martes, 28 de febrero de 2012

HIV, fin de una alucinación colectiva fabricada

de Lorenzo Acerra (*)   

Aislar retrovirus y encontrar para ellos una posible patología estaba de moda en los años 70/80. Se pensaba que ningún tejido podía realizar la transcripción inversa de la información genética, es decir, del ARN al ADN, y cuando se detectaba esta actividad de transcripción no se atribuía al organismo, sino a un huésped, en definitiva se hablaba de una especie de contaminación viral (“virus con transcripción inversa” --> “retrovirus”). 

Pero esto se demostró un error y se verificó hacia mediados de los años ‘80 que la transcripción inversa es una actividad de toda la materia viva (Fabio Franchi, 1997). La confirmación definitiva llegó en 2001 con los resultados del Proyecto para el mapa del genoma humano. Al producirse de modo natural la actividad de transcripción inversa por los mismos tejidos, queda invalidado el mismo concepto de "retrovirus".
Todas las 200 pruebas para identificar retrovirus en realidad se refieren a la capacidad de transcripción inversa de los tejidos humanos. Unos tendrán de un tipo y otros de otro tipo.   

Dejando de lado el VIH, nunca ha sido posible relacionar ninguna enfermedad con los retrovirus. ¿Y con el VIH? Necesitamos dar un paso atrás para demostrar que tampoco con el VIH encontramos un leitmotiv patológico. El AZT fue la droga que mató prácticamente a todo el mundo. ¿Recordáis a Magic Johnson y a Freddy Mercury diagnosticados VIH positivos respectivamente en 1987 y 1988? Magic Johnson se negó a tomar algo tan tóxico como el AZT y todavía está con nosotros. Las personas con VIH que tomaron el AZT, terminaron desarrollando el síndrome de AZT, indistinguible del SIDA. 

En los años 70 el esfuerzo de muchos grupos de investigación se enfocó en correlacionar la actividad anormal de las células, de las que no se sabía nada (transcripción inversa) con el cáncer. Cuando Nixon declaró la guerra contra el cáncer en 1971, se refería exactamente al hecho de que los grandes fondos estaban destinados a relacionar los diferentes tipos de transcripción inversa con distintos tipos de cáncer! 

Las cosas funcionaban de esta manera: cada vez que se detectaba actividad de transcripción inversa se creía que los retrovirus estaban presentes. Pero esto ya no es así, según los datos obtenidos del proyecto del genoma humano en 2001. Y, de hecho, esta investigación del cáncer no aportó ningún resultado de utilidad.  
Después de diez años de fracasos, se cambió de rumbo. En ese momento histórico, con grandes sumas de dinero que no habían dado todavía ningún resultado, la conversión de todas las estructuras, de los departamentos y de las inversiones a la inmensa mentira de la investigación del SIDA fue casi obligada!
En ese momento histórico estaba claro para todos los participantes que formular cualquier hipótesis de un papel de los retrovirus en las enfermedades humanas recibiría el apoyo por parte del sistema con toda su fuerza política y económica! 
Se indagaría en categorías en las que se pudieran encontrar fácilmente personas muy enfermas para atribuirles una epidemia de un hipotético retrovirus asesino. 
Gallo demostró que al menos podríamos atribuir a un test de fragmentos de VIH la enfermedad de los drogadictos.   

28 años más tarde se habla cada vez menos del VIH, Gallo no recibió el Premio Nobel porque las pruebas que había patentado habían sido manipuladas. En África sirve el aislamiento de una sola banda para definir la positividad, en Australia cuatro, en Europa tres! Un tejido repleto de retrovirus es la placenta. Gallo pudo aislar actividad retroviral sólo cuando añadió tejidos placentarios a sus cultivos de muestras de sangre de las personas. 
Los últimos acontecimientos muestran ahora de manera inequívoca que la transición de ARN a ADN no es una aberración, sino que es lo que podría explicar la complejidad humana. El ADN sería entonces una especie de biblioteca en la que el ARN va a buscar la información que necesita para gobernar la célula.

Todo el grupo al que pertenece el VIH, los retrovirus, no tiene nada patológico y no es un grupo de virus. Se consideró así hasta principios de los ochenta. El virólogo Stefan Lanka resumió la cuestión fue muy bien en 1998: "... en el estudio de la biología evolutiva, me encontré con que cada uno de nuestros genomas, y los de las mayoría de las plantas y de los animales, es el producto de la transcripción inversa: ARN que se transcribe en ADN. Todo el grupo de virus al que pertenece el VIH, los retrovirus, de hecho, no existe en absoluto. "   

El colapso del estado de salud es debido entonces a la toxicidad de los medicamentos anti-retrovirales. Pero qué es lo que ha causado la enfermedad? Hay una causa orgánica, por ejemplo el colapso de un sistema enzimático?  
En 1995, O'Brien, del Instituto Nacional del Cáncer de EEUU estimaba, en la población general, una incidencia de 0,6% de una severa reducción de las células CD4 en las personas VIH negativas. Según estos datos, en los Estados Unidos, con una población total de 250 millones, hay dos millones de personas (0,6%) inmunodeficientes pero VIH negativas, mientras que otros millones de estadounidenses (0,3%) son VIH positivos. 
Si se van a examinar los posibles defectos moleculares que están en la base de este síndrome de inmunodeficiencia adquirida NON VIH, se encuentran deficiencias enzimáticas. La deficiencia de la enzima adenosina-deaminasa es el factor etiológico más generalizado de Lymphocitopenia idiopática de los CD4, aún si la escasa difusión de conocimientos y técnicas de diagnóstico a menudo impide su identificación (otras deficiencias enzimáticas que son conocidas para determinar una condición de bajos CD4 se cargan a los enzimas PNP, purina nucleósido fosforilasa, y ATPasa, adenosina trifosfato).  Estas informaciones son demasiado técnicas, pero son necesarias para cerrar el círculo. 

Veamos un ejemplo: "Mujer de 39 años, madre de una niña de 13 años de edad, había sido hospitalizado por una neumonía 8 veces el año pasado. Durante la infancia sufrió de infecciones del oído, infecciones respiratorias recurrentes, hepatitis, erupciones, diarrea, frecuentes convulsiones febriles. El deterioro sustancial comenzó después de los 28 años de edad, con linfopenia, hepatitis y infección pulmonar crónica (una tomografía computada reveló bronquiectasias), IgE total a 1789 UI / ml, CD4 a 190/ul. Un resultado negativo de la prueba del VIH permite dirigir la investigación hacia otras causas, en particular, la deficiencia enzimática de la adenosina deaminasa, una causa conocida de disminución de linfocitos CD4" [Ozsahin 1997]. 

El tema está que quema: la ciencia como rehén, las personas como conejos de Indias, esta es la manera de inventar el monstruo del VIH. Hablamos de una alucinación colectiva dirigida. Es un deber no ignorar que hay personas desafortunadas que son tratados como los conejillos de Indias. La situación está muy bien fotografiada en el documental: "La ciencia de pánico", realizado en 2011 (http://www.lacienciadelpanico.tk/).   

 (*) Lorenzo Acerra, nacido en 1971, diplomado en química, fundador de la Asociación Defensa de los Empastes en Mercurio (ADOM: Difesa dalle Otturazioni di Mercurio, Salerno), relator sobre los materiales odontológicos para la Sociedad Italiana de Medicina Funciónal, autor de los libros: VACCINAZIONI, ISTRUZIONI PER L'USO (Ed. Giunti 2002); MAGNESIO  (Macro Edizioni 2006); DENTI TOSSICI (Macro Edizioni 2007).      

jueves, 9 de febrero de 2012

Articulo sobre el SIDA en la revista italiana Anatomy and Embryology

Según este artículo publicado en la revista Nature es indiscutible que los editores de la revista italiana Anatomy and Embryology (IJAE) están sufriendo una enorme presión, después de haber tenido la valentía de publicar un documento en el que el Dr. Peter Duesberg y otros autores reconsideran el SIDA. 
Sin embargo, es lamentable que la periodista que firma el arículo no considerase oportuno cometar nada sobre el Dr. Duesberg. Tampoco hizo comentario alguno sobre el resto de autores que firman el documento en cuestión. O sobre algún tema en particular vinculado con este documento. La editorial tampoco publicó el artículo dejando así a sus lectores sin la posibilidad de evaluar por si mismos las observaciones que se le adjudican. 
Probablemente la periodista cumpliendo ordenes de los editores olvidó por completo enviar el documento al organismo de las Naciones Unidas para que utilizado las polémicas y rigurosas fuentes ortodoxas que en el se citan valorase realmente qué es lo que está enfermando a África. 
Está visto que resulta complicado saber si estamos leyendo Nature o el Financial Times.