CUESTIONAR EL VIH/SIDA: Moralmente Censurable o Científicamente Garantizado?
Henry H. Bauer, Ph. D.
Uno espera del discurso científico que sea enfocado desapasionadamente en cuestiones sustantivas. Sin embargo doctores, científicos y otros que cuestionan que el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) cause el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), han sido acusados como equivalente moral de los que niegan el Holocausto; sus empleadores han sido alentados a despedirlos; se han previsto leyes bajo las cuales puedan ser encarecelados; y se les ha pedido a los media que purguen sus archivos de cualquier cosa favorable a tales dudas.
Evidentemente aquellos que llevan a cabo estos ataques están absolutamente convencidos de que el VIH causa SIDA. Eso plantea la pregunta de lo que, con certeza, pueda ser alcanzable en la ciencia, especialmente sobre un tema tan complejo como el SIDA. Además, los atacantes fallan en hacer una necesaria distinción entre plantear cuestiones y animar a la acción. Han presentado cierto número de argumentos defectuosos, incluyendo aquellos acerca de las credenciales o experiencia necesaria para evaluar la evidencia. Objetivamente hablando, ambos, los informes oficiales y la literatura revisada por pares, dan motivo suficiente para dudar de que el VIH sea causa necesaria y suficiente del SIDA y de que los tratamientos antirretrovirales sean inequívocamente beneficiosos.
Introducción
Siguiendo al descubrimiento anunciado en 1984 del virus de inmunodeficiencia humana (VIH), como la probable causa del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), esta hipótesis pronto se convirtió en la teoría predominante (1). Las dudas acerca de la hipótesis fueron ignoradas; por ejemplo, el artículo de Duesberg de 1989 (2) tuvo un nota a pie de página de la editorial prometiendo una respuesta que nunca llegó.
Durante más de dos décadas, los disidentes de la afirmación VIH = SIDA han publicado libros y artículos, y han mantenido su presencia Internet, pero los medios de comunicación más importantes le han prestado poca, si alguna, atención; así, la mayoría de la gente parece no tener conciencia de que hay algunas serias dudas en torno al asunto. El silencio de los media fue interrumpido brevemente en 2000 cuando el Presidente Thabo Mbeki de Sudáfrica convocó a un grupo constituido por partidarios del VIH/SIDA y escépticos del VIH/SIDA para aconsejarle sobre el estado científico del tema. Sin embargo, los medios de comunicación prestaron poca atención a los puntos de vista de los que dudaban en comparación con los partidarios de la Declaración de Durban con sus 5.000 firmas que declaraban: La evidencia de que el SIDA es causado por el VIH-1 o VIH-2 satisface clara, exhaustiva e inequívocamente los más altos estándares de la ciencia… Es funesto que unos cuantos nieguen la evidencia. Esta posición costará innumerables vidas (3).
En marzo de 2006, la revista Harper’s trajo de nuevo de forma prominente las opiniones disidentes a la arena pública a través del artículo “Fuera de Control”, de Celia Farber (4). Esto espoleó furiosas respuestas. Se estableció una página Web (5) diseñada para disipar dudas. Artículos de opinión y artículos no-técnicos, continuaron reiterando que está más allá de toda duda razonable que el VIH causa el SIDA, pero el moderado lenguaje de la Declaración de Durban ha sido reemplazado por denuncias estridentes: El disentimiento público de VIH = SIDA se dice que está a la altura moral de la negación del Holocausto. El New York Times hizo un extraordinariamente venenoso editorial (6) preguntando: “Que pasa con la epidemia de SIDA que está devastando África y que el Presidente Thabo Mbeki simplemente no quiere comprender?” y concluyendo, “A menos que finalmente empiece a escuchar consejos sensatos sobre el SIDA, dejará un legado trágico de ciencia basura y muerte innecesaria”. De modo similar han aparecido críticas a los que dudan en tal variedad de sitios como el Globe & Mail de Canadá (7), PLoSMedicine (8), Skeptical Inquieir (9) y el Times de Londres (10).
Ataques personales a los escépticos
Está ampliamente, quizás universalmente reconocido que las discusiones sobre la materia sustantiva se llevan propiamente con contención, y que los ataques personales sobre los que mantienen otras opiniones, no son solamente desagradables, sino que tampoco vienen al caso, puesto que no sirven para clarificar el asunto que se está discutiendo. No obstante, los ataques a personas han sido una característica primordial de las afirmaciones VIH = SIDA.
Mark Wainberg, director del McGill University AIDS Center, ha etiquetado como “irresponsables” a los periodistas que informan sobre científicos que no comparten la certeza de Wainberg de que el VIH causa SIDA” (11). Ha dicho que aquellos que cuestionan la teoría deberían ser encarcelados con cargos de peligro público (12-13). Junto con John P. Moore, Wainberg buscó el despido de un miembro eventual de la facultad, que publicó un libro negando que el VIH cause el SIDA (7). Wainberg, Moore y otros, han urgido a una segunda universidad a prohibir el contacto con estudiantes a un investigador que ha ofrecido evidencias contra una conexión VIH-SIDA, de acuerdo con e-mails aportados por el investigador en cuestión. En 2004 se mostró un documental, en Gran Bretaña (14), sobre ensayos clínicos de drogas VIH con huérfanos como sujetos de los mismos en New York City, y por parte de un grupo que incluía a Moore, Wainberg y otros “activistas del VIH/SIDA” por el estilo se envió una carta demandado la retirada de ese programa (15).
Moore es un investigador del Weill Cornell Medical School. Además de estas acciones conjuntas con Wainberg, ayudó a organizar la página web AIDStruth. Los lectores de este artículo están invitados a tomar ítems de muestra en esa website y advertir la carencia de discusión sustantiva y la preponderancia de ataques ad hominen contra los llamados “negacionistas del VIH”.
Comentando el artículo de Celia Farber en Harper’s, Moore junto con Robert Gallo y varios otros activistas escribieron (16):
“La deshonestidad intelectual es la norma de Farber y otros negacionistas incluyendo a David Rasnick, Peter Duesberg, Kary Mullis y Harvey Bialy…
Lo mismo que la negación del holocausto (sic), la negación del SIDA es un insulto a la memoria de aquellos que han muerto de SIDA, así como a la dignidad de sus familias, amigos y supervivientes. Como con la negación del Holocausto, la negación del SIDA es pseudocientífica y se contradice con un inmenso cuerpo de investigación.
Pero en contraste con la negación del Holocausto, la negación del SIDA amenaza vidas hoy, intentando engañar a los ignorantes en riesgo de VIH para que no se hagan la prueba del virus o no practiquen sexo seguro. También intenta engañar a aquellos que necesitan antirretrovirales para que no los tomen…
Faber apunta que Mullis descubrió la PCR y es un premio Nobel. Lo que no menciona es que tiene cantidad de creencias raras. No cree en el calentamiento global, pero cree que pudo haber sido abducido por extraterrestres y es partidario de la astrología.
Edwin Cameron, un juez de Sudáfrica, dedicó varias páginas de sus memorias para defender la equiparación de los negacionistas del VIH/SIDA con los del Holocausto, concluyendo finalmente que “Comparé a los negacionistas del Holocausto y a los negacionistas del SIDA porque creía que la comparación entre ellos era válida y cierta. E iluminadora e importante. Y todavía lo creo” (17).
Estar en lo cierto
Los partidarios del VIH = SIDA insisten en que el consenso de la corriente dominante es tan aplastante que los disidentes deben de estar equivocados. La Historia de la Ciencia no es amable con este argumento. Según ha avanzado la comprensión científica, más pronto o más tarde, las opiniones más firmemente mantenidas por la corriente dominante han sido modificadas, a menudo realmente dadas completamente la vuelta. Cerca de finales del siglo XIX había el consenso de que los más importantes descubrimientos ya habían sido hechos, justo antes de que la Segunda Revolución Científica encendiera en sus cabezas las firmemente mantenidas creencias acerca de los átomos y mucho más. La ciencia médica creyó firmemente que la esquizofrenia podía ser curada infectando al paciente con malaria (Premio Nobel, 1927) o cortando pedacitos de su cerebro (Premio Nobel, 1949), antes de asentarse –por el momento?- en las drogas. Enfermedades como el mal de las vacas locas que se creía que era causado por lentivirus (Premio Nobel, 1976), hasta que la firme creencia llegó a ser que no está causado por virus sino por priones (Premio Nobel, 1977). Las apropiadas, históricamente informadas, cuestiones a preguntar son: Qué probabilidades hay de que la teoría VIH/SIDA sea modificada significativamente en algún tiempo futuro? Qué es lo que probablemente estimule su modificación? Cuando es probable que suceda esto?
Estas cuestiones solamente podían ser tratadas adecuadamente por el procedimiento normal en ciencia, con intercambios sustantivos sobre las evidencias por parte de gente con opiniones e ideas dispares. Como ya apunté, los defensores de la corriente de consenso dominante, desde el mismo principio, han declinado directamente, de hecho han rechazado específicamente, la participación en discusiones sustantivas (18).
Nosostros no:
Participaremos en ningún debate público o privado con los negacionistas del SIDA o responderemos a preguntas de periodistas que apoyen abiertamente las causas negacionistas. Las razones son:
El debate ha sido zanjado: El VIH causa SIDA…
La información que prueba lo anterior ya está en la literatura científica revisada por pares…
Nuestro tiempo está mejor gastado dirigiendo la investigación en VIH/SIDA y/o educando al público en general…
El punto 1 subraya cuán extremos son estos dogmáticos. Según el punto 2, los disidentes siguen preguntando –hasta el momento sin resultados- por las citas de la literatura específica de publicaciones que supuestamente prueban que el VIH causa SIDA. Respecto al punto 4, estos activistas están gastando una desmesurada cantidad de tiempo tratando desacreditar a los escépticos. Además es ridículo describir una propaganda que presenta una opinión fija como “educando al público en general”. Y es especialmente inapropiado viniendo de gente conectada con las universidades: el verdadero propósito de la educación es estimular a la gente para que piensen por sí mismos, lo opuesto a adoctrinarlos en una firme creencia.
Ya que los dogmáticos han comparado varias veces a los que dudan del VIH/SIDA con los que niegan el Holocausto, parece pertinente recordar las palabras de Jacob Bronowski acerca de “Conocimiento y Certeza” en relación al Holocausto (19). Según Bronowsky se agacha al lado de una charca, en Auschwitz, saca un puñado de cenizas y musas:
En este estanque fueron tiradas las cenizas de unos cuatro millones de personas. Y eso no fue hecho por el gas. Fue hecho por la arrogancia. Fue hecho por el dogma. Fue hecho por la ignorancia. Cuando la gente cree que tienen el conocimiento absoluto, en realidad sin pruebas, así es como se comportan. Esto es lo que hacen los hombres cuando aspiran al conocimiento de los dioses.
Para tener la inequívoca certeza de que el VIH causa SIDA, todos los pacientes de SIDA tendrían que ser VIH positivos. Realmente, la Declaración de Durban hace de eso la primera de sus afirmaciones: “Los pacientes con síndrome de inmunodeficiencia adquirida, independientemente de donde vivan, están infectados con VIH” (3). Pero esta afirmación es demostrablemente falsa.
Primero: El Sarcoma de Kaposi (KS), con sus manchas moradas en la piel, fue un icono del SIDA a inicios de los años ochenta, afectando a unas 4.000 personas en 1986, más del 10% de todos los pacientes diagnosticados de SIDA. Sin embargo muchos pacientes de KS son VIH-negativo (30), y durante unos 15 años se ha creído que el KS no es causado por el VIH sino por el virus humano herpes 8: “Todos los tipos de Sarcoma de Kaposi son debido a infección con el virus humano herpes 8 (HHV-8), que se transmite sexualmente o vía sangre o saliva”.(21)
Segundo: A inicios de los noventa, se habían acumulado muchos informes de pacientes clínicamente diagnosticados de SIDA que eran VIH-negativo. Estos casos fueron echados a un lado por prestidigitación de las evidencias a través de la invención de una enfermedad de nueva marca: “Linfocitopenia Idiopática de las Células T-CD4” (ICL)”(22-24) –inmunodeficiencia patogénica de causa desconocida, que es precisamente lo mismo que la definición de SIDA durante los años anteriores al anuncio del descubrimiento del VIH.
Fíjense también que numerosas personas VIH-positivo han permanecido sanos por encima de dos décadas, en tanto se abstienen del tratamiento. Muchos se han organizado en grupos de apoyo, por ejemplo, Alive & Well en Los Ángeles y grupos HEAL en varios países. La corriente dominante reconoce que hay un número desconocido –pero, con seguridad, miles- de personas VIH-positivo que no enferman, los llamados “no-progresores a largo plazo” o “controladores de élite” (elite controllers)”(25,26).
Argumentos defectuosos y cacharros de cocina
Conocimiento y acción
Plantear cuestiones acerca del VIH/SIDA está equiparado con tratar de disuadir a la gente de practicar sexo seguro. Eso es un hombre de paja. Quizás se puedan encontrar uno o dos escépticos que han recomendado sexo sin protección, pero no hay casos que vengan fácilmente a la mente, y está lejos de la regla general. Los escépticos difieren en muchos detalles, estando de acuerdo solamente en la afirmación central de que nunca ha sido probado que el VIH sea la causa del SIDA. Eso es una reivindicación de hechos, no un consejo de lo que los seres humanos deberían hacer o no.
Culpable por Asociación de Creencias
Los comentarios en torno a las “curiosas” creencias de Mullis no son solamente ad hominem, sino que carecen de cualquier base empírica o lógica. Implican que una persona cuyas opiniones sobre un tema son generalmente consideradas como “curiosas”, tendrá, por lo tanto, igualmente opiniones “curiosas” sobre todas las otras materias. Bajo ese criterio, uno rechazaría las leyes de la mecánica de Isaac Newton porque Newton gastó la mayor parte de su tiempo y energía en estudios de alquimia y en exégesis bíblicas.
Causar daño
Los que tan apasionadamente defienden la teoría VIH/SIDA, buscan justificar sus tácticas inciviles apelando a la a menudo citada y generalmente acordada excepción a la libertad de expresión, que no se extiende hasta gritar “¡Fuego!” en un teatro abarrotado –quizás pasando por alto que el castigo por hacer eso viene a través de los tribunales y no a través de la difamación. Los atacantes argumentan que ya que la infección por VIH es un precursor invariable del SIDA mortal, es un peligro para la salud pública extender dudas, y de ese modo animar a alguna gente VIH-positivo a eludir el tratamiento. Pero, de nuevo, esto exhibe certeza personal absoluta, no la fuerza objetiva de la evidencia.
Estos vigilantes de la teoría VIH/SIDA también se encuentran ellos mismos en casas de cristal, cuando mantienen el discurso acerca del daño potencial, si los legos aceptan las opiniones de los que dudan. Con el tratamiento antirretroviral están asociados riesgos tangibles. La “Hoja Informativa VIH/SIDA” oficial, establece que “el uso de la terapia antirretroviral está ahora asociado con una serie de graves efectos laterales y complicaciones a largo plazo, que pueden tener un impacto negativo en las tasas de mortalidad. En esta población de pacientes están siendo observadas más muertes que ocurren por fallo hepático, enfermedad renal y complicaciones cardiovasculares”. El estudio más grande publicado hasta 2006 informó que, entre los pacientes tratados con antirretrovirales, los casos de SIDA se producen antes (28), hubo realmente “un impacto negativo sobre las tasas de mortalidad”: las tasas de muerte se incrementaron de hecho (29).
Los panfletos de los fabricantes de drogas antirretrovirales listan tales efectos laterales como “nauseas, vómitos, diarrea, respiración rápida y profunda, calambres estomacales, mialgia y parestesia”; “acidosis láctica y hepatomegalia severa con esteatosis, incluyendo casos mortales”; “toxicidad mitocondrial”; “debilidad muscular de ascenso rápido”; “pancreatitis”; “neuropatía periférica”. El artículo de Farber (4) se centra en una muerte causada por un medicamento al ser testada en prevención de transmisión del VIH de madre a hijo. El documental de la BBC (14) describe como niños huérfanos fueron sujeto de pruebas de substancias antirretrovirales cuyos efectos laterales pueden ser tan penosos que muchos niños se negaron tomar los medicamentos; pero fueron obligados a hacerlo, algunas veces por medio de un tubo que les había sido colocado en el estómago con ese propósito.
Objetivamente hablando, cualquier anuncio de daño potencial debería estar basado en un análisis de riesgo, comparando las probabilidades –seguidamente a la identificación como VIH-positivo- de llegar a enfermar, y enfermar en qué grado, con la probabilidad de daño, y cuánto daño, del tratamiento antirretroviral. El directorio oficial para el tratamiento (30) explica con detalle los riesgos de retrasar el tratamiento como sigue:
Posibilidad de que el daño al sistema inmune, que de otra manera puede ser salvado por terapias más tempranas, sea irreversible;
Incremento de las posibilidades de progresión a SIDA; y
Incremento del riesgo de transmisión del VIH a otros durante un período sin tratamiento más largo.
Los beneficios de retrasar el tratamiento se exponen como sigue:
Evitar los efectos negativos relacionados con el tratamiento sobre la calidad de vida y con la toxicidad relacionada con la droga.
Preservación de las opciones de tratamiento;
Aplazar el desarrollo de resistencia a las drogas si hay supresión viral incompleta.
Más tiempo para que el paciente tenga una mejor comprensión de las exigencias del tratamiento;
Disminución del tiempo total con medicación con reducidas oportunidades de cansancio del tratamiento;
Y más tiempo para el desarrollo de más potentes, menos tóxicas y mejor estudiadas combinaciones de antirretrovirales.
Sin embargo, no se aportan estadísticas, ni orientaciones cuantitativas para decidir
cuándo los beneficios podrían pesar más que los riesgos, o viceversa. Bajo esas circunstancias, retrasar el tratamiento bien podría parecer la opción más prudente.
Experiencia pertinente
Los escépticos son a menudo acusados de no estar cualificados para tener una opinión sobre la materia, porque no han participado, ellos mismos, en la investigación VIH/SIDA. Así Moore, Robert Gallo, y varios otros activistas escriben, “Duesberg casi no tiene historial de investigación publicada relacionada con el SIDA en revistas creíbles, revisadas por pares” (16), y la misma puntualización es hecha por otros (8-9). Pero es una completa falacia asegurar que uno necesita haber hecho investigación personalmente para comprenderla y construir sobre ella: Einstein, por ejemplo, recibió el Premio Nobel por su interpretación del trabajo que otros habían hecho sobre el efecto fotoeléctrico y el movimiento Browniano.
Aún así, es plausible que los detalles técnicos de la retrovirología y la biología molecular y demás, son más fácilmente comprendidos por gente con credenciales en esos campos. La cosa a destacar a aquí es que las credenciales de los escépticos del VIH/SIDA son, por lo menos, de tanta relevancia como las de los creyentes en el VIH/SIDA. De alrededor de 2.500 publicaciones listadas por los “Repensadores del SIDA”(31) cerca de 300 tienen credenciales científicas apropiadas y aproximadamente otras 500 tienen la licenciatura de medicina. Entre los disidentes más prominentes, Las credenciales de Peter Duesberg en biología molecular y retrovirología son incuestionables. Kary Mullis recibió el Premio Nobel por inventar la técnica de amplificación del ADN, aplicada universalmente en estudios de ADN. El arriba calumniado David Rasnick es un bioquímico que ha trabado sobre los inhibidores de la proteasa, uno de los componentes del “cocktail” de antirretrovirales. Harvey Bialy fue editor de Nature Biotechnology. Por el contrario, una considerable proporción de los más estridentes partidarios del VIH/SIDA carecen de credenciales científicas relevantes y podían ser descritos mejor como fans que como expertos VIH/SIDA. Así la página web AIDStruth lista en torno a una docena de personas de los que solamente media docena tienen el título de “Dr.”, y de éstas no todas presentan títulos en medicina o ciencia biológica (32).
Consiguiendo personal
Un indudable efecto lateral de atacar a los escépticos del VIH/SIDA es que la gente que no estaba concienciada previamente de la existencia de opiniones disidentes acerca del VIH/SIDA, ha venido a darse cuenta de que las dudas han aumentado; así incluso un autodenominado “science-blogger”, nunca había oído de la disidencia del VIH/SIDA antes de acceder al artículo (8) de Smith/Novella en PLoS Medicine.
Estos ataques no son únicamente contraproducentes por esa razón, también probablemente lo son por atraer simpatía hacia la causa disidente de gente no involucrada en el problema VIH/SIDA, pero que reconocen la importancia de la libertad de expresión y, en el terreno particular de la ciencia, si el conocimiento científico está para progresar sólidamente, la necesidad de discusiones abiertas y escepticismo. Además, incluso creyentes del VIH/SIDA deploran estos ataques personales.
Hay razonables dudas científicas?
Obviamente, cuando hay ataques personales más que argumentos sustantivos, se plantean varias cuestiones: Por qué no citar solamente los artículos científicos específicos que contienen las pruebas? Eso seguramente sería menos oneroso emocionalmente y, con certeza, consumiría menos tiempo que buscar formas de difamación. Por que la furia? Por que hacer ataques personales contra gente, a menudo con credenciales respetables y sustancialmente experta, que mayoritariamente no son conocidos por los atacantes y por lo tanto no han sido, de ninguna forma, personalmente ofensivos con ellos? Los escépticos sólo están en desacuerdo en la interpretación de problemas de la ciencia médica.
La deducción parece clara: Los ataques personales se hacen porque los que dudan plantean temas para los que la teoría del VIH/SIDA no tiene contestación. Aquí están algunas de esas cuestiones:
Como causa el VIH la pérdida de células CD4?
Ahora se reconoce que el VIH no mata las células CD4 directamente, sino por medio de algún tipo de mecanismo “transeúnte” cuya naturaleza real continúa sin ser descubierta.
Por que hay epidemia?
Las epidemias crecen cuando cada persona infectada infecta a un promedio de más de una persona en un corto espacio de tiempo. Sin embargo, estudios de transmisión de la condición VIH-positivo han hallado muy baja probabilidad, del orden de 1 por 1.000 actos de relaciones sexuales sin protección (35 pp 44-45). Como puede esto conducir a una epidemia?
La gonorrea y la sífilis tienen probabilidades de transmisión cientos de veces más grandes, sin embargo no han producido epidemias de la escala atribuida al VIH. Gisselquist y col. han demostrado en numerosos artículos (36-39) que la transmisión sexual no puede explicar la supuesta extensión de la epidemia de SIDA en África y Asia.
Por que los tratamientos antirretrovirales no mejoran la salud de los pacientes?
El más grande y reciente estudio publicado encontró que el altamente activo tratamiento antirretroviral estándar (HAART) debería, a juzgar por medidas de laboratorio de los conteos de CD4 y carga viral, evitar la inmunodeficiencia. Aunque, como señalo más arriba, la gente tratada con HAART tiende a tener un comienzo más temprano de casos tipo-SIDA (38), y “una reducción en la media de tiempo para SIDA” de solamente dos meses después de empezar la terapia, así como “un incremento significativo de SIDA/muertes relacionadas con SIDA “(29).
Sólo unos años después de la introducción del tratamiento “cocktail” o HAART, a pesar del incremento en conteos de CD4 y baja carga viral, se ha visto en un número bastante importante de pacientes pedir una explicación por carencia de mejoría clínica. Más que cuestionar la conexión VIH = SIDA, los investigadores inventaron un nuevo, altamente inverosímil fenómeno, la “enfermedad de la inmunorrestauración”, en la que, por alguna extraña e inespecífica razón, la resucitación de la función inmune supuestamente empeora los resultados clínicos en ciertos casos (40-41).
Por que no hay vacuna?
No existe vacuna contra el VIH a pesar de las continuas expresiones de esperanzas de la vacuna prometida inicialmente, en un par de años, en 1984. Después de más de veinte años de esfuerzo, no hay ni acuerdo sobre las propiedades biológicas que tendría una vacuna efectiva. Nadie ha identificado que es lo que hace que esté sana la gente VIH-positivo sana (42).
Por que las estadísticas son tan poco fiables?
Una razón significativa para dudar es el hecho de que las estimaciones oficiales de números y tasas de VIH y SIDA no son para confiar en ellas. James Chin, epidemiólogo por California y más tarde de la Organización Mundial de la Salud, ha descrito las cifras de UNAIDS como correctas políticamente pero no esencialmente (43). Nuevos informes en la segunda mitad de 2007 lo confirmaron, según las estimaciones de infección por VIH en India se redujeron de 5.7 a 2.5 millones”. Un ensayo crítico en el International Journal of STD and AIDS reconoce “importantes defectos de la epidemiología del VIH durante el primer cuarto de siglo de su existencia” (45).
Motivos para negar que el VIH causa SIDA
Más allá de razones para dudar, hay motivos reales para negar absolutamente que el VIH causa SIDA.
El KS fue un claro icono del SIDA en la década de 1980, aunque (como apunté anteriormente) se da en pacientes diagnosticados clínicamente de padecer SIDA, pero que son VIH-negativo.
De nuevo, como mencioné más arriba, el SIDA VIH-negativo ha sido explicado, con excusas, como una enfermedad separada, ICL (linfocitopenia idiopática).
Dos décadas de datos de los tests VIH en USA demuestran que los tests VIH-positivo no correlacionan con el SIDA geográfica ni cronológicamente, ni en su impacto relativo sobre hombres y mujeres, ni en su impacto relativo sobre americanos negros y blancos (35 cpt 9). Si dos cosas no correlacionan, una no es la causa de la otra.
Conclusiones
Quedan muchas razones para dudar de la hipótesis VIH = SIDA, e incluso para negarla absolutamente. La verdad respecto a la causa del SIDA solamente será establecida a través de la discusión científica, no marginando o suprimiendo la disensión. Además, las dudas planteadas aquí indican la necesidad de una investigación adicional que explore las hipótesis alternativas.
Henry H. Bauer, Ph.D. es profesor emérito del departamento de química y estudios de ciencia y decano emérito de Artes & Ciencias en la Virginia Polytechnic Institute & State University (Virginia Tech), 1306 Highland Circle, Blacksburg, Va. 24060-5623. E-mail: hhbauer@vt.edu
Agradecimientos: Estoy agradecido por los útiles comentarios de Darin Brown, Michael Ellner, Neville Hodgkinson, Claus Jensen, y Anthony Liversidge.
Potenciales Conflictos de Intereses: Soy el autor del citado libro, Orígenes, Persistencia y Defectos de la teoría VIH/SIDA, que asegura demostrar que el VIH no es la causa del SIDA.
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