viernes, 19 de diciembre de 2008

EXPERIMENTOS CON TALIDOMIDA EN VIH+

Estados Unidos usó niñas y jóvenes puertorriqueñas VIH-positivo para experimento con la Talidomida
Considerada hace medio siglo como la "droga maldita"
18 de febrero de 2008
Por Marta Villaizán Montalvo


Como sacado de una antigua película de horror, entre 1994 y 2005, el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades del gobierno de los Estados Unidos y la compañía farmacéutica Andrulis realizaron un experimento con la Talidomida en niñas y jóvenes puertorriqueñas con VIH-positivo.
El experimento, en el que también participaron niños y jóvenes varones, se llevó a cabo en el Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico.
Así lo evidencia el protocolo, "Thalidomide for Treatment of Oral and Esophageal Ulcers and HIV Viremia in Patients With HIV Infection", publicado en ClinicalTrials.gov, página oficial del Instituto Nacional de la Salud.
La "droga maldita" que para 1963 había provocado el nacimiento de miles de bebés en todo el mundo con severas malformaciones irreversibles, fue suministrada en Puerto Rico a pacientes en plena edad reproductiva con el propósito de evaluar su efectividad y seguridad en el tratamiento de las aftas orales.
Las aftas, condición común que afecta a la población en general, son úlceras dolorosas que aparecen dentro de la boca o la garganta y ocasionan dificultad para ingerir alimentos.
El experimento con la numeración ACTG 251, buscaba demostrar la utilidad de la Talidomida para este tipo de infección. Para ello, niñas y niños de 13 años en adelante recibieron una dosis diaria de 200mg del infame fármaco durante cuatro semanas.
A pesar de los resultados nefastos del uso de la Talidomida en el pasado, el protocolo ACTG 251 no requería un método de control de embarazo a las niñas y jóvenes participantes.
Según el documento, los pacientes debían ser VIH-positivo y haberse hecho una biopsia que confirmara las úlceras de afta por lo menos dos semanas antes del experimento.

RESULTADO INQUIETANTE
En un artículo publicado en 1997 en el New England Journal of Medicine, los investigadores dieron a conocer los resultados de la primera fase del experimento ACTG 251.
"De las personas que recibieron la Talidomida, el 55% experimentó una reacción completa a las cuatro semanas y el 90% tuvo una mejoría sustancial", indicó el Dr. Jeffrey M. Jacobson, investigador principal. "Este resultado fue comparado con el grupo de placebo que obtuvo un 7% de pacientes curados y un 28% con alguna mejoría", agregó el científico.
Sin embargo, a pesar de los resultados aparentemente prometedores, el experimento también reveló un resultado inquietante: la Talidomida aumenta la carga viral en los pacientes VIH-positivo.
"Los pacientes tratados con el fármaco experimentaron niveles mayores de TNF-alpha, (factor de necrosis del tumor) por encima de los del grupo de placebo", dijeron los científicos. "Por razón de que el aumento en TNF-alpha eleva la producción de VIH y la fuerza de la enfermedad, no se sugiere el uso de la Talidomida en pacientes VIH por períodos largos de tiempo".
Aún así, Jacobson y sus colegas concluyeron en su estudio que la Talidomida es un tratamiento eficaz para la úlceras aftosas recurrentes.

ETICAMENTE CUESTIONABLE
Las personas con VIH pueden vivir durante muchos años sin desarrollar el SIDA. El SIDA es la última etapa de la infección con VIH.
La progresión de la infección del VIH al SIDA tiene un impacto importante en el bienestar físico y psicológico de los pacientes y puede condicionar las futuras opciones de tratamiento de estas personas.
Las pacientes puertorriqueñas con VIH que fueron sometidas a la experimentación con la Talidomida, tuvieron más posibilidad de aumentar la carga viral y progresar al SIDA.
Por otro lado, es totalmente inaceptable que a niñas y jóvenes puertorriqueñas, que según los expertos en su gran mayoría tienen poco o ningún conocimiento sobre sus órganos reproductivos y sobre su sexualidad, se les incluyera en un experimento con un fármaco que produce malformaciones fetales graves.
Si bien Jacobson y el grupo de investigadores mencionan en su artículo que a las niñas se le hicieron pruebas de embarazo, lo cierto es que el protocolo ACTG 251 provisto por el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades, no lo establece como un requisito obligatorio.
A la luz de estos datos, resulta evidente que el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades puso innecesariamente en riesgo a niñas y jóvenes puertorriqueñas con VIH.
A más de cuarenta años de su retiro del mercado, el fantasma de la Talidomida vuelve del pasado de la mano del Gobierno de los Estados Unidos. Esta acción sólo puede ser catalogada como irresponsable y eticamente cuestionable.

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Marta Villaizán Montalvo
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