
SIDA, un debate científico censurado.
El año 1981 Ronald Wilson Reagan gana las elecciones presidenciales en los Estados Unidos. Dentro del «lobby» que finanzó su campaña electoral estaba la Wellcome Trust Corporation.
Ese mismo año, Michael Gottlieb identificó la existencia de cinco personas enfermas, -sin conexión entre ellas-, caracterizadas por un sistema inmunitario debilitado. A esta enfermedad se la denominó con el nombre genérico de SIDA, Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida.
El 23 de abril del año 1984, con la presentación de la entonces Secretaria de Estado de Sanidad y Seguridad Social de los Estados Unidos, Margaret Heckler, el Dr. Robert Gallo anunció en rueda de prensa que había descubierto el retrovirus productor del SIDA, que llamó HTLV-III.
El mismo día, se registraba una patente americana de un equipo del test del HTLV-III desarrollado por el mismo Gallo.
Esta declaración fue efectuada sin el habitual examen y debate que debía de haber proporcionado este anuncio público. Pese a todo, fue recibida como un hecho por la comunidad científica mundial.
Sin estudios adicionales, se puso en marcha un amplio programa de investigación, siempre dentro de la línea de la hipótesis del HTLV-III.
El robo del diamante falso.
A continuación del anuncio del Dr. Gallo, el gobierno del Estado francés demandó al gobierno de los Estados Unidos, reclamando el derecho de la patente y el mérito del descubrimiento del retrovirus, el cual se rebautizó como VIH («Virus de la Inmunodeficiencia Humana»).
Rápidamente, el Presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan y el primer ministro francés Jacques Chirac llegaron a un acuerdo: los dos estados compartirían los beneficios del test del llamado VIH, y Gallo y Montagnier serían considerados «codescubridores» del retrovirus.
Más tarde se publicaron las fotografías del retrovirus. Resultaba que eran idénticas a las de las muestras de un virus, llamado LAV, que tiempo antes le pasó el Dr. Luc Montagnier, jefe del equipo de investigación del Instituto Pasteur.
También antes, en una segunda ocasión, en octubre de 1993, el Dr. Montagnier le pasó otro conjunto de muestras, con un contrato donde constaba que el laboratorio americano no podía utilizarlas con fines lucrativos.
Según el Dr. Sonnabend, creador del «AIDS Medical Foundation», la coincidencia de las fotografías no era posible si no hubieran sido tomadas del mismo paciente.
A principios de 1989 el periodista de investigación John Crewdsen informó en el «Chicago Tribune» cómo supuestamente Gallo tomó el virus enviado por el Dr. Montagnier a su laboratorio, explicando así cómo los dos descubrieron el mismo virus.
El 1 de marzo del mismo año, el New York Tribune informó de una investigación interna del Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos.
En esta investigación se llegaba a la conclusión de que un artículo de Gallo publicado el año 1984 en la revista Science, donde argumentaba que, según él, el llamado VIH causaba el SIDA, contenía contradicciones fruto de «tergiversaciones o falsificaciones».
El gobierno del Estado francés reclamó el reconocimiento absoluto del descubrimiento del denominado VIH. La demanda a los Estados Unidos fue de un valor aproximado de unos 20 millones de dólares. Este dinero era el recibido por los beneficios de los equipos de prueba del denominado VIH. También reclamaron varios millones de dólares recibidos directamente por Gallo.
Por último, el gobierno de los Estados Unidos reconoció el robo del virus. El Instituto Pasteur incrementó, pues, en un 10% sus derechos de patente del test del denominado VIH.
Un científico disidente: Peter Duesberg.
En 1987, Peter Duesberg, biólogo molecular, miembro de la Academia Nacional de Ciencias (de Estados Unidos) y ya entonces uno de los principales especialistas en retrovirus del mundo, comenzó a escribir artículos del llamado VIH en la revista «Cancer Research».
En este artículo, Duesberg se hacía unas cuantas preguntas: ¿Cómo el llamado VIH podía matar billones de células si sólo era capaz de matar unas cuantas? ¿Por qué hay enfermos de SIDA sin ningún rastro de este VIH? Y cuando este VIH era inyectado a animales, ¿por qué estos no desarrollaban el SIDA?
Después de nueve meses escribiendo a la revista «Cancer Research» y de leer todos los artículos escritos anteriormente, llegó a la conclusión de que, lejos de ser mortal, este retrovirus era inocuo.
Pese a afirmar ésto, Duesberg insistió prudentemente en que no se debía renunciar a las prácticas de sexo seguro.
Primero vino el silencio de sus colegas. Después, la supresión de sus fondos de investigación: Durante octubre de 1990 se le anunció que la subvención anual de 350.000 dólares que recibía del gobierno de Estados Unidos se le recortaba a finales de 1992.
En el comité de revisión que le negó la subvención estaban la Dra. Flossie Wong Staal (amante de Gallo durante largo tiempo y madre de uno de sus dos hijos) y el Dr. Dani Bolognesi, poseedor de otra patente a largo tiempo de los anticuerpos del denominado VIH.
Duesberg apeló infructuosamente, pese a el apoyo inicial de algunos miembros del gobierno y de algunos congresistas, como Ron Dellums y William Dannemeyer.
Claro que, hasta entonces, el debate sobre el origen del SIDA estaba completamente tapado. Científicos «prestigiosos», con elevados sueldos y cargos, afirmaban continuamente por los medios de comunicación que el llamado VIH era la única causa del SIDA.
VIH-SIDA: Una hipótesis imposible.
Según la hipótesis que afirma que el llamado VIH causa el SIDA, cuando una persona tiene el VIH, este infecta y mata los leucocitos (glóbulos blancos) con suficiente insistencia como para que la persona infectada acabe siendo víctima de las llamadas «enfermedades oportunistas».
Ante la experiencia de personas con anticuerpos del VIH que durante años no desarrollan ninguno de los síntomas del SIDA, algunos virólogos hacen complicados esfuerzos de reinterpretación para adecuar la realidad a sus teorias.
Esquema básico del retrovirus llamado VIH.
Esquema básico del supuesto retrovirus llamado VIH.
Responden que el virus está escondido, que realiza mutaciones, que procede de una forma misteriosa.
Está claro que estas mismas personas no cuestionan nunca la hipótesis vírica: son los numerosos virólogos del NIH, del EIS, los principales beneficiarios de las patentes de los tests, de los viajes organizados, de las subvenciones públicas y privadas...
Según Duesberg, el virus infecta y mata alrededor de una célula entre 10.000, y el cuerpo humano repone las células a un ritmo mucho más rápido.
Por tanto, la causa o las causas del SIDA se han de encontrar en otros motivos. Y el retrovirus llamado VIH es uno más de los millares de retrovirus que, a veces, se pueden hallar en un enfermo de SIDA.
Desgraciadamente, y por el momento, no se ha realizado ningún estudio sistemático para descubrir qué factores, además del llamado VIH, produce el SIDA.
Existen numerosos testimonios de médicos con experiencia en enfermos de SIDA, y testimonios de personas representantes de grupos de soporte que apoyan a estos enfermos.
Estos testimonios afirman que las personas que enferman de SIDA, como hemofílicos y receptores de transfusiones, apoyan que hay numerosos factores que provocan disminución de las defensas, tengan o no el denominado VIH.
Muchas personas con SIDA han padecido con anterioridad enfermedades de transmisión sexual, unido al abuso de antibióticos o también de drogas y fármacos inmunodepresores.
El terror que viene del Tercer Mundo.
Durante el año 1989, Phillipe y Evelyne Kryen, responsables de una organización médica de ayuda con 230 empleados en Kagera, Tanzania, informaron, por primera vez, del SIDA en Africa.
Difundieron un informe, con ilustraciones, dibujando un posible futuro muy pesimista en el continente africano, debido a la posible plaga del SIDA.
Este informe fue muy difundido y ampliado en la prensa de Estados Unidos.
Por ejemplo, en marzo de 1992, el «Washington Post» escribió que el continente africano estaba soportando «una salud pública desastrosa de enormes consecuencias», y que Kagera era: «una de las áreas más duramente afectadas del mundo».
El diario puso en boca de Phillipe Kryen que: «sería mejor que hubieran tenido un terremoto» que la plaga del SIDA, porque afectaba al grupo más productivo, justamente los más activos sexualmente.
El 3 de octubre de 1993, el «Sunday Times» publicó un largo artículo de su periodista científico Neville Hodgkinson.
En este artículo, y cuando ya llevaba un total de cuatro años de experiencia con pacientes africanos, Phillipe Kryen declaró que: «No hay SIDA. Es algo que ha sido inventado. No hay bases epidemiológicas para ello. No existe para nosotros».
Pese a todo, el «Washington Post» no se hizo eco del cambio de opinión. Sólo «The Guardian» y, en parte, el «Sunday Times» londinense, éste último mediante un ensayo de Simon Jeckins, abrieron el debate.
El principal argumento de la nomenclatura científica británica contra Hodgkinson fue un estudio no publicado, hecho por el Medical Research Council, y difundido en una conferencia de prensa en junio de 1993.
En este estudio se afirmaba que los campesinos de Uganda que daban positivo del llamado VIH tenían más mortandad que los otros. Pero, de 64 muertos utilizados por el Medical Research Council para la prueba, sólo 5 fueron diagnosticados como causados por el SIDA.
En esta conferencia de prensa, a la pregunta del mismo Neville Hodgkinson de si estos campesinos habían muerto de SIDA, la respuesta fue algo así como «no exactamente».
En la conferencia internacional del SIDA celebrada en Yokohama en agosto de 1994, en la cual hicieron eco de sus productos buena parte de la indústria farmacéutica del SIDA, se incrementó el número de enfermedades a las cuales se había de asociar como causadas por el SIDA.
Debido a este cambio de estimaciones, la cifra de posibles afectados por el SIDA en Asia, según sus cálculos, se había de incrementar considerablemente.
En diciembre de 1994, en otra conferencia internacional del SIDA en Marruecos, con la asistencia de científicos y representantes de gobiernos, los oficiales de la Organización Mundial de la Salud dijeron que, en Africa, las infecciones por el llamado VIH llegaban a más de 1.500.000 de personas en 1993, y a 10.000.000 en 1994.
Harvey Bialy, Doctor en Biología Molecular y director de la revista «Biotechnology» afirmó, -después de visitar Nigeria, Camerún y Gabón-, que no hay SIDA contagioso en Africa. Denuncia que epidemiólogos poco rigurosos quieren presentar como SIDA las típicas enfermedades de desnutrición.
Los científicos se organizan como grupo para replantear la hipótesis VIH-SIDA.
El año 1990 en la Conferencia Internacional del SIDA de San Francisco, el Dr. Luc Montagnier dio marcha atrás y anunció que el llamado VIH no podía provocar el SIDA sin un cofactor, como por ejemplo, los microplasmas, pequeñas bacterias que se han vuelto agresivas a causa de los antibióticos.
Esta declaración le supuso la respuesta airada de buena parte de la audiencia y de algunos de sus colegas norteamericanos, teniendo que regresar rápidamente en avión a su país.
En el año 1993, alrededor de 40 científicos, incluyendo expertos retrovirólogos, epidemiólogos e inmunólogos, se unieron para formar el Grupo para el Replanteamiento de la Hipótesis VIH-SIDA. El grupo se constituyó ante la negativa de todas las revistas científicas requeridas a publicar la siguiente carta:
«El público en general cree que un retrovirus llamado VIH causa el grupo de enfermedades llamado SIDA. Muchos científicos bioquímicos ponen ahora en duda esta hipótesis. Proponemos que un grupo independiente adecuado dirija una reevaluación concienzuda de la evidencia que existe a favor y en contra de esta hipótesis. Además proponemos que se diseñen y se lleven a cabo estudios epidemiológicos críticos».
Este grupo ha editado una revista periódica, que empezó llamándose «Rethinking AIDS», actualmente «Reapprasing AIDS». Un tiempo después de la creación del grupo, este ya ha agrupado a más de 400 científicos críticos.
La conferencia de Sant Cugat del Vallés.
Ya en diciembre de 1993, la «Asociación de Medicinas Complementarias» organizó una conferencia en Sant Cugat del Vallés, con la participación de varios de estos científicos, todos críticos con la teoría oficializada del VIH-SIDA.
Fueron invitados, entre otros, el ya conocido Dr. Peter Duesberg, el Dr. Harvey Bialy, Robert Laarhoven, coordinador de la asociación para la investigación antiSIDA en Holanda y Joan Shenton, directora de la empresa de vídeos médicos MEDITEL.
Justamente esta última empresa (MEDITEL), ha tenido oportunidad de presentar la opinión de los científicos disidentes, sobre todo mediante programas en el cuarto canal de la televisión británica, los cuales han supuesto un total de 5 horas de información.
Los organizadores del encuentro enviaron un documento llamado «Replantear el SIDA», reproducido por la revista «Cuerpomente» y algunas más, además de 600 medios de comunicación del Estado español.
En contraste, ninguno de los medios de comunicación destacados en la conferencia, ni ninguna televisión de Cataluña ni del Estado español informaron de este encuentro. Tampoco han informado sobre ninguna de las opiniones de los disidentes a lo largo de toda su trayectoria.
Tratamientos y supervivientes.
La mayoría de las personas afectadas de SIDA que han sobrevivido a la enfermedad lo han hecho con grandes dosis de voluntad y sentido crítico, asumiendo unos hábitos responsables de vida.
En Londres, los supervivientes editaban la revista «Continuum». En Holanda ya existe la Fundación para la Investigación Alternativa del SIDA (SAAO).
Independientemente de su origen, la inmunodeficiencia puede ser tratada por múltiples métodos ecológicamente producidos y muy económicos. Hay investigadores y terapeutas que utilizan soluciones a la inmunodeficiencia aprovechando las propiedades curativas de las plantas.
La medicina china, por ejemplo, libre de la presión de las empresas farmacéuticas occidentales, ha continuado estudiando y aplicando sus plantas inmunoestimulantes, siguiendo una tradición que se remonta a 22.000 años.
Mientras tanto, en el Mediterráneo, muchas plantas están en peligro de extinción sin ni tan siquiera haber sido estudiadas sus propiedades medicinales. Hace gracia que algunas personas estuvieran entusiasmadas con la idea de que Barcelona fuera la Agencia Europea del Medicamento...
Los tratamientos tóxicos del SIDA.
El 1° de abril de 1994 se dio a conocer al gran público los primeros resultados del estudio franco-británico Concorde.
Este estudio comparó los resultados del AZT en 1.800 personas, presuntas portadoras del denominado VIH y sin síntomas de SIDA, la mitad de las cuales recibían esta sustancia.
En estas conclusiones se decía que la aparición de los síntomas del SIDA no se veía retardada de ninguna manera con el AZT, que se producían más muertes que en las personas que no lo tomaban.
También intervienen otros efectos: la propia inmunodeficiencia, los tumores inducidos, la anemia, las transfusiones recibidas, -las cuales provocan un descenso de las defensas-, y la disminución de la calidad de vida.
Como reacción a esto, en Los Angeles se constituyó la asociación Project A.I.D.S, que emprendió un proceso judicial contra los responsables de la aprobación del AZT como medicamento en los Estados Unidos. En Londres se creó el SCAM, comité destinado a investigar y publicar los efectos de la Wellcome Foundation y del AZT. El abogado inglés Graham Ross está planificando un grupo de acción jurídica interestatal contra la Wellcome Foundation, que incluye el Estado español.
Del 14 al 17 de abril de 1994, la Wellcome Foundation invitó a 20 representantes de los medios de comunicación del Estado español en Londres, en el Hotel Grafton, de 5 estrellas, con un gasto aproximado de 14 millones de pesetas.
¿El motivo? Fijémonos en lo que pasó unos días después...
Kary Mullis y la manipulación informativa en acción.
El Dr. Kary Mullis recibió el Premio Nobel de Química 1993 por haber descubierto la técnica más avanzada para estudiar virus: el PCR, iniciales de «Reacción de la Poliomerasa en Cadena».
La PCR es una herramienta para amplificar cualquier cosa por pequeña que sea, incluso el llamado VIH. Incluso una molécula de ADN, si se dispone del equipo necesario para analizarla.
Cuando la técnica del PCR se aplicó por primera vez en 1989 para detectar el llamado VIH, algunos investigadores aseguraron que la afirmación de Duesberg en la cual el VIH era indetectable en los enfermos de SIDA caería por tierra.
Los días 21,22 y 23 de abril de 1994, se celebró en Toledo la 28ª Reunión Internacional de la Sociedad Europea de Investigación Clínica. Reunía a más de 1.000 científicos y estaba patrocinada por las multinacionales farmacéuticas.
En su conferencia, Kary Mullis cambió de tema, y afirmó que no creía que el llamado VIH fuese la causa del SIDA. Muchos asistentes se quedaron horrorizados y algunos otros optaron por marcharse de la sala antes de que terminara su exposición.
Curiosamente, en ninguno de los medios de comunicación escritos del Estado español donde apareció la noticia (ABC, El Mundo, El País, Ya...) apenas revelaron el contenido de sus afirmaciones.
Sí, en cambio, salieron títulos, páginas enteras y largos comentarios criticando o ridiculizando sus declaraciones. Como máximo, 60 palabras de la opinión de Mullis, pero presentadas como si fuesen carentes de todo fundamento.
Posteriormente, un enfermo de SIDA y un portador del mal llamado VIH, supervivientes y disidentes de la teoría oficial hicieron una entrevista a Kary Mullis.
En esta entrevista, Kary Mullis se unía a las voces que afirman que el virus es inofensivo:
«El misterio de este maldito virus ha sido generado por los dos billones al año que se han gastado en él. Se toma cualquier otro virus, se gastan dos billones de dólares y ya puedes crear grandes misterios sobre él».
Resumen hecho con la colaboración de Alfredo Embid Fonfria, Coordinador de la Asociación de Medicinas Complementarias.
Referencias, contactos y bibliografía:
Información general:
Asociación de Medicinas Complementarias (A.M.C.).
Reapprasing AIDS: 4622 Santa Fe St. San Diego. Ca 92109. Tel.: 619-272-3884. Fax: 619-272-1621.
Foundation Alternative AIDS Research (SAAO), PO Box 1447, NL 1200 BK Hilversum, The Netherlands. Tel./Fax.: 035-243084.
Más información sobre los intereses económicos del SIDA:
Bryan J. Ellison: «Inventing the AIDS Epidemic». Contacto: Brian J. Ellison. UC Berkeley, Stanley Hall, Berkeley, California. 94720. Tel.: 510-643-5455.
Slingshot Publications: «Dirty Medicine». Dirección de «Slingshot Publications»: Bm BOX 8314 London WC1N 3XX Inglaterra.
Graham Ross, J. Keith Park & Co., 161 Banks Road, West Birby, Wirral, Merseyside, Liverpool. L483HU, Inglaterra. Tel.: 011-44-051-227-2552.
Jon Rappoport. «AIDS INC. Scandal of the Century». Contacto: Jon Rappoport. 1715 North Fairfax avenue. Los Angeles. California. 90046. Tel.: 213-874-3393.
El Pais, miércoles, 8 de marzo de 1995. «Glaxo será el líder farmacéutico tras adquirir Wellcome».
Más información sobre los tratamientos oficiales:
SCAM: BCM 7000, London WCIN 3XX. Inglaterra.
Más información sobre el testimonio de los superviventes:
Continuum Magazine.
Si puedes leer en inglés te recomendamos la revista Continuum, con actualizada información científica para ayudarnos a cambiar la visión que nos han inculcado sobre el SIDA.
http://www.continuummagazine.org/
http://www.virusmyth.com/aids/continuum/
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